Capítulo 2.

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Siete de la mañana y no sabía si levantarse de la cama, alistarse para el colegio o quedarse a dormir porque estaba agotado mentalmente de tanto estudiar cinco días a la semana. La vida de un casi graduado de secundaria era difícil, muy difícil, diría Park JiMin.

Aunque en realidad no era el colegio, era la presión sobre el futuro en la universidad, que estudiaría y como haría para mantener una buena nota, porque claramente eso sería aún más difícil de lo que ya era ahora. Y para rematarla, no quería ir porque tendría que hablar con JungKook, el chico que le pidió ser novios, vaya cosa.

Sintiendo los músculos destensarse al estirar las piernas y retirar las cobijas de su cuerpo, se levantó lentamente, preparándose para cualquier cosa que sucediera aquel seis de Abril. Estaba nublado, así que se vistió abrigado y salió de casa. Nadie lo despidió, era hijo único de padres separados, su papá salía muy temprano al trabajo y su mamá vivía en otro lado, no sabía que estaba haciendo, pero muy probablemente también en el trabajo. Ambos ya estaban ahorrando, la carrera de medicina no era barata. 

Yoongi se había ido con sus abuelos por la noche, así que simplemente tuvo que resignarse a tener una mañana solitaria hasta llegar al colegio.

Suspiró entrando por las puertas grandes de la escuela, entrego su carnet de estudiante al supervisor de secundaria, que solo le señalo con la cabeza a que siguiera su camino. Sinceramente no quería hacerlo, pero lo hizo, sin saber que esa mañana sería más ajetreada de lo que esperaba.

Para empezar, la escuela tenía un evento de juegos deportivos, para fomentar la vida saludable. Él no lo sabía o quizás sí, pero se le olvidó. JungKook era capitán del equipo de fútbol así que solo habían cruzado un par de miradas, sin hablar en ningún momento, mientras JiMin huía del profesor que lo quería poner como jugador de vóley. No le gustaba ningún deporte y no por flojera, si no por su amistad con el piso.

- Park JiMin, detente en éste instante - El mencionado maldijo, deteniendo su paso a la par que el adulto se ponía a su delante - Tienes que jugar algo, hijo, si no lo haces tendré que poner cero en todo el bimestre.

¿Qué? ¿Acaso escuchó mal? ¿Dijo bimestre?

- N-no, no tome medidas tan drásticas - Habló intranquilo, no podía perder su puntaje perfecto, ni siquiera por ser educación física - Jugaré, pero no vóley, ya sabe lo que pasó la última vez. ¿Hay libre en carreras?

- Claro, justo me faltaba un estudiante de tú sección.

Ah, sí, porque competían por grados y secciones. Los de tercero no podían jugar con los de quinto y así sucesivamente. Los juegos eran entre quinto A compitiendo contra quinto B o C, dependía de los tutores.

El profesor lo anotó en su ficha y le dijo que estuviera atento a los llamados, antes de irse. Solo sonrió nervioso, viendo el partido de fútbol continuar. Estaban ganando, JungKook lo hacía bien.

Para cuando esté terminó y quiso acercarse a un azabache sudado, alguien más se le adelanto, dejándolo quieto en su lugar. Ella era Hyuna, una buena conocida de otro salón, la chica que siempre parecía estar enamorada de su mayor.

Mierda.

Jeon la recibió con los brazos abiertos, sonriendo alegremente y cargándola por que habían literalmente barrido con los del salón de la peli roja, pero a ella no le importaba, estaba tan feliz entre los brazos de él. Una tierna escena de ver, tan tierna que JiMin quiso vomitar.

TaeHyung podía notar esa mirada que llevaba en su rostro, incluso notó como sus puños se cerraban fuertemente, estaba ¿Furioso? ¿Celoso? No lo sabía. Solo lo vio caminar ante el llamado de su nombre en las pistas de atletismo y el cómo se estiraba en fuerte movimientos. Estaba más que sorprendido, porque cuando silbato sonó iniciando la carrera, Park se puso en delantera y fue inevitable su triunfo. Eso no era... El castaño odiaba correr.

Su primo, quién llegó a su lado, también tenía una mirada sorprendida, demostrando orgullo a la vez. Antes de caminar hasta el más pequeño, esté corrió en dirección a JungKook y le plantó un beso. Uno totalmente diferente al del día anterior, era necesitado y de alguna manera no pudo detenerlo, por más de estar frente a la mayoría del colegio, incluyendo profesores.

- Sí, sí quiero - Dijo separándose.

- ¿Eh?

- Sí quiero ser tú novio, Jeon JungKook.

Y otra vez se besaron, siendo separados al escuchar como alguien tosía falsamente a su alrededor.

Un profesor, el viejo de ciencias sociales.

- Todo muy lindo, pero les recuerdo que siguen en la escuela - Murmuró con cansancio - No diré nada por hoy, solo váyanse a festejar sus logros.

Ambos asintieron, caminando de la mano hasta la cafetería, dónde varías personas que ya habían jugado estaban descansando o siendo felicitadas. JiMin se separó de él, sentía una molestia en el pecho que no lo estaba dejando tranquilo.

Nunca pensó que podría ser celoso, inseguro sí, pero ahora imagínate las dos atacándote dé repente, sin motivo aparente. Era una tortura.

- Bebé - Le llamo, JungKook. Algo andaba mal, él lo sabía - ¿Qué te pasa? - Preguntó alcanzándolo - Te siento raro, pensé que vendrías a felicitarme luego de ganar el partido de fútbol, no lo hiciste y luego me enteré por mis amigos que estabas a nada de competir tú, pero tienes esa mirada que causa escalofríos, ¿Acaso no estás feliz? ¿Ni siquiera por nosotros?

Oh, Dios, no pongas tú carita de cachorrito abandonado que quiero abrazarte. Pensó el castaño.

- No es eso, es solo que - Suspiró sintiéndose tonto - Te vi muy bien acompañado de Hyuna, no quise interrumpir y... Olvídalo es una tontería.

El azabache sonrió de lado, eso no lo esperaba.

- ¿Estás celoso? - Se rio fuertemente al ver el sonrojo de su ahora pareja - Oh, Park JiMin, no tienes por qué estarlo. Yo te quiero a ti, eres mi novio y ella una amiga más, no pasa nada. Confía en mí.

JiMin quiso decirle que se había llenado de inseguridades, porque Hyuna parecía ser amable y linda, todo lo que un chico podía esperar para una pareja perfecta y él era torpe, lindo, pero torpe. Que vio las miradas que se dieron, más no dijo nada, porque creía en JungKook y no la iba a cagar cuando recién estaban iniciando una relación, no por unas tontas inseguridades que solo estaban en su cabeza.

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Siempre es bueno confiar en tu pareja, pero no tanto.

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