Narra Samantha
-¡Que te esto diciendo que no, pedazo de idiota! –exclamo yo con evidente ira en mi voz.
-Pero vamos a ver, Samantha, se realista, no te puedes quedar en España para los restos, yo debo volver a EE.UU. tengo un trabajo en la WWE que ya he desatendido demasiado. –Explica con paciencia Jonathan . Lo que no sabe es que la paciencia me pone más de los nervios de lo que ya estoy.
-Escúchame bien, Jonathan Good, o te callas de una buena vez o voy a tener que ponerme tajante. –Hablo en serio, creo que España es un buen lugar para criar a nuestra hija.
-¡Pero quieres escucharme! ¡No podemos quedarnos porque tengo que volver a la WWE enseguida, algunos trabajamos! –auch, ese ha sido un golpe bajo.
-¡Tu quieres volver para engañarme con la rubia de bote polioperada de las narices esa de Renee Stupid! –Exclamo echándome a llorar, y es que no es nada justo. –Lo que pasa es que ya no me deseas, no me ves atractiva –digo sorbiéndome los mocos.
-No digas tonterías, cielo, yo te amo solo a ti, créeme. Me gustas mucho y no puedo apartar las manos de ti, pero la doctora dijo que debíamos esperar unas semanas antes de hacer nada...
Eso me suena a excusa barata, y así se lo digo.
-No me mientas, Jonathan. –estoy furiosa, tanto que podría romper algo, pero tengo miedo de despertar a Alexia.
-Si no es mentira, lo dijo la doctora, pero mira, podemos hacer una cosa, si aceptas regresar mañana mismo a Estados Unidos en una semana te prometo que lo intentaremos, pero si te duele prométeme que me mandarás parar. –Dice con tono conciliador, el pobre no sabe con quien se está metiendo, casi me da pena... casi.
-¡JA! Conmigo el chantaje no funciona, y tú deberías saberlo de sobra. A la mierda, me largo, cuando entres en razón me llamas.
-No seas infantil, tienes una hija, regresa aquí ahora mismo. Lo digo en serio, como te atrevas a cruzar esa puerta... –no le dejo terminar porque le tiro la puerta en las narices y salgo pitando.
Me dirijo rauda hacia la esquina ya que sé que hay una estación de metro y que allí no podrá seguirme. Me meto en el primer vagón que veo y me bajo en la quinta parada. Ni siquiera sé dónde estoy, pero creo que no estoy muy lejos. Ahora mismo lo que necesito es alejarme un poco del señor "no hagas esto no hagas lo otro". Al principio tanto cuidado me resultaba enternecedor, pero después de un mes de pasar por lo mismo día tras día... cansa, y mucho. Lo siguiente que necesito ahora es un trago. Curiosamente al doblar la esquina me topo con una calle llena de bares. No creo que a Jon se le ocurra buscarme aquí así que es el lugar perfecto para desconectar un poco.
Entro al que tiene mejor pinta y me siento en un taburete en la barra.
-¡Un wishkey doble! –le grito al camarero.
-¿Qué tipo de wishke quieres, ricura? –dice el muy descarado. ¿Es que no me ha visto el anillo de compromiso?
-Un Jack Daniels y no me llames ricura, imbécil. –digo lo más enfada que puedo.
-Te lo llamo porque no sé tu nombre, nena. Da gusto ver por aquí a una dama que sabe beber. –dice guiñándome un ojo. Descarado.
-Señora de Good para ti. –Digo con toda la mala leche que puedo reunir.
-Indirecta pillada, aquí tienes tu copa. Por cierto, ¿no le han dicho a tu esposo que a las damas guapas no se las deja solas? –dice yéndose.
Menudo pesado, aunque hay que admitir que era guapo, tenía unos preciosos ojos verdes que no tienen nada que envidiar a los de Jon, sin embargo, prefiero a mi hombre, yo no me caso con él por lo guapo que es, que lo es y mucho, si no por su personalidad tan alocada que me enamoró desde el primer momento.
Dos horas y cinco copas más tarde me he hecho amiga de Hugo, así se llama el camarero. Resulta que esa es su forma de ser, no estaba coqueteando conmigo, bueno, por lo menos no después de que le dijera que era la señora de Good.
Son las dos de la madrugada, creo que me voy a ir yendo, Jon debe estar bastante preocupado por mi... no debí haberme puesto como me puse, y menos por una chorrada.
Cuando llegue le pienso decir que acepto que nos vayamos a EE.UU.
De repente, veo una figura claramente femenina solamente alumbrada por la luz de una farola. Que extraño, su cabellera rubia se me hace muy familiar.
En un instante empiezo a sentirme mareada y todo se torna borroso, pero antes de que pierda la consciencia por completo, esa figura se me acerca y me susurra algo al oído que me pone los pelos de punta.
-Buenas noches, querida.
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Bueno, parece ser que esto empieza a animarse...
¿Quién será esa misteriosa mujer de cabellera rubia?
¿Qué va a ocurrir a continuación?
¿Cómo reaccionará Dean cuando se entere de que Sam se fue de copas... y peor aún... de que un chico coqueteó con Samantha?
Esto y más en el próximo capítulo de "Retaliation". Os quiero mucho a todos/as, en serio.
Kisses.
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Retaliation
Hayran KurguÉl era rebelde, agresivo, en fin, un Lunático. Ella buscaba venganza. Pero las cosas no siempre salen como se planean.