AMANTES DEL DESIERTO [LS AP]

EPÍLOGO

Una semana después, luego de los golpes políticos intensificados de la prensa. Harry le pidió a Louis que se casaran y él había aceptado, totalmente seguro de lo que harían.

La boda duró varios días. Días largos, cargados malos y buenos deseos, suntuosas fiestas, música y banquetes.

Cuando regresó al salón de recepciones después de llevar a Alex a su cuna, Louis encontró a Zayn esperándolo. Casi había temido conocerlo. Todo el mundo hablaba bien de él, pero se había preguntado si de verdad no querría la corona de Ankara.

Hasta que fueron presentados y Zayn le dio la bienvenida a la familia con genuina simpatía. Le sonrió con cierta melancolía mientras admitía que nunca había visto a Harry tan feliz, le dijo que ninguno de los dos había esperado encontrar el amor.

Emocionado, Louis lo había abrazado con cariño, provocando burlonas protestas de Harry y más abrazos torpes de Zayn, sospechaba que eso se debía porque no estaba acostumbrado a muestras de emoción.

–¿Cómo estás? –le preguntó.

Louis esbozó una sonrisa.

–Bien, muy bien. Me siento feliz con Harry y Alex.

Los rumores de la prensa habían cesado casi inmediatamente luego de ser anunciada la boda, los viejos que desaprobaban a Harry fueron superados en número por los que lo veían como un gobernante extraordinario.

En cuanto al nacimiento de Alex fuera del matrimonio, dejó de ser un problema cuando el compromiso se hizo público. Muchos ciudadanos veían su nacimiento como una prueba de que el aventurero patriarca había encontrado por fin su lugar con su familia. Varios opinaban que alguien como Louis era probablemente lo que siempre había buscado el príncipe y por fin lo había encontrado.

–Harry me ha enviado a buscarte –dijo Zayn –. A menos que prefieras descansar.

Louis negó con la cabeza. Debería estar cansado, pero no se había sentido tan lleno de energía en toda su vida.

–No me perdería esto por nada del mundo.

–Pero si no sabes lo que es.

Zayn rio mientras se abrían paso entre la gente.

–Pues cuéntamelo.

Salieron a uno de los jardines del palacio, se había llenado de gente. Había tantos invitados que era imposible contarlos, tantos que llegaban hasta la calle.

–¿De dónde ha salido tanta gente?

–De todas partes, de todo el país.

Harry se encontraba entre ellos, tenía un aspecto magnífico.

El corazón de Louis se derritió cuando lo vio venir a él. Su Harry, su esposo.

–No son dignatarios ni gente importante sino ciudadanos normales que han venido para desearte felicidad –le explicó Zayn, poniendo una mano sobre el hombro de quien siempre sería su hermano–. Lo estás haciendo bien, hermanito. Tu gente te quiere.

Harry se encogió de hombros, pero Louis vio que estaba conmovido.

–Hay una delegación del primer pueblo que visitamos, donde te regalaron el pañuelo.

–¿Y qué estamos esperando para ir a saludarlos? – Le dijo Louis.

–Gracias, cariño. Será muy importante para ellos. ¿Tú también vienes, hermano?

–No, yo voy a lidiar con los aburridos dignatarios –respondió Zayn, antes de volver al interior del palacio.

Harry tomo del hombro a Louis para llevarlo hacia un grupo de gente.

–Me temo que esto alargará la celebración. ¿Seguro que no quieres descansar?

–No necesito descanso, tenemos otras prioridades.

Harry se detuvo para mirarlo a los ojos.

–¿Te he dicho cuánto te amo?

–Sí, me lo has dicho, pero nunca me cansaré de escucharlo. Y yo te amo a ti.

Cuando Harry esbozó una sonrisa, Louis supo que se había embarcado en la aventura más maravillosa de su vida.

FIN