Capítulo 12

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El día había transcurrido con normalidad, en realidad todo pasó tan bien como antes. Era verdad que el señor Moreau era más estricto y muchas veces no se entendía porque hablaba en francés pero solo era cuestión de agarrar la maña. Las personas a su alrededor no parecían ponerle más atención de la debida, solo un vistazo rápido a su cabello casi grisáceo y nada más.

Algo que a Donghae también le gustó del señor Moreau es que no los pesa, Han-Gyeol les tomaba el peso todos los jueves sin falta, regalándolos casi a golpes por ganar un par de gramos, y felicitandolos si perdían mucho peso. Pero su profesor les decía que podían ganar músculo y eso obviamente haría que pesarán más, que siempre y cuando su constitución y desempeño fueran excelentes no le veía objetivo. Era verdad que los bailarines de ballet, en especial las bailarinas debían de ser delgados, lucir como cisnes pero también se debía de tener fuerza, así que era una balanza que se movía constantemente.

Donghae salió de su última clase en dirección a casa, iban a montar una obra para presentarla a los jueces, el había tenido el protagónico de la bella durmiente, seria el príncipe pero su ex se lo quito alegando que había ganado demasiado peso. Tonterías, le había dado el papel de bella a su ahora novia y no lo quería a lado de ella, no era idiota, sabía que le iba a arrancar la sonrisa presumida a esa boba por su culpa perdió el papel protagónico.

Sin darse cuenta llevaba un puchero en sus labios, había hablado con Kyu hace unas horas, el hombre estudiaba enología así que se veían cada venida de obispo, pero solían hablar constantemente por teléfono. Se había desahogado con él y Hyukjae de venida a la academia, entre ambos lo hicieron sentir mejor pero ahora de solo recordar todo le daba coraje. Respiro profundo y se concentro, estaba a un par de metros de la salida, casi lograba terminar el día sin ver su...

—¡Donghae!

Había celebrado demasiado pronto, con un suspiro cansado hizo como sino escuchara y siguió avanzando. Creyó que el otro comprendería la indirecta pero no tenía tan buena suerte. Han-Gyeol lo tomó del brazo haciendo que se detuviera, apareciendo frente a el con esa absurda sonrisa de "soy el mejor y lo se" ¿Cómo había salido con alguien así? Aun no lo entiende.

—¿Sí, señor? Necesita algo —Pregunta dando un paso atrás para que haya más espacio entre los dos.

—¿Te casaste? —Pregunta con cierta burla, ella la barbilla y sonríe aún más, quiere darle un puñetazo en la estúpida cara. Ni siquiera era tan guapo ¿Porque salía con él?

—Sí, usted fue a mi boda con su pareja —Sonríe amablemente, trata de que se vea como una conversación casual entre un maestro y un alumno, aunque ya no compartieran clase alguna.

—Creí que solo era un berrinche, pero imagino que tuviste que casarte para poder olvidarme ¡Debió ser duro para ti! —El hombre hace un gesto de tristeza, demasiado sobreactuado, deformando su rostro en una mueca que sólo lo hace ver más desagradable.

—Y solo necesite la luna de miel, es fácil olvidar a cualquiera cuando el hombre con el que pasaras el resto de tu vida si es bueno en la cama. Jamás supe lo patético que era hasta que hubo alguien más y créame ¡No hay punto de comparación! —Le sonríe con inocencia y lo rodea, sigue caminando hasta por fin salir del lugar.— Argh—Quiere darse la vuelta y darle un puñetazo en su patética cara pero se contiene ¡No vale la pena!

Además lo que le dijo era verdad, Hyukjae era maravilloso en todo lo que hacía, sonrió de solo recordar lo lindo que le hablo en la mañana, dándole ánimos y recordandole lo fuerte que era. Debía de agradecerle, pero ¿Cómo?

Siguió caminando por la calle pensativo, llevaba un pantalón deportivo y una camiseta con una enorme "X" amarilla en medio, tenis deportivos ya que eran tan cómodos se sentía como caminar en nubes después del ensayo, su bolsa de lona con las cosas en el hombro empezaba a ser molesta pero pronto llegaría a la parada de autobuses.

Entonces se cruzo con una panadería, el aroma era tan dulce que no pudo evitar entrar. Recorrió el lugar de arriba a abajo como no pequeño, viendo cada pastelillos más apetitoso que el anterior. Fue cuando se le cruzo una idea, tomó asiento en una de las mesas individuales y ordenó un brownie de chocolate con galletas oreo y un capuchino de vainilla, espero pacientemente mientras llamaba.

El teléfono sonó una vez, dos veces y en el tercer tono la voz de su suegra respondió amablemente.

—Soy yo, Donghae —Aclara por si la mujer no lo reconoce. No se habían visto mucho, quizá ni siquiera reconociera su nombre —El esposo de su hijo —Aclara rápidamente, escucha una risa suave del otro lado.

—Lo se, cariño. Dime ¿A que debo tu llamada? —Pregunta la mujer del otro lado, se escucha entusiasmada y hasta cierto grafo curiosa.

—Salí de la academia de ballet y pasé por una panadería, así que compré un brownie y un capuchino, y pensé que seria lindo si le llevara uno a Hyukjae pero no se cual le gusta o si a él le gustaría que le lleve algo a su trabajo ¿No creería que es molesto? —Pregunta Donghae pensativo, de nuevo escucha la risa de su suegra, esta vez más alta y con cierto toque de diversión en ella.

—Creí que me invitarlas a probar pastelillos de ese lindo lugar —Explica la mujer fingiendo decepción. Las mejillas de Donghae se calientan junto a sus orejas, ni siquiera lo había pensado.

—Lo siento mucho, no quise...claro que la invitaré y no solo porque me lo dijo yo...

—Tranquilo, no tiene que ser hoy, además es lindo que pienses en mi hijo. Cualquier cosa que desees saber me puedes llamar con libertad ¿Te parece? —Ofrece la mujer sonriente.

—Claro, lo haré y será muy pronto...

—Una rebanada de pastel de fresa, con crema en medio y trozos de frambuesa y arándanos. Una malteada de vainilla con miel, eso le gustará —Explica la mujer tranquilamente.

En cuanto la escucho hablar, el rubio rebuzco entre sus cosas hasta sacar un cuaderno y un bolígrafo, escribió lo que dijo la señora Lee al pie de la letra.

—Muchas gracias, y la invitaré a comer pronto ¿O quiere que le lleve algo? —Donghae balancea la pluma entre sus dedos esperando a que le respondan.

—No es necesario, después cariño. Por cierto te enviaré algunas cosas más por mensaje. Te veo después ¡Adiós! —Donghae apenas y alcanzo a responder cuando le colgaron, se quedo quieto procesando lo que le dijo la mujer, asintió lentamente para si a la vez que leía lo que pediría para llevar.

No parecía algo que comiera un empresario importante, le gustaba. Más animado que cuando salió de la academia se puso a pensar en lo que podría hacer por su esposo, el hombre estaba esforzándose en mantenerlo feliz así que el haría lo miso. Ese matrimonio sería exitoso, sí o sí, como que se llamaba Lee Donghae.

White SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora