Capítulo 37

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Cuando abre los ojos y parpadea, lo primero que ve es la cegadora luz blanca que hace que los ojos le duelan, parpadea un par de veces sintiendo las cuencas de los globos oculares desentumecerse. Le tomo unos segundos hasta que logro ver el cielo azul y un edificio del otro lado de la ventana. Respira lentamente, sintiendo la molestia en la garganta y la espinilla palpitándole. Donghae se remueve en su lugar, por alguna razón se siente cansado y adormecido, los recuerdos llegan a él casi en cámara lenta.

—¿Cómo esta mi bello durmiente?—Pregunta Hyukjae a su costado, Donghae gira el rostro casi en cámara lenta, no tiene fuerzas para casi nada.

—¿Creí que era tu precioso cisne blanco?—Sonríe lo mejor que puede, ve al mayor inclinarse a su lado y besarle la frente. 

—Lo eres, lo eres Donghae—La preciosa sonrisa de encías lo hace ver tan hermoso. 

El rubio puede distinguir las ojeras y los ojos hinchados, ve la piel pálida mas de lo normal pero eso no se compara al brillo lleno de amor que le dedican esos ojos oscuros. Hyukjae se inclina para besarle los labios, un toque suave como si tratara de no lastimarlo, lleno de ternura y amor. Siente los dedos ajenos pasar por su mejilla en una caricia que hace que la sonrisa se perpetúe en su rostro. No puede evitarlo.

—¿Dime que no estoy bajo arresto por allanamiento de morada?—Pregunta con esa sensación incómoda en su estómago.

—Lo arreglé con una pequeña fianza, nada de que preocuparse. Gracias al teléfono que tomaste sin permiso del dueño—Le besa de nuevo, le sonríe mientras guardan silencio. Es un silencio cómodo, reconfortante que de alguna manera simplemente se vuelve perfecto y dulce.

—¡Oh, mi pequeño!—La voz de su madre lo hace saltar un poco, la ve en la puerta con el rostro lleno de preocupación y los ojos llorosos. Camina apresuradamente hasta su lado, le pasa las manos por el rostro, los brazos, despues las mueve sobre el sin tocarlo, indecisa sin saber que hacer.

—¡Madre!—Le llama Donghwa, trata de sonar como una llamada de atención hacia su actitud pero la voz se quiebra ligeramente, se aclara la garganta y avanza hasta estar a su lado. Le sonríe con la comisura de los labios, se inclina y le besa la frente, susurrando "Hermanito"

—¿Cómo estas?—Pregunta su progenitora, camina alrededor de la habitación tratando de sacar su nerviosismo de alguna manera.—¿Tienes hambre?¿Quieres sabanas limpias? Te traeré sabanas limpias—Afirma mientras se inclina para besarlo en la mejilla pero no se va de la habitación, la mujer se niega a apartarse de su hijo.

—¿Me dirán qué esta pasando? ¿O me dieron la paliza de mi vida por nada?—Pregunta mientras trata de erguirse en la cama pero Hyukjae se lo impide.

—Arrestaron a HanGyeol, el juicio comenzara en unos días y gracias al celular se encontraron los mensajes con EunJoo, y el como entraron al edificio y todo lo demás—Su madre se toma unos segundos para calmarse y seguir pero es Hyukjae quien lo hace.

—Se alego estrés postraumático y ataques de pánico en el allanamiento de morada y hurto, pero debido a lo que paso lo dejaron con una multa y fianza—Le dedica una sonrisa más mientras se sienta a su lado y le toma la mano.

—¿Y EunJoo? ¿Ella...?—Pregunta con cierta inquietud, trata una vez mas de sentarse en la cama pero no le dejan. Entonces siente mas el dolor en la espinilla.

—Muerta—La voz de su suegra lo asustó, lo tiene que admitir, la ve aparecer detrás de la puerta con ese semblante serio que inmediatamente es sustituido por una sonrisa amable.

—¿Muerta?¿Muerta?—Pregunta confuso, hay una sensación extraña que lo envuelve pero no es más que lástima.

—En el quirófano mientras hacia una cirugía estética. Al parecer fue el sedante—Agrega su hermano encogiéndose de hombros.

Un extraño silencio se extiende por el lugar. Al final todos se despiden y se van, su madre y Hyukjae se quedan un poco mas hasta que este último le insiste a su suegra que vaya a descansar y el cuidara del mas joven. Cuando el día está por terminar se encuentran ellos dos solos, en el silencio de la habitación con el aroma a desinfectante molestándole en la nariz. Era hora de la cena así que tenía una enorme bandeja de fruta, gelatina y caldo que no se le antojaba en lo más mínimo.

—¿Qué tan mal está?—Pregunta el rubio mientras picotea la comida.

—Solo no tiene sabor—Explica el mayor pero su esposo no se refería a eso. 

—Me refiero a mi herida, me duele la espinilla y estoy seguro de que tengo medicina para ello—Suspira mientras dirige la vista a la venda que le rodea.

—No esta fracturada, pero si lastimada, estarás bien. Dijo el doctor que en unos meses ni siquiera sentirás molestia alguna.—Hyukjae le quita la cuchara de la mano, toma un poco de sopa y se la da en la boca cual niño pequeño que se niega a comer, el joven rubio acepta pero de inmediato un gesto de desagrado se instala en su rostro.

—¿Realmente estaré bien?—Siente las lágrimas en sus ojos, los labios le tiemblan de solo pensar que no podrá volver al ballet, una lesión era casi lo mismo a perder una extremidad, el volver era casi imposible.

—Claro, solo necesitas paciencia y cuidado, solo tienes moretes e hinchazón, todo estará bien—Le besa de nuevo la frente, tratando de calmarlo, de que se sienta bien y mejor. El doctor realmente le aseguró de que volvería a ser el mismo de siempre y sería así, quizá no fuera al conservatorio en Londres este año, pero lo haría. Era joven y su pequeño cisne tenía todo una vida por delante. 

Ambos tenían todo una vida por delante.

Juntos.

White SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora