Capítulo 30

634 116 35
                                    

Donghae despertó con el corazón latiendo y la sensación de alerta, se sentó rápidamente tratando de ubicarse mejor. Ve a su alrededor mientras su cabeza da vueltas, hay imágenes y palabras en eco pero no puede comprenderlas. Parpadea un par de veces hasta darse cuenta de que esta en el suelo de su casa, para ser precisos en la entrada. Se sienta viendo la puerta entre abierta frente a el, recuerda que iba en el elevador y luego todo es oscuro. ¿Cuando llego al departamento?

Se puso de pie con el corazón a mil por hora pero no entendía porque, las bolsas que llevaba con el estaban regadas en el suelo así que las levanta una por una, con la sensación de tener el cuerpo pesado, se sentía tan cansado. Camina casi arrastrando los pies hasta la cocina, deja las cosas sobre la barra. Estira la mano para tomar el teléfono y llamar a Hyukjae cuando ve que no tiene los anillos, ni el de compromiso, el de bodas, ni el último que le regalo su esposo. ¿Lo habían asaltado?

Revisa todo el departamento lo más rápido que puede, no hay nada ni nadie, el lugar está vacío. Corre a cerrar la puerta de la entrada y marca el número de su esposo, un tono dos tonos y contesta una voz femenina. Casi llora de felicidad cuando la reconoció.

—Esta en una junta de último minuto, apenas iba a enviarte un mensaje. Me dijo que te preguntara que querías de cenar, y algo sobre que ya autorizaron el traslado—Bo-Ra habla con calma, se escucha animada mientras le da el recado de su esposo. El sonido de hojas y lápices de fondo lo distraen por un segundo pero no sabe que decir.—¿Donghae?—Pregunta la chica después de tanto silencio.

—La policía. Creo que me han asaltado, yo...—Le tiembla la voz, no sabe que pasa, hay una loca idea en su cabeza sobre lo que paso pero se niega a aceptarlo. No le duele la cabeza, así que no lo golpearon ¿Cierto?

—Espera, no escucho...—Escucha los pasos de fondo, como si se moviera de lugar. Donghae esta a punto de decirle todo de nuevo pero ve una pequeña nota pegada en la cámara que da al corredor del otro lado.

La toma con los dedos temblorosos, se empieza a sentir mareado y con ganas de vomitar. Quiere llorar, gritar, pero no podía, estaba demasiado abrumado.

"¿Un hermoso cisne puede seguir bailando aun cuando esta roto? Los pies de los bailarines se lastiman tan fácil, hay que cuidarse de los accidentes"

—Listo, te escucho ¿Dijiste algo de la policía? Había mucho ruido. ¿Estas bien?—Bo-Ra vuelve a preguntar, se nota ligeramente preocupada.

—El restaurante que está a lado de la estación de policías, de ahí quiero la cena. Te llamo después—Cuelga y deja caer el teléfono en el sofá, despega la nota para ver la fotografía tras esta.

En la foto están Donghae y Han-Gyeol, desnudos, el mayor tiene los dedos dentro de sus cabellos, se alcanzan a distinguir sus trozos desnudos pero lo que más asusta a él rubio es el fondo.

Sube las escaleras casi temblando, las lágrimas caen por sus mejillas y todo comienza a dar vueltas de manera vertiginosa. Entra a su habitación, se recarga contra la pared a lado de la cama y alza la imagen. Es la misma pared, el cuadro de colores, la ventana con las cortinas del mismo color. Le da la vuelta y a puño y letra del hombre que alguna vez quiso estaba escrito;

"Esto no se vería bien en tu curriculum"

Se quedó quieto, sin saber que hacer, tratando de recordar algo pero no dejaba de temblar, siguió así por tanto tiempo que no supo cuanto transcurrió, no entendía lo que pasaba o mejor dicho no quería hacerlo.

○○○

Eun-Joo estaba en el departamento ajeno, dentro de la habitación de luz roja, sacando las fotografías que habían tomado. El chico estaba tan drogado como para recordar algo, pero lo suficientemente consciente como para que se viera real. Durante todo el tiempo llamó al hombre a su lado "Hyuk" entre suspiros y risas, apenas y podía mantener los ojos abiertos pero todo se veía perfecto.

Lee Donghae tenía sus días contados, había una gran decisión que tomar. Que valía más, su amor a la carrera o el de su esposo. No importaba, ellos le ayudarían a elegir, la mujer tomó la memoria y la conecto a la computadora, un par de clics y el video comenzó a reproducirse.

Alza la mano frente a ella y admira los anillos, el de compromiso, el de bodas y uno nuevo que vio a Hyukjae comprar, estaba destinados a ser para ella. Ese mocoso le arrebato lo que era suyo y lo tomaría de vuelta, cueste lo que cueste. Lo que no sabían ambos, es que Lee Donghae no era alguien que se quedara callado, ambos estaban demasiado ocupados sacando "pruebas" que no se dieron cuenta de lo que pasó esa noche, hasta que fue demasiado tarde.

White SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora