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Cuando Louis llegó a casa de Harry, no pensó que en vez de casa sería una completa mansión. Sospechó antes que tal vez los padres del rizado tenían mucho dinero por el auto tan caro y lo formales que se veían cuando fueron a dejar al chico en su primer día; sin embargo, no creyó que fuera tanto.

Se detuvo en la enorme reja que lo separaba del jardín principal de la casa. Pensó en tocar el timbre pero al final se decidió en mandarle un mensaje al rizado mientras observaba el cuidado jardín y la fina estructura de la fachada de la casa.

"¡Hey Rizos! Ya llegué, ¿por qué no me dijiste que eras millonario?"

Esperó a que el menor le respondiera, a lo lejos vio a un hombre con pantalón verde militar y una camiseta blanca que pareció notar su presencia así que se acercó hasta la reja, alzando una ceja en cuestionamiento.

—Oh, hmm mi nombre es Louis, soy compañero de Harry y vine a hacer un trabajo con él. —dijo algo intimidado por la mirada del hombre, que no parecía tener más de 35 años.

—Oh, ¿eres compañero de Hady? ¡Que bueno! No vienen muchas personas por aquí y es bueno saber que ha hecho un amigo en su nueva escuela, me da mucho gusto.—repitió el hombre algo sorprendido y hasta con una casi visible sonrisa asomándose por las comisuras de sus labios. Louis se quedó quieto en su sitio cuando el pelinegro abrió las rejas con una de las muchas llaves que tenía atadas a su cinturón y lo dejó pasar.— Vamos, entra, seguro te está esperand- oh, ¡ahí está!

Louis giró su cabeza hacia la dirección donde el hombre observaba con una sonrisa y pudo ver al rizado asomándose desde detrás de la gran fuente, caminando hacia ellos. El castaño no pudo evitar tomarse un tiempo para observar por completo al menor, quien vestía una camiseta blanca unas tallas más grande y unos cortos shorts cafés. Su cabello caía por ambos hombros y estaba algo despeinado, como si recién se hubiera levantado. Hasta lo delató aquel movimiento en el cual frotó su ojo con un puño.

El chico llegó a su lado y le dedicó una pequeña sonrisa antes de saludarlo agitando su mano en el aire timidamente. 

—Hola Louis, perdón por hacerte esperar, me había quedado dormido. —admitió con vergüenza a la vez que lanzaba miradas nada discretas al hombre mayor.

—Oh, no te preocupes, no fue mucho tiempo.

—Hmm vamos adentro, yo... —el rizado pareció recordar algo y golpeó suavemente su frente con la palma de su mano lo cual le pareció tierno a Louis.— cierto, hmm, él es Joey, es mi amigo. 

—Trabajo acá. —agregó Joey mirando al de rizos. 

—Si pero también eres mi amigo. —sonrió mostrando sus hoyuelos antes de voltear y darle un gesto con la cabeza a Louis para que lo siga, cosa que el mayor acató rápidamente, empezando a caminar y despidiéndose del hombre dándole una breve mirada y asentimiento.

—Perdón de nuevo por hacerte esperar. —volvió a disculparse el menor, jugando con sus manos y caminando hacia la casa.

—En serio, rizos, no tienes por qué disculparte. Apenas fueron unos cortos minutos.

—Y por lo otro que me dijiste en el mensaje... hmm bueno si, mis padres tienen dinero y eso pero no me gusta hablar sobre eso, yo-

—Hey, corazón, tranquilo. —el castaño se posicionó en frente del menor, haciendo que ambos se detengan, el rizado con el rubor asomándose por sus mejillas por el apodo.— ¿Sueles dar muchas explicaciones, no es así?

—Hmm bueno, tal vez, perdón. —respondió cubriendo su rostro con ambas manos, haciendo que el mayor soltara una risa.

—Cada vez que te disculpas innecesariamente un hada muere. —Louis le guiñó un ojo, retomando su caminata hasta llegar a la gran puerta de entrada a la residencia Styles, la cual estaba siendo cuidada por un hombre mucho mayor que el anterior que había conocido en el jardín.

The Cheerleader of my Dreams (ls.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora