022: besé a un chico

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Minho se despertó en un desastre de extremidades enredadas en cobijas y almohadas, igual que todas las mañanas. Solo que esa vez era diferente... Frunció el ceño, él nunca se despertaba antes de su alarma, especialmente no tan despierto y listo para irse. «Interesante» pensó mientras desenredaba las cobijas de sus piernas y se sentaba contra su cabecera.

Se movió de lado a lado, suspirando felizmente cuando su espalda y cuello tronaron con un sonido como Chan le había enseñado. Hablando de eso, miró a la camiseta marrón que había decidido dejarse puesta justo antes de quedarse dormido. Se había estirado en el curso del día y la noche anterior, dejándola ligeramente más grande, deslizándose de un hombro y colgando flojamente encima de sus muslos.

── ¿Minho? ──sonó la voz de su madre mientras abría su puerta, haciéndolo saltar y subir las cobijas sobre su mitad inferior. Y no es porque él fuera indecente, o como si ella no lo hubiera visto desnudo antes, pero esto se sentía diferente. Se sentía... ¿Íntimo? «¿Qué diablos?».

── ¿Sí? ──croó, sin estar seguro de qué exactamente le estaba pasando ese día. Primero lo de la alarma, luego su extraña protección hacia una maldita camiseta, y entonces su mamá yendo a verlo, lo cual nunca hacía a menos de que él fallara en levantarse con su alarma.

Ella asomó la cabeza, lo encontró sentado y entró con más confianza al verlo mayormente despierto. Hizo su camino a sus cortinas, abriéndolas y dejando que los primeros rayos de luz solar se filtraran.

── Hice desayuno, bebé. ──dijo suavemente antes de plantar un beso en su cabeza y caminar de vuelta hacia el pasillo── Vístete y baja cuando estés listo.

Minho asintió a pesar de que su mamá no podía verlo, esperando a que la puerta se cerrara detrás de ella antes de levantarse y ponerse rápidamente unos pantalones deportivos. Bajó la mirada a la camiseta de Chan y frunció el ceño. Quería dejársela puesta, pero sabía que tenía la costumbre de manchar su ropa al comer, así que la intercambió por una de las muchas camisetas que estaban en el piso.

Se lavó los dientes incluso aunque iba a lavarlos de nuevo después de comer, el aliento matutino era algo real y no le apetecía ser un ogro esta mañana. Bajó las escaleras ansiosamente, en busca del delicioso olor a tocino y panqueques que lo había asaltado tan pronto como su mamá había abierto su puerta.

── ¿Dónde está papá? ──preguntó mientras llenaba dos vasos con jugo de naranja y su mamá apilaba dos platos con comida. Ella le sonrió cálidamente por su uso de "papá", probablemente todavía no acostumbrada a escucharlo porque era un gesto que Minho acababa de desarrollar.

── Lo llamaron para una consulta temprano esta mañana. ──mientras ella hablaba, Minho trató de alcanzar una tira extra de tocino, cuando una espátula cayó sobre su mano haciéndolo chillar y acunar la pobre extremidad. La mujer siempre tenía los ojos en la nuca── Él quería que te deseara buena suerte, y que va a estar en las gradas apoyándote. Ambes estaremos ahí. ──terminó y lo alejó del grupo fresco de panqueques hacia la mesa donde su plato ya lo estaba esperando.

Minho hizo pucheros, tanto por la ausencia de su padre, como por haber sido rechazado de la comida. Su madre suspiró rodando los ojos y le dio un plato de papas que había estado escondiendo de él.

── Pero él también dijo que esas palabras probablemente no serían suficiente y que te dijera que te va a llamar antes del juego. ──él sonrió entonces, feliz porque su papá lo conocía y porque obtuvo más comida.

Su desayuno estuvo lleno de bromas ligeras y burlas, como siempre había sido, incluso antes de que Bae Donghae llegara a sus vidas, e hizo que Minho se sintiera completo.

❛ rivals ❜   minchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora