Capítulo 35

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Donghae sabia que era una mala idea, en realidad se quería convencer a el mismo de que eso era una mala idea. Pero no podía, como iba a serlo cuando en realidad sentía que era una maravillosa idea que se le ocurrió a el solo. Y lo estaba haciendo solo. Hyukjae estaba indeciso sobre hacerlo o no, no estaba convencido en absoluto y tenia esa duda rondando su mente, por ello decidió hacerlo por su cuenta. Dejarlo dormido no fue tan difícil, su esposo confiaba ciegamente en el, así que un poco de leche con miel, música suave y hacerlo ejercitarse toda la tarde, le provoco un sueño bastante pesado.

Escabullirse no fue difícil, pedir un taxi y bajarse en el edificio de ese bastardo tampoco, entrar mucho menos, pasar al recepcionista ya se sentía algo complicado. Respiro profundo, sonrió ampliamente y camino con tanta confianza como su ego podía reunir, llego al mostrador, se apoyo en este, saco la tarjeta vieja del departamento y la entrego al hombre.

—Vengo por una nueva, HanGyeol me dijo que usted me la daría—Coloca esa sonrisa boba y se pasa los dedos por el cabello, el hombre se pone de pie y lo ve un poco antes de asentir. Toma la tarjeta y se va, unos segundos mas vuelve y le entrega una nueva.

—Chae EunJoo ¿Cierto? La ultima vez que viniste lucias como una chica—Dice el hombre sin pensarlo demasiado, murmura algo sobre su rostro simétrico—No te lo tomes a mal, seas cualquiera de los dos...—Se encoge de hombros y se deja caer en su silla. El rubio toma la tarjeta entre confundido y ofendido por ser "igual" a EunJoo. —te ves mejor ahora. 

—Gracias—Respondió sin saber muy bien que hacer, le dedica una sonrisa, toma la tarjeta y se va. Casi corre hasta el elevador, se mete en este y presiona el botón que lo lleva de regreso a "ese" departamento. No puede recordar cuando fue la ultima vez que estuvo ahí, pero si muchas de las otras ocasiones y como siempre terminaba todo.

Cuando la puerta se abrió avanzo por el pasillo, todo el lugar lucia desierto, solo había unas luces encendidas y le daban ese toque tétrico ¿estuvo tan enamorado que jamás noto lo feo del lugar? Camino con cierta inquietud, de pronto los nervios y las ganas de vomitar lo golpearon. Se detuvo frente a la puerta sin saber que hacer, se mordió los labios mientras pensaba en Hyukjae ¿Habrá despertado? Siempre se levanta al baño en medio de la noche, Donghae dormía sobre el y su esposo lo rodaba con cuidado para poder levantarse, despues volvía a colocarlo sobre el, era entonces cuando notaria su ausencia. Saco su teléfono y le mando su ubicacion con un "Lo siento"

Se armo de valor o inconsciencia, cual fuera mas probable y de un arrebato deslizo la credencial por la puerta, se escucho un click y se abrió. El rubio la empujo y entro con el corazón latiendo tan fuerte que lo sentía en la garganta y retumbar en sus oídos. Dio un par de pasos y cerro tras el, sintiendo como si acabara de entrar a la casa de la bruja donde seria encarcelado y despues cocinado vivo. Sacudió la cabeza tratando de concentrarse y ser una persona coherente, eso no podía pasar ¿Cierto? No literalmente.

Se quito los zapatos para no hacer ruido, le dio una rápida mirada al reloj en su muñeca que marcaba las once con treinta y dos minutos, respiro tan despacio, en un intento de que ni siquiera se escuchara el aire salir de sus pulmones. Avanzo a oscuras por el pasillo que casi conocía de memoria, siento como los nervios le invaden cada vez mas paralizándolo pero trata de ignorarlo y seguir adelante. Frente a él la enorme sala de estar se presenta llenándole de recuerdos que perdieron su encanto y ahora solo son estrellas fugaces perdiéndose en la oscuridad. 

El rubio se interna en el pasillo a un costado donde dos enormes puertas resaltan en la desgastada pared, abre la primera que esta a lado de la habitación de HanGyeol, entro a oscuras y tentando la suerte, cerro a sus espaldas y desliza las manos por la pared en busca del interruptor. Esa habitación solo era usada de almacén o eso creyó hasta que logro encender la luz. No sabia que era lo mas fuerte, si las ganas de vomitar o el miedo que lo invadió.

Las luces iluminaban el lugar de forma siniestra, la pared frente a él estaba llena de fotografías de Donghae, la mayoría luciendo adormilado o inconsciente, con poca ropa enredado en las sabanas. No haba un solo hueco donde no estuviera el rubio. Un escritorio viejo estaba apoyado contra la otra pared, un computador algo viejo y un puño de memorias a lado, hojas hecha bolas, papel y manchas blancas que no quería averiguar lo que eran. No sabía que era o que tendría que hacer. 

Escucho una puerta abriendose,, se giro asustado pero no era la de la habitación donde estaba. Los pasos avanzando por el pasillo frente a el hicieron que su corazón se acelerará con fuerza, entonces se detuvieron. Aguanto la respiración mientras el cuerpo se le llenaba de miedo. Vio casi en cámara lenta como la manija de la puerta se giraba, como esta se abría poco a poco. Logró reaccionar lo suficiente para esconderse a lado de la puerta, tras esta una vez se abrió.

El aroma de Han-Gyeol le llegó casi de inmediato, era una mezcla de alcohol y perfume caro, apreto los labios para soportar las ganas de vomitar. Ve nuevamente como la puerta se cierra lentamente y se apaga la luz, unos segundos despues los pasos continúan por el pasillo. No sabe si llorar de felicidad o miedo. Saca su teléfono con las manos temblorosas, enciende el flash y apuntando a la oscuridad toma las fotografías, una tras otra sin pensar demasiado. La envía a su abogado y justo cuando va a guardar el teléfono de Hyukjae ve su mensaje.

"Voy hacia alla"

De alguna forma eso lo calmo, su esposo entraría a buscarlo a punta de maldiciones si no salía de ahí, pero debía de hacerlo. Ya vería como justificaba allanamiento de morada en la corte. Abre la puerta con los dedos temblorosos, siente las lagrimas caer por sus mejillas sin darse cuenta que esta llorando, se pasa el brazo por el rostro con rapidez para secarse y trata de no sollozar para no hacer ruido.

Cierra con cuidado, camina con las piernas temblando hacia la salida cuando escucha algo, el timbre de un mensaje llegando. No es el suyo, está demasiado lejos. Se gira casi en cámara lenta hacia la última puerta del pasillo que llevaba a la habitación, no lo piensa ni siquiera lo medita, la idea pasa tan rápido por su mente que la ejecuta casi al tiempo en que toma forma. Lee Donghae entra a la recamara de su ex, a la habitación que fue tantas veces por voluntad pero no en esa ocasión, cierra la puerta tras él sin saber si alguna vez saldría.

White SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora