Maratón 2/4

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Toda mi ropa está tirada por el suelo. No sé que puedo ponerme... Debería vestirme para seducir? No lo sé... estoy echa un lío.
Finalmente veo un precioso vestido rojo que nunca he estrenado con los tacones de leopardo. Me dejo el pelo suelto porque sé que a Jon le gusta mucho. Una vez me dijo que le encantaba verme con el pelo suelto porque me daba un aire salvaje de lo más sexy.
Cuando termino de prepararme veo que son las ocho en punto y me quedo pensando en donde se habrá metid este imbécil. Al instante, como si lo hubiera invocado, suena el timbre dos veces. Es él.
Le abro la puerta y a Jon se le abre la boca.
-Estás realmente hermosa, Alex.
-Waw, por fin dices mi nombre -lo miro despectivamente, pero en el fondo me sonrojo por lo que me ha dicho. Él también está muy guapo y al instante empiezo a pensar que quizás no lo logre.
Muy caballerosamente él me da el brazo y me abre la puerta del coche.
-Gracias, pero no hacía falta, tengo manos y puedo abrir la puerta sola. -Digo solo para fastidiar, y lo consigo, al instante veo como se tensa, pero extrañamente no me dice nada.
Llegamos a un restaurante realmente bonito y él vuelve a abrirme la puerta, como si no le hubiesen afectado mis palabras, pero yo sé que sí.
Enseguida nos sentamos y llega el camarero. Los dos pedimos "Salmón a la salsa blanca" con un vino blanco.
-Bueno Alexia, por qué no me cuentas algo de ti. -Dice él. Parece fimemente decidido a conocerme. -Por qué decidiste convertirte en luchadora?
-Porque mi padrastro me hacía golpeaba y quería defenderme -obviamente no le puedo decir la verdad así que ya venía preparada de casa.
-Oh lo siento, no debería haber preguntado -dice todo compungido. A mi me toma de sorpresa su disculpa y sin quererlo bajo la guardia.
La cena estaba deliciosa y realmente he pasado una velada prometedora.
Luego me lleva a mi casa.
-Lo he pasado muy bien, gracias por la cena. -digo girándome, con las llaves en la mano para abrir la puerta.
En ese momento, Jonathan me coge de la mano y me gira tan de sopetón que no soy capaz de reaccionar a tiempo y para cuando quiero darme cuenta me está besando. Las llaves están ya en el suelo de la impresión.
Casi sin darme cuenta, hechizada por sus labios, le respondo al beso. Se nota que aprendió algo con los años.
Cuando nos separamos por falta de aire, entro en la casa sin darle tiempo de decir nada. Me da que estoy cayendo otra vez.
Desesperada llamo a Sandra, mi prima, que es la única de mi familia que sabe lo que me ocurrió con Dean.
Rápidamente se lo cuento todo.
-Voy a adelantar mi viaje para verte. Relajate y respira, llego mañana.

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