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Louis y Harry llegaron juntos al salón de clases, el uno al lado del otro, hablando acerca de lo que habían hecho el domingo. 

Harry aprendió que Louis solía trabajar en la cafetería de su tío los martes, jueves y domingos como mesero y le dijo que algún día lo llevaría para que conociera, convenciéndolo finalmente cuando le dijo que le invitaría el mejor muffin de chocolate de la ciudad. Harry solo sonrió y asintió mientras el castaño le robaba un beso rápido en medio del pasillo, alegando que no pudo resistirse, haciendo sonrojar al menor.

Todo era tan irreal, se sentía irreal para ambos. No eran nada formal, solo dos chicos conociéndose y queriendo ser algo más que amigos y aquello no les disgustaba para nada. Harry sentía cosquillitas en el estómago cada vez que Louis lo miraba, pero no se atrevía a robarle un beso nuevamente como en el baño, se sentía más tímido de lo normal pero le daba seguridad saber que Louis era lo opuesto a él y más aventado.

En toda la clase, Harry se removía varias veces nervioso al saber que Louis estaba sentado justo detrás suyo, y hasta podía sentir su mirada. Tuvo pequeñas ganas de voltear a darle una rápida mirada pero sabía que sus mejillas rojas lo delatarían muy fácilmente.

Era tan débil cuando se trataba de Louis. Cuando se besaban era simplemente como tocar el cielo para el rizado, ya que Louis tenía un punto medio entre besar dulcemente mientras agregaba un poco de posesividad en sus movimientos. Y aquello lo volvía loco y lo dejaba deseando más.

En un momento se encontró recordando aquel beso en el baño, Louis lo sostenía contra su cuerpo como si fuera todo lo que quisiera tener. 

Harry se hizo más pequeño en su asiento y disfrutó estar envuelto por el aroma de la casaca de Louis, era como si lo estuviera abrazando muy muy de cerca. Recordó cuando, al besarlo en los baños, el castaño metió sus manos por debajo de la casaca para entrar en contacto con su piel. Las manos de Louis eran muy cálidas y fuertes. Tal vez no debería pero su mente le jugó una mala pasada y mordió su labio inferior al empezar a imaginar en qué otras cosas Louis podría emplear sus manos en él. Las hormonas estaban haciendo que entrara en calor al pensar que el mayor podría tratarlo rudo al momento de besarlo de nuevo, tal vez tomar sus rizos largos o tomarlo del cuello. Podría hasta enterr-

— ¡Styles! —la voz de la profesora lo sacó de sus pensamientos, dándose cuenta que toda la clase lo estaba mirando.

—Eeh... ¿s-si...?

—Lo he estado llamando cuatro veces y no me respondía, ¿está todo bien? ¿quiere ir a la enfermería? 

—Eeh si, si bien está todo, digo, está todo bien. —se sonrojó demasiado al voltear y encontrarse con la mirada de Bill, quien prácticamente lo desnudaba con los ojos.

—De acuerdo, ¿me puede mencionar 4 de todas las figuras literarias que hemos visto hoy en clase, por favor? 

A Harry le empezaba a doler la cabeza, había demasiada atención en él y ahora tenía ganas de llorar. Pero no podía hacerlo. Así que respiró y confió en todo lo que sabía acerca del tema, a pesar de no haber prestado atención a la clase por calenturiento. 

—S-si, claro, hmm... ironía, hmm ¿epíteto? —vamos piensa, piensa piensa, solo dos más.— Hmm... creo que... hipérbaton y... —solo una, vamos, vamos, ¡se me bloqueó la memoria, no puede ser!

—Símil —escuchó un susurro muy bajito a sus espaldas, se estremeció cuando supo que era Louis, quien lo estaba salvando.

—Y hmm símil. —dijo finalmente, agradeciéndole mentalmente al chico de atrás, a pesar de que él haya sido la razón de su distracción. 

The Cheerleader of my Dreams (ls.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora