CAPÍTULO 3

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Louis miraba los datos que tenía delante, deseando poder culpar al cansancio por su falta de concentración. Estirándose, se apoyó en el respaldo de la silla y miró por la ventana el cauce del río brillando bajo la luz del sol.

No había sido fácil mudarse de Londres a Cumbria, pero tenía que encontrar un nuevo hogar, un nuevo trabajo, lo necesitaba... mientras intentaba superar el trauma que seguía persiguiéndolo.

Si su padre lo hubiese apoyado se habría quedado en Londres. Después de todo, la familia debería ayudarte en los momentos difíciles, ¿no?

Louis sintió un escalofrío al recordar la última vez que habló con su padre.

Su fría desaprobación a la decisión que tomó un mes después de volver a casa, había hecho que añorase a su madre como nunca. Le habría venido bien un poco del amor incondicional que había muerto con ella.

Sin embargo, no era eso lo que lo distraía en ese momento. Ni siquiera la falta de sueño porque ya estaba acostumbrado al perenne agotamiento.

Era la fecha. Quince meses desde el día que lo secuestraron y lo llevaron a la frontera de Ankara. Estaba a punto de irse de Assara esa misma tarde. El estudio geológico había sido completado y sus compañeros ya se habían ido, pero él se quedó para investigar un farallón que no estaba en la zona del yacimiento, y que tenía un aspecto prometedor... hasta que se encontró rodeado por hombres armados.

Quince meses desde que conoció y vio por última vez a Harry. Quince meses desde que... oyó el sonido de unos disparos haciendo eco en el árido paisaje, dejándolo desconsolado.

Nunca olvidaría ese sonido. O la risotada del hombre que lo llevaba a través de las colinas, el hombre que había golpeado a Harry cuando entraron a la cabaña. Tras oírse la ráfaga de disparos, su secuestrador soltó una risotada mientras pasaba un dedo por su garganta. El significado era evidente.

Harry había muerto.

Incluso ahora, esa realidad de pesadilla era insoportable. Tuvo que hacer un esfuerzo para tragar saliva. Los recuerdos traumáticos eran normales, le había dicho el psicólogo. Y después de haber estado despierto toda la noche, no era sorprendente que fuese tan susceptible.

Pero el dolor pasaría. Tenía que ser así.

Mientras tanto, tenía informes que estudiar. Estaba mirando la pantalla del ordenador cuando escuchó una voz a su espalda.

–¿Trabajando mucho, Tomlinson? Me alegra ver que aprovechas el tiempo cuando estás en la oficina.

Él disimuló un suspiro de irritación. Tenía que ser Steve Bates, uno de sus compañeros. Siempre quejándose sobre su horario a tiempo parcial, dando a entender que se aprovechaba de la empresa en lugar de trabajar más que muchos de sus colegas. Tenía que recriminarle esa actitud con él, pero había sobrevivido a cosas mucho peores.

Louis se dio la vuelta en la silla.

–Los nuevos datos sobre el yacimiento son muy interesantes. ¿Es por eso por lo que has venido? Tendré el informe preparado en un momento... – Le dijo.

–No he venido para eso –lo interrumpió Steve–. Parece que eres una caja de sorpresas.

Louis frunció el ceño.

–¿Perdona?

Steve sonrió, mirándolo con una expresión inquietante.

–No sabía que tuvieses tales contactos. Ahora entiendo que los jefes quisieran contratarte como fuera. Lo importante es a quién conoces, no lo bien que trabajes.

–Mira, Steve –Louis se levantó de la silla, indignado. No tenía paciencia para los que pensaban que había llegado donde estaba gracias a la influencia de su padre–. Conseguí este trabajo por méritos propios, tan sencillo como eso.

AMANTES DEL DESIERTO [LS AP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora