Renjun y Jaemin eran novios, eso Jeno lo tenía bastante claro, él jamás haría algo para interponerse entre su relación, menos cuando Renjun había sido el único que lo había aconsejado en cuando a su enamoramiento de Jaemin.
Algo extraño, sí, pero e...
Sus piernas se movían en modo automático, sin saber si quiera hacia dónde caminaba.
Por su mente se repetían las palabras de Renjun una y otra vez, sólo pudiendo recordar sus mejillas sonrojadas mientras esas palabras salían de su boca.
¿Qué era lo que le molestaba realmente?
Que a Renjun le gustara alguien más era algo que definitivamente no se esperaba, pero tampoco parecía una locura después de entender que eso podía pasar, es decir, ahí estaba Jeno.
Jeno...
De los nueve millones de personas que habían en Seúl, tenía que gustarle Jeno.
En cuanto se vio frente a su edificio, pasó directamente hasta el elevador, apretando insistentemente el botón.
Suspiró mientras veía los números bajar hasta llegar al número uno. Se subió al elevador, apoyándose contra una de las paredes.
Sacó su teléfono, titubeando sobre el teclado antes de mandar el primer mensaje.
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