Metamorfosis

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Giselle estaba preparada para el siguiente paso, las múltiples capas de tela que solían envolverla habían abandonado su cuerpo. Vestía solamente una fina camisa que le llegaba hasta las rodillas, el blanco género carecía de mangas y dejaba adivinar su robusta figura con exquisita naturalidad; las tardías luces del día se asomaron a través de los cristales y acariciaron con suavidad los contornos de su piel, preparándola para lo que sucedería a continuación. Los dedos de la muchacha pasaban la brillante daga de plata de una a otra mano, consideraban su ligero peso, el filo aterrador de su superficie.

Liam se cuadró en el marco de la puerta y observó con detenimiento su figura erguida frente a la amplia cama. Se revolvió, incómodo; el tufillo de lo sagrado flotaba en el aire, los ecos de lo irreversible lo sorprendieron como un viento helado que le golpeara los huesos. Se acercó a ella midiendo sus pasos, un nudo apretaba con fuerza su garganta; seguía patente el recuerdo del dolor infringido en el pasado, rechazaba la idea de ocasionarle a ella el mismo sufrimiento. Giselle redujo aún más el espacio entre los dos, por primera vez fue consciente de lo similares que eran en altura; nerviosismo, excitación y curiosidad luchaban en su interior, le sonrió afectuosa, se sentía segura en su compañía.

—Aún estás a tiempo de echarte atrás —susurró él.

—Lo sé.

Liam lanzó un prolongado suspiro, aceptaría el destino que Giselle se había trazado, abrazaría su vida entera junto a ella en un solo movimiento fatal. Se sumergió en las aguas de sus ojos azules, bebió de ellas en la certeza de que pronto desaparecerían para siempre, dejando a su paso otros, igual de profundos y hermosos.

—¿Hay una última cosa que quieras hacer con tu alma antes de arrojarla por la borda? —preguntó, divertido.

Ella se precipitó sobre él en un beso que los atrapó a ambos y desbordó sus cuerpos de atracción y complicidad, despeñándolos en una espiral en la que se mezclaba lo maravillosamente novedoso y lo gratamente conocido. Hacía mucho que habían perdido la vergüenza, y quizás también el miedo; la temperatura escaló violentamente y caldeó la habitación mientras se precipitaban en un remolino de deseo que los dejó tendidos sobre la cama, luchando por reencontrar su aliento.

La noche era cálida y soplaba la brisa, Liam cerró los ojos para percibir más intensamente la húmeda tibieza de su lengua, la dulzura de los labios que lo atrapaban ansiando devorarlo; Giselle se dejó llevar en la travesía de las caricias que continuaban la faena comenzada por el sol, observada en este momento por la sonrojada luna; era increíble que una manos diseñadas para destazar pudieran recorrer su piel con semejante delicadeza, que un organismo que debiera permanecer muerto desprendiera tamañas oleadas de reconfortante tibieza, un calor que se alzaba sobre ella, y la plagaba de sofocos y ansiedades.

Las risas y los suspiros se fundieron en el pulcro silencio de la tosca casona; se sintieron despegados de este mundo, trasladados a uno más ameno y estrafalario, elevados por encima de las turbulencias humanas, deslumbrados por la luz de lo que había permanecido siempre allí, a la espera de la explosión inminente y devastadora. De súbito, eran dos viajeros extraviados en la calmada inmensidad líquida de un océano sin bruma; condenados a descubrir los secretos del placer, la novedad de la entrega completa con la naturalidad de quienes ya se han dado todo.

Giselle se miró en sus ojos, y se descubrió espléndida y seductora, su desnudez blanca iluminó la habitación con sutil delicadeza; no eran los suyos los tonos nacarados de la exótica perla, sino las tenues tonalidades pálidas de una piel que pronto se sonrojaría ante un contacto más sublime, una impaciencia de amor que los llevaría a poseerse hasta el último recoveco. Juntos braceaban a contracorriente en la borrasca de un placer delicioso por lo intenso de su marea, boqueaban en busca de aire mientras se hundían en las profundidades oscuras de una noche sin estrías.

Mi sangre en tus venas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora