Capítulo 28

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Donghae esta recostado en el suelo, en medio de ese pequeño vacío entre el salón y la cocina, a unos metros de las escaleras y el ventanal con una vista espectacular de la ciudad a su derecha. A su izquierda la puerta de la entrada está quieta, inmóvil. Aburrido. Sus ojos recorren el lugar intentando entretenerse, pasan por el mueble donde los zapatos y pantuflas descansan, luego suben por la blanca pared, sigue hasta la pantalla de la puerta, oscura y sin vida como él en ese momento.

Deja salir un suspiro y aparta la mirada para llevarla al techo, no hay nada más que las lámparas blancas y sin chiste. El departamento es bonito, lo admite. Pero estaba prácticamente vacío ya que Hyukjae se mudo a la casa, muchas cosas se las llevó su cuñada por lo cual tenían lo necesario.

Tamborileo los dedos por la madera pulida, cerro los ojos mientras repasaba mentalmente los pasos que debía de hacer para ver lo del traslado a Londres, ya había empezado el tramite de la bendita visa, el papeleo con la otra escuela, las reuniones, solicitudes... a pesar de todo lo que estaba haciendo seguía aburrido.

Dejo escapar un bufido de sus labios, cerro los ojos y dejó que su mente vagara. Sabía que su esposo no estaría con él, lo acompañaría y todo pero tardaría algunos meses hasta que se pudiera mudar, ya había pedido el traslado a Londres pero era un montón de papeleo. Hacer tramites en su tiempo libre solo hacia que la ansiedad e inquietud lo acogieran.

La puerta de la entrada se abrió, su esposo entró con bolsas que desprendían un exquisito aroma a pollo empanizada y bañado en salsa, a arroz y salsa de soya. Se incorporo hasta quedar sentado, sus ojos curiosos vagaban por todo el cuerpo de Hyukjae.

Lo vio como dejaba su saco en la percha, como ponía sus zapatos en el.mueble y sacaba calzado del hogar, como se giraba y sonreía al verlo, como esos ojos negros brillaban en cuanto lo noto wn medio del lugar. Por un momento el más joven olvido su aburrimiento, ver al mayor en traje era muy entretenido.

—¿Cómo te ha ido?—Pregunta mientras avanza con las bolsas en las manos. Llega hasta el y se agacha hasta estar a su altura.

—Necesito teñirme el cabello—Hace un puchero al recordarlo. Sus raíces habían pasado de ligeramente visibles a dos dedos de largo, se miraba el cabello negro contrastar con el rubio cenizo.

—Estoy libre mañana después de las tres ¿Te parece?—Sonríe ampliamente, le da un rápido beso, que hace a Donghae olvidar por unos segundos el sufrimiento de esas cuatro paredes.

—Tengo que agendar cita—Frunce la nariz, se deja caer de nuevo en el piso, dejando que un quejido abandone sus labios.

—Es una pena, mamá hará la cena familiar a pesar del incidente así que debemos ir, pero si aún no te tiñes el cabello...—El moreno se pone de pie y se dirige a la cocina a dejar las cosas.

Donghae no había salido en casi dos semanas, su interacción social se limitaba a Hyukjae y los servidores públicos de la embajada que no eran precisamente amables, además de Kyu y su madre pero por teléfono. Ya que no era buen idea de que la señora Lee estuviera en la mira de Eun-Joo. Hyukjae sabía que la idea de salir a charlar aunque fuera con su suegra sería maravillosa.

—No importa, existen los gorros, sombreros, boinas, etc...—Se levanta del piso tan rápido que trastabilla un poco pero no le importa, sigue avanzando y se sienta en la barra cual niño pequeño.

—¿Mamá ha dicho que te prepararía carne, varios cortes para que se te levante el ánimo por lo que paso—Hyukjae saca las cajas de comida y los platos con calma, mientras el joven está sentado, atento y expectante.

—¿Lo hará? Me adora ¿Cierto?—Aplaude contento, se baja y corre por unos vasos y saca el jugo del refrigerador.

—Sí, aún no sabe lo malcriado que te tengo—El mayor lo toma de la cintura y le da un beso en los labios mientras que piensa para si mismo que su madre también lo está malcriando. Pero el rubio se la ganó cuando preguntó por lo que le gustaba, o mejor dicho, mostrando interés y preocupación por el.

—Eso no es verdad—Se queja indignado, se suelta de su agarre y deja las cosas en la barra.

Hyukjae saca de la chaqueta una caja negra de cuero, con un delgado lazo azul rey.

—¿Enserio?—Sonríe de lado, avanza hasta colocar la capital frente a su esposo, quien salta de felicidad cual niño pequeño. Es adorable.

El mayor sabía que Donghae pasaba por un momento difícil, a pesar de lo bien que estaba tomando todo, a excepción de su constante molestia, lo llevaba muy bien, era consciente de lo difícil que es estar encerrado tanto tiempo y no salir a más lugares que la escuela y papeleo. El rubio se merecía algo por su paciencia y que mejor que un anillo con un zafiro enorme y sus nombres en la parte inferior.

—¡Es hermoso!—Lo saca y rápidamente se lo pone, ve la bella piedra brillante contrastar contra su bronceada piel

—No tanto como tú—El mayor le besa, es suave, dulce, tierno y a la vez caliente.

Quizá su ha malcriado a su esposo, pero si alguien estuviera casado con Lee Donghae ¿Cómo se resistiría a no hacerlo?

White SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora