Llegaron al edificio donde vivía Han-Gyeolal anochecer, era pequeño y compacto, el vecindario era decente y en muy buen estado pero para un maestro de una escuela prestigiosa, eso era...poco. Hyukjae le sugirió al rubio que no se bajara del auto ya que lo que quería Han-Gyeol era verlo, el mayor sabía que ese asunto era más entre el rubio y su ex pero aun así no debía de permitir que el bastardo obtuviera lo que quería.
Hyukjae salió del vehículo, aun vestía el traje del trabajo, era negro, acompañado de un saco, los zapatos de cuero brillaban reflejando los faros. Camino por la acera con calma, tratando de que el enojo no se viera en el. Entró al edificio como cualquier visitante e incluso se permitió una sonrisa amable para el recepcionista, solo se inclino ligeramente y con un par de billetes conseguio el número de habitacion ya que Donghae solo había ido una vez a ese lugar y no recordaba exactamente su ubicación.
Subió en el ascensor tratando de que su respiración no se acelerará. El solo recordar las vulgares y ofensivas palabras en la nota se le revolvía el estómago, el darse cuenta de que su esposo no sabia de esa foto solo lo puso en alerta. Donghae no quería un escándalo o problemas, solo quería seguir su vida con calma y hacer como que nada paso, aun era tan joven.
Hyukjae siempre fue una persona calmada, tranquila a la cual le gustaba la paz. Los gritos, ajetreos, los ruidos agudos siempre le parecieron molestos, la violencia era como bombas haciendo pequeñas explosiones de manera ocasional, no le gustaba, no la soportaba pero ahora, en esa situación tan particular era diferente.
Cuando llego al piso noto el deterioro de lugar, olia a humedad y las paredes estaban opacas y sucias, el pasillo era estrecho y oscuro. Al llegar alzó el puño y golpeo la puerta que sonaba bofa. Una mujer de cabello negro ondulado y ojos grandes abrió, llevaba una bata de tela brillante color rosa pálido, estaba despeinada y su piel parecía húmeda.
—¿Sí? —Pregunta con altanería, ladea la cabeza ligeramente y se cruza de brazos.
—Quisiera hablar con el maestro Han-Gyeol, lo espero en las escaleras del ascensor. Dígale que lo busca Lee Donghae —Le dedica un guiño y se da la vuelta dirigiéndose al lugar mencionado sin esperar respuesta. La puerta se cierra tras el en cuanto cruza, se apoya en el barandal viendo hacia abajo. La mujer solo había asentido, pero cuando escucho el nombre o vio recelosa y aún más molesta.
—¡Hae! Mi precioso...—La voz alegre y entusiasmada se detuvo junto al golpe de la puerta cerrándose. Hyukjae se dio la vuelta para ver al hombre que tanto ha molestado a su esposo. Es bien parecido pero emanaba una sensación de inquietud y peligro que a un adolescente debió de haber encantado. —¿Tú..?
Kim Han-Gyeol no logro terminal la frase por que un golpe lo hizo chocar contra la pared, el dolor le atravesó el rostro como un relámpago, ardía y quemaba a la vez que sentía algo tibio escurrir por su rostro. Sangre.
—Seré claro, quiero todas y cada una de las fotos que tengas de Donghae, me las vas a entregar en este momento o tendrás la visita de la policía por posesión de pornografia infantil. —La voz de Hyukjae es calmada, serena y tranquila, un gran contraste en comparación de su corazón que latía sin piedad.
—¿Quién te crees que eres para hablarme así? —Escupe Han-Gyeol furioso, se irguió lo mejor que pudo y alzo la barbilla desafiante.
—Un hombre se aprovecha de su alumno menor de edad para abusar de él, lo hostiga y acosa incluso al estar comprometido. No creo que a la escuela de ballet más cara y prestigiosa del país le agrade tener un titular así. —Hyukjae sonríe de lado, sus ojos negros son como dos posos profundos, fríos y calculadores.
—Ese mocoso me debe su carrera, sino me hubiera abierto las piernas no seria...
Una bofetada a puño cerrado lo tiro al piso, una patada en el estómago le saco un quejido y sangre de la boca. Hyukjae sacude las manos y se agacha en cuclillas a lado del hombre.
—Desde ahora en adelante es el señor Lee, para ti y cualquier otra persona. Es quien dona una gran y generosa cantidad a la escuela, así que lo mínimo que quiero es respeto. La próxima vez será mi esposo el que te de la palisa, después la policía se hará cargo.—Lo ve de reojo con el enfado hirviendo pero sigue sereno.
—Ese mocoso siempre fue bueno en la cama, se la ha de pasar de rodillas...—Hyukjae se para y camina con calma en el pasillo, solo están ellos dos y las escaleras en caracol que atraviesan el edificio.
—Aún no te queda claro esto ¿Cierto?
La suela golpeo el rostro del otro hasta que un "crack" se escucho, Han-Gyeol genial de dolor mientras se tocaba el rostro. Cada paso del pelinegro dejaba una huella de sangre en el suelo sucio.
—¡Maldito! —Grita exasperado el hombre en el suelo, gimotea de dolor mientras se retuerce en el frío suelo.
—¿Me darás las fotos? O quieres que ña siguiente paliza sea en la cárcel. Si vuelvo a saber de ti me encargaré de que no vuelvas a ver la luz del sol ¿Entiendes?
▪︎▪︎▪︎
Donghae estaba impaciente en el auto, la única razón por la cual accedió a quedarse ahí es porque no le daría el gusto a Han-Gyeol, lo quería ver y probablemente toquetearlo. Estaba seguro de que Hyuk lo haría bien.
Se sumió tanto en sus ornamentos que cuando la puerta se abrió, salto en su lugar del susto, solo espero una hora pero los nervios hicieron que se sintiera eterno. Volteo a ver a su esposo quien le tiende una bolsa de papel y le da tres usb. El rubio se asoma en el interior para ver las fotografías esparcidas, estira una de sus manos para tomarlas pero Hyuk lo detiene. Se gira confuso hacia el mayor que solo niega.
—Su fuera tu no las tocaba —Donghae tarda unos segundos en darse cuenta a lo que se refiere, siente un escalofrío y hace una mueca de asco. No entiende porque el otro lo dejo, le puso los cuernos y ahora se obsesiono con él. Es ilógico.
—Hyuk, lo siento. No quería...—Comienza a disculparse pero es interrumpido por un par de labios gruesos contra los suyos. —Solo quería hacer una cena linda —Se lamenta con un puchero en los labios.
—Aún podemos tenerla —Anima el otro. Le da un suave apretón apretón su nariz antes de encender el auto. —Muero de hambre —Le dedica una sonrisa y un guiño antes de encender el auto e irse de ahí, contándole lo que sucedió de camino a casa. Esperando que esa molestia termina ahí.
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White Swan
FanfictionUn empresario serio, respetable y maduro, un bailarin joven, brillante y talentoso. Sus caminos se cruzaron o mejor dicho, entrelazaron. EUNHAE