CAPÍTULO 8

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Cuatro días después, Louis supo que Harry era mucho más paciente que él.

A pesar de sus reservas sobre vivir juntos, anhelaba la intimidad con aquel hombre de magnética personalidad. Recordaba estar entre sus brazos, perdido en un sensual abandono tan profundo que nada más importaba.

Los recuerdos cada día eran más frescos que nunca, y más tentadores. Por las noches, Harry iba a su habitación para cenar y pasar un rato con Alex y esa intimidad era a la vez un desafío y algo precioso.

Él no había vuelto a mencionar su propuesta. Era un compañero agradable y divertido, compartiendo anécdotas y preguntándole qué tal el día, siempre fascinado por todo lo que hacía Alex.

Respondía a todas sus preguntas y su franqueza lo intrigaba, especialmente cuando descubría las cosas que tenían en común o cuando, al contrario, no estaban de acuerdo en algo. En cualquier caso, sus diferentes puntos de vista siempre llevaban a un estimulante debate.

Debate y no discusión. Al contrario que su padre, Harry nunca intentaba intimidarlo para que aceptase su opinión. Era su momento favorito del día, un momento que recordaba cuando se quedaba solo en la habitación, en su solitaria cama.

Louis suspiró mientras recordaba con todo detalle, cada noche, cuando se despedía, después de besar a Alex en la frente, a él siempre le daba un beso en la mejilla, mirándolo con esos ojos que eran como esmeraldas pulidas.

Cada noche se preguntaba si rompería su autoimpuesta disciplina y lo tomaría entre sus brazos, dejándose llevar por el deseo que había entre ellos. Pero cada noche él se despedía y lo dejaba solo en su suntuosa suite.

*

–Salgo enseguida, te lo prometo.

La voz de Niall, un trabajador del palacio, hombre de confianza de Harry y amigo de Liam, interrumpió sus pensamientos. Louis miró hacia la cortina que escondía el vestidor de la tienda y sonrió.

–No te preocupes. Tómate tu tiempo.

Era divertido ir de compras con él mientras una niñera cuidaba de Alex. Dos días antes, Liam le había presentado a Niall para que tuviera con quien hablar en ausencia de Harry y no se sintiera tan solo.

Louis no sabía si aceptar la invitación que le había hecho ese día para ir al centro de la ciudad. Terminó aceptando porque quiso salir del palacio un rato.

Le encantaba su apartamento, con el precioso jardín y la piscina, pero esa era la única parte del palacio que conocía y no se atrevía a investigar más allá.

Para su sorpresa, la invitación de salir había sido estupenda y Louis se había reído más que nunca porque Niall tenía un irreverente sentido del humor y un corazón generoso. Antes de regresar al palacio, lo invitó a visitar la exposición de exquisitos bordados de un nuevo diseñador. Justo en ese momento estaban en un bazar, buscando tela para un traje especial.

–¿Qué tal esta? –le preguntó a Niall, abriendo la cortina del probador.

Su nuevo amigo estaba envuelto en una tela terracota con bordados de plata.

–Es preciosa.

–A mí también me gusta, pero es demasiado llamativo, ¿no?

–¿Y qué más da? Los colores fuertes se ven bien.

Niall se encogió de hombros.

–Es un evento oficial y... –Niall miró a la propietaria de la tienda, que se alejó discretamente para darles privacidad–. Yo no he nacido en una familia aristócrata. La última vez que fui invitado por Harry a uno de esos eventos escuché comentarios... en fin, da igual, pero no quiero sentirme fuera de lugar.

AMANTES DEL DESIERTO [LS AP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora