Minho revisó y volvió a revisar su teléfono al menos un millón de veces durante el fin de semana. Hubiera pensado que estaba roto si Seungmin no le hubiera respondido el sábado por la noche, diciéndole que él y Jisung no estarían haciendo nada este fin de semana porque Jisung finalmente estaba de vuelta de la locura de lacrosse. Felix tampoco había contestado ningún mensaje, pero eso era normal en él. Luego estaba el silencio de la única persona de la que en realidad realmente quería escuchar.
Sabía que no debía esperar nada diferente, ese beso fue sólo eso... Un beso. A pesar de que se sentía como si el mundo se inclinara sobre su eje a su favor. Probablemente solo pasó por toda la tensión acumulada entre ellos. Eran adolescentes después de todo, la mayoría de las confrontaciones o las emociones reprimidas generalmente terminaban en uno de tres resultados; llorar, pelear, o intimidad sexual de algún tipo. Minho y Chan habían cubierto los primeros dos una y otra vez. Así que tal vez era hora de probar el último.
A pesar de que Chan había sido quien lo había besado todas las dos veces y media, Minho todavía deseaba poder tener confirmación de que era algo más que solo hormonas adolescentes. Confirmación que hubiera llegado en Chan contactándolo... Lo cual no hizo, y el número que Minho tenía de él ya no era el correcto. Intentó y obtuvo uno de esos mensajes genéricos en respuesta, indicando que el número al que había llamado ya no estaba en servicio.
Hizo clic en el botón de inicio de su teléfono una vez más, asegurándose de que no se hubiera perdido nada en los tres minutos desde que revisó de última vez, y suspiró cuando estaba tan en blanco como antes.
Algo que no estaba en blanco era la expresión facial de su madre cada vez que lo veía hasta entonces. Ella le daba la más brillante y tranquilizadora sonrisa, y para ser honesto, era lo único manteniéndolo cuerdo en el momento. Las reacciones de sus padres a su confesión en la cena del viernes habían sido un millón de veces mejor de lo que él esperaba.
── Besé a un chico.
Sus tenedores apenas vacilaron en el camino a sus bocas. Su madre sopló en el humeante bocado de comida en frente de ella y sonrió.
── Eso es agradable, cariño. ──comentó, a lo que su papá bufó de acuerdo mientras comenzaba a masticar. Sus cejas se habían arrugado y un ceño fruncido apareció en su rostro.
── ¿Eso es todo? ──cuestionó, total y absolutamente sorprendido. Tanto el hecho de que la admisión había brotado de sus labios y lo no molestos que estaban sus padres por las dichas palabras. Su papá tragó y tomó un sorbo de su bebida.
── ¿Qué estabas esperando? ──preguntó genuinamente.
── Ah, uhm... No sé, ¿pero eso no? ──su voz se elevó al final, haciéndolo sonar como una pregunta.
── Bebé, ¿te hizo feliz? ──regresó su mamá con una ligera sonrisa acompañada de suaves ojos abiertos. Él lo pensó por un segundo antes de morderse el labio y asentir tímidamente con un estúpido sonrojo subiendo por su rostro. Su madre se estiró sobre la mesa y puso su mano sobre la suya── Eso es todo lo que nos importa.
La familia se sonrió mutuamente y luego continuaron comiendo. Minho ya casi había terminado cuando la pregunta de su mamá lo hizo atragantarse, sus ojos centelleando con travesura y la oportunidad para chismear.
── Entonces... ¿Quién fue el chico que besaste? ──tarareó ella, dejándolo tosiendo con un rubor extendiéndose por su cuello hasta su cara y a su papá riéndose a su lado.
Al final fue capaz de evadir su determinación de averiguar quién era, pero tenía la sensación de que no sería capaz de mantenerla a raya por mucho tiempo, lo cual ella demostró ser cierto en el desayuno antes de que él se fuera a la escuela. Ahí estaba él, comiendo su bagel en paz cuando ella atacó de nuevo.
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❛ rivals ❜ minchan
FanfictionEllos ni siquiera juegan los mismos deportes, pero sus equipos no se toman para nada en serio, jugándose bromas y burlándose del otro constantemente. Chan, capitán del equipo de fútbol americano. Minho, capitán del equipo de lacrosse. Ambos pretende...