¡ tw !
─ mención de abuso.Había sido bueno. Muy bueno, de hecho. Lo fue durante tres semanas seguidas después de que Chan regresó de su visita a la universidad. Mantuvieron su mesa en el comedor igual, aunque algunos de sus compañeros de equipo volvieron a sus viejos arreglos hábitos para sentarse en otras mesas. No hubo peleas, bromas o palabras de odio lanzadas entre ellos dos o sus equipos. Estaban juntos casi todos los días después de las clases, ya que sus temporadas habían terminado y ya no estaban consumidos por prácticas y juegos. Chan cenaba dos veces por semana en la casa de Minho, siempre regresando con Miyeon temprano, respetando su toque de queda para gran molestia del menor. Chan todavía tenía que contarle todo a Minho, pero él lo estaba planeando y pronto lo haría. Él simplemente no quería arruinar lo sutil que había estado yendo todo.
Pero nada podía permanecer tan bueno por mucho tiempo. No en su mundo. No por un milagro.
Era una tarde lluviosa, un sábado, cuando Minho decidió que necesitaban bocadillos para su batalla de videojuegos, la cual surgió cuando Minho y Felix discutían sobre quién era mejor, y de forma extraña, Chan intervino diciendo que podía vencer a Minho en su juego de elección sin problemas. La mesa se había puesto callada antes de que todos se rieran a carcajadas y le desearan suerte. Felix había murmurado un "se suave con él, Min" antes de volverse hacia Chan y decir con una cara seria: "estoy seguro de que no necesito decirte lo competitivo que es... Y qué tan violento puede ponerse cuando pierde". Chan solo sonrió y miró al chico a su lado que entonces estaba mirándolo de reojo. "No, no necesitas hacerlo" dijo, estirándose para apretar la pierna de Minho debajo de la mesa, fuera de la vista de todos. Un gesto amistoso y juguetón. Minho esbozó una sonrisa. "Entonces adelante, Bang".
Así que ahí estaban, en la tienda de la esquina, subiendo y bajando los pasillos, los brazos de Chan desbordándose con bolsas de papas fritas y caramelos mientras le hacía comentarios sarcásticos a Minho, ganándose una mirada furiosa o un pellizcón en el muslo. Debería haber sentido al aire cambiar cuando la campanita sonó por encima de la puerta. Debería haber sabido que llevaba un aire de peligro. Demonios, la ciudad parecía saber lo que se avecinaba a juzgar por el clima tormentoso y el espectáculo sombrío de la gente en su camino a la tienda. Pero Chan se había acostumbrado a bajar la guardia, había caído en una falsa sensación de seguridad y había dejado de observar su entorno. Dejó de prestar atención a la gente y al ambiente que lo rodeaba.
── Vaya, vaya, vaya... Mira lo que tenemos aquí. ──la sucia voz se arrastró por sus oídos y el estómago de Chan saltó hasta su garganta. Afortunadamente, Minho se había movido al siguiente pasillo para alejarse de sus chillidos y no pudo ver la mirada legítima de pánico en su rostro, hasta que volvió a doblar la esquina para ver qué había impedido que Chan lo siguiera.
Chan cerró los ojos con fuerza, respirando hondo, preparándose para lo que sabía que tendría qué hacer con el fin de mantener a su padre alejado de Minho, o tal vez al revés. Los abrió de nuevo, le dio a Minho una mirada suplicante y luego dejó que sus ojos se nublaran con la máscara inexpresiva que no se había puesto en semanas. Puso todo lo que había estado cargando en el mostrador que contenía el distribuidor de bebidas y las máquinas de granizados, y se volvió hacia el hombre. Su papá. Su monstruo. Su noche sin luna.
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❛ rivals ❜ minchan
FanfictionEllos ni siquiera juegan los mismos deportes, pero sus equipos no se toman para nada en serio, jugándose bromas y burlándose del otro constantemente. Chan, capitán del equipo de fútbol americano. Minho, capitán del equipo de lacrosse. Ambos pretende...