d i e c i s i e t e

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El fin de semana había sido de ensueño, ninguno de los tres quería volver a la realidad. 

El domingo por la mañana, Jeno y Jaemin amanecieron aferrados al mayor de todos, pues aunque fuera verano, la temperatura igual era algo baja por las mañanas. Contrario de lo que había pensado Renjun, había dormido como un bebé, tan calentito que ni siquiera le importó el no poder moverse por los cuerpos de los menores sobre él. 

Cuando quisieron salir en busca de su almuerzo, se encontraron con la dueña de la residencia, quien los miró extrañada, sin dudar en preguntar cómo habían hecho para dormir los tres en una sola cama. Por suerte, la señora se había distraído rápidamente con otra pareja que intentaba salir también, siendo su escapatoria perfecta. Le dieron unas cuantas sonrisas incomodas a la mujer, y antes de que pudiera decir nada, huyeron. 

Después de tener sus estómagos llenos, fueron hasta la playa por última vez, buscando algún lugar un tanto más alejado del resto de personas, dejando sus cosas en la arena antes de correr a lanzarse al mar. El tiempo pasó más rápido de lo que ninguno hubiera pensado, por lo que para cuando decidieron dejar el agua, el sol empezaba a esconderse, dejando la más linda explosión de colores en el cielo. 

Terminaron de ver la puesta de sol mientras caminaban por una pequeña feria de cositas artesanales a un lado de la playa, tomando sus manos discretamente mientras veían los lindos accesorios de pareja que muchos puestitos tenían. 

Podían llamarlo un cursi y un cliché, pero Renjun quería una de esas pulseritas de lindos colores para él y sus novios. 

— Oh, ¿Lo quieres para tus amigos? ¿Como un brazalete de la amistad? — Había preguntado una de las mujeres en uno de los puestos. —  Eso es muy dulce, los chicos de tu edad no suelen hacer ese tipo de cosas. 

— Sí, es que nos conocemos desde pequeños... — Sonrió, sin dejar de sentirse un tanto incómodo al tener que mentir. 

— Ya veo, de acuerdo... Por aquí hay diseños que podrían gustarte con las letras que me dijiste. — Enseñó la mujer unos cuantos brazaletes de hilo tejido que mostraban una sola letra. — ¿O prefieres collares? — Le mostró collares de lindas piedras que por un lado tenían letras grabadas.

— Me gustan más estos. — Tocó por encima los collares, sonriendo levemente. — Voy a llevar estos. 

La mujer sonrió también, guardando los collares en una bolsita de papel antes de dársela al menor. 

En cuanto Renjun tuvo la bolsita en sus manos, se fue en busca de sus novios, dando pequeños saltos hasta ellos cuando los encontró en puesto que tenía unos cuantos juegos infantiles que llevaban premios. 

— Sólo tienes que tomar al pez con el gancho, Jeno, no es tan difícil.— Escuchó al menor, mientras que Jeno intentaba pescar un pecesito de plástico.

— Me haces perder la concentración, guarda silencio, ahuyentas a los peces.

— Son de plástico, idiota. — Renjun lo miró con su ceño fruncido, sin poder creer que  Jeno de verdad no pudiera tomar pez.

— ¿Quieren callarse? — Renjun rodó sus ojos, al igual que Jaemin, mirando a Jeno con sus brazos cruzados. — Les dije, necesitaba silencio. — Sonrió dulcemente cuando tuvo el juguetito en sus manos. — ¿Puedo tener mi premio?

— Los premios son para los niños, te lo dije antes de empezar a jugar, si no tienes un niño, no puedo darte nada. — El muchacho que atendía los juegos se encogió de hombros, sonriendo a modo de disculpa, sin embargo, los tres chicos restantes sabían que no lo sentía realmente.

— Oh... Bien, vámonos. — Jeno sonrió levemente, empezando a empujar a sus novios para salir de ahí. — Chicos.

— Él pagó por para jugar. — Renjun miraba al muchacho fijamente, sin dejarse intimidar por su arrogante mirada. — Tomó el tonto pez, merece un premio.

friends; norenminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora