Capítulo 23

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La luz le lastimaba los ojos, le incomodaba además de que lo puso de mal humor. Donghae se incorporo en la cama sintiéndose como si fuese a morir, le dolía la cabeza, tenía escalofríos, ganas de vomitar y la boca seca. Se levantó lo mejor que pudo, dio un rápido vistazo alrededor, notando que se encontraba solo. Bajo de la cama, avanzo con pasos débiles hasta la puerta, se peleo con la manija unos segundos hasta que la pudo abrir y llegar al pasillo, tambaleándose un poco.

El rubio bajo las escaleras despacio, sentía que en cualquier momento se iría de bruces al suelo, así que tardo más de lo normal en llegar al primer piso. Lo primero que observó en su lamentable situación fue que parecía estar solo, todo estaba en silencio, no había ruidos, pasos, la televisión encendida, las noticias de la mañana o música, ni siquiera los sartenes golpeándose. Debió haberse ido a trabajar.

Donghae camina hasta la sala sin ninguna intención u objetivo pero la loca idea de que debe ir a un hospital le atraviesa la mente. Hay gente que se muere de eso ¿No? ¿Y si se había intoxicado? Estaba solo en su casa, podía morirse y podrían encontrar su cuerpo en medio de la nada. Sacudió la cabeza para sacar esas ideas, camino hasta la puerta, tomó la manija y la abrió.

El aire fresco le sienta bien en la piel caliente, camina un poco y se cansa, la idea de ir al hospital se vuelve lejana y surreal. Un pesado suspiro se escapa de sus labios a la vez que se deja caer sentado en los escalones frente a la casa.

¿Qué había pasado anoche para que se sintiera así? Acaso había tomado de más con Kyu, era lo más probable, ese hombre bebía vino como si se fuese a acabar el mundo. Hay imágenes extrañas y borrosas, lo cual le llega a la siguiente pregunta ¿Cómo llegó hasta su casa? Y ¿Dónde estaba su esposo?

El despacho, no reviso el despacho. Hyukjae solía internarse ahí cuando tenía mucho trabajo y se encontraba en casa, hubo ocasiones en la que el rubio creía estar completamente solo y el mayor aparecía de la nada, debí de admitir que si les saco un par de sustos en más de una ocasión. Había llegado a creer que había fantasmas.

Donghae se giro, viendo la puerta cerrada de la entrada y pensando en todo lo que tenía que caminar para llegar al despacho, quizá se fue a trabajar a la oficina y solo haría el viaje innecesariamente. Aun así, porque se fue y lo dejo ahí si estaba mal, quizá no sabía que lo estaba. Se llevó las manos a la cabeza, parecía que estaba a punto de explotar.

—Buen día —Una voz nerviosa pero amable se escucho frente a él, alzó la vista para ver a su vecina, la señora Bae parecía extraña pero el gesto bonachón de su rostro no se iba. No entendía porque le sacó la vuelta por tanto tiempo si era un amor.

—Buen día —Trata de sonreír pero le duelen las mejillas, le duele hasta el alma de ser posible.

—¿Está tomando el sol? —Pregunta mientras se remueve, da un rápido vistazo a su alrededor antes de regresar la mirada al más joven.

—Algo así...—Se encoge de hombros, no puede decirle que esta borracho.

—Gracias por la botella de vino, espero no haya tenido problemas con su esposo—Le dedica una sonrisa, entonces la mente de Donghae empieza a moverse más rápido.

¿Había ido a la cena con sus vecinos? Parecía que sí y que le dio el vino pero entonces porque su esposo se...¿Se le saldría algo de más? Quizás se le salio la verdadera razón de su matrimonio.

—No, yo...lo siento mucho por lo de anoche...—Se disculpa apenado, quiere ponerse de pie pero teme caer de cara en las escaleras de la entrada, aún le quedan cuatro más y no se va a arriesgar.

—A cualquiera se le pasan las copas, quizá pueda haber otra reunión, sin alcohol claro —Deja salir una risita divertida, probablemente recordándolo que había pasado el día anterior. Mientras su mente seguía en blanco, sólo había un montón de nada.

—Por supuesto —Sonríe lo mejor que puede, se esfuerza en que no sea una mueca.

L señora Bae se despide con un movimiento de mano, y sigue caminando, se queda pensativo. La mujer tenía las mejillas rosas ¿Acaso hace tanto calor? Y porque el no lo siente ¿Se habrá descompuesto?

Deja salir un suspiro pesado, no sabe que hacer o a donde ir, no hay muchos lugares pero el hospital ya parece una exageración, no esta tan mal ¿Cierto? Se toma de la baranda a lado de los escalones y se apoya para ponerse de pie, siente como todo da vueltas y trata de no caerse en las escaleras, ene se caso si tendría que ir al hospital y ya no podría llegar, no por si mismo.

Donghae decide que es mejor volver a su casa, quizá pueda llamar a su esposo o a su madre.

—¿Qué habrá pasado anoche? No me fue tan mal para que no me hable ¿Le habré dicho que el matrimonio fue arreglado?

—Qué el matrimonio ¿QUÉ? —La voz chillona tras de él lo asusta, ni siquiera escucho pasos. Se gira confundido pero se vuelve peor cuando la ve.

Cheong Eun-Joo estaba loca, lo comprobó en ese momento. La mujer que conoció en su luna de miel había desaparecido, no es como que la recordará mucho pero en definitiva no era la que estaba ahí parada, sino fuese por su molesta voz y la mirada de odio que le dedica casi la pasa por una desconocida. ¿Así que esas eran las cirugías de la que hablaba?

Su cabello castaño ahora era rubio, exactamente del mismo tinte que de el, con ese tono grisáceo y las raíces blancas cortado hasta la barbilla y con un fleco, tenía doble párpado, y sus labios eran más delgados que antes, apenas y se distinguían, la mujer tenía pómulos, pero ahora estos habían desaparecido, su rostro era menos en forma de "V" y más redondeado, su piel blanca se había bronceado un par de tonos, la nariz de boton fue remplazada por una recta.

No sabía si estaba borracho o Eun-Joo se parecía a Amber, una compañera que tubo en el instituto, lo peor de todo es que Amber se parecía a él, eran casi hermanos perdidos, desde ciertos ángulos lucían iguales. Los ojos de la mujer lo veían con enojo y entonces recordó que había escuchado.

Camino hasta la puerta asustado, movió la manija pero esta no se habría y la loca se acercaba a él con furia. Entonces se abrió y cayó contra Hyukjae, apenas y reaccionó en tomar la puerta y cerrarla, el mayor le iba a preguntar que pasaba pero alcanzó a ver a Eun-Joo, convertida en una desconocida casi.

El mayor había trabajado en el despacho en lo que despertaba su esposo, escucho voces y fue a ver, entonces se llevó la sorpresa de su vida. Hyukjae abraza al rubio, mientras escucha como golpean la muerta y tocan el timbre, siente el estómago revuelto y una sensación de desagrado. Trata de calmar al más joven mientras se olvida de la reprimenda por ahora, lo más importante era llamar a Bora y pedir la orden de restricción, eso fue demasiado surreal.

White SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora