c e r o

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Jaemin estaba seguro de jamás haber vivido un año tan complicado. 

En los últimos meses se había dado cuenta del enamoramiento por su mejor amigo, y tuvo una extraña relación de amistad con él a pesar de ambos estar enamorados del otro. 

Algo estúpido, dirán algunos, era demasiado obvio lo enamorados que estaban el uno del otro. 

Y sí, ambos llegaron a saber aquello sin tener que decirlo, pero las cosas no eran tan sencillas. 

A pesar de que Renjun llevaba varios años enamorado de Jaemin, no fue fácil llegar a creer que su relación podría funcionar, según él, estaba destinada al fracaso, y no podía arriesgarse a perder a Jaemin. 

Sí, su trauma era un desgraciado que le hacía creer que nunca sería suficiente para Jaemin. 

Pero finamente estaba trabajando en eso, y por supuesto que Jaemin había sido de mucha ayuda en el proceso, por lo que luego de otro par de meses, finalmente podía disfrutar de una linda relación con él, cargada de amor y cariño. 

Renjun no podía pedir nada más, si tenía que ser sincero. 

Sin embargo, el inicio de su relación había desencadenado otro par de sucesos que complicaban un poco más la vida de nuestro lindo Jaemin. 

Él no supo el por qué en ese entonces, pero cuando los indicios de una posible relación entre él y Renjun surgieron, Jeno había empezado a alejarse lentamente, y eso no lo entendía, era su mejor amigo, y necesitaba consejos de cómo seguir con su relación con Renjun cuando este con suerte si podía ir a sus terapias sin hecharse a llorar una noche entera. 

Necesitaba a su mejor amigo, extrañaba poder contarle sobre su día en el asilo donde hacía voluntariado, en sus clases, sobre cómo había ido el día con Renjun, y en la angustia que le porvocaba no saber cómo ayudarlo. 

Pero Jeno no estaba ahí por más mesajes que le mandara. 

Y tal vez si Jeno hubiera contestado alguno de sus mensajes, hubiera podido apoyar a Jaemin cuando las cosas con su madre parecían ir cada vez peor, y no hubiera tenido que correr en su búsqueda cuando este decidió apresuradamente abandonar su hogar. 

Sí, el rechazo de su madre hacia él y su relación con su novio había sido el quiebre final en su relación con su madre.

Jaemin quería ser plenamente feliz con su novio, lo amaba y amaba su relación, pero tampoco iba a negar cuan difícil era para él fingir que el rechazo de su madre no le afectaba. 

Todo lo que quería era que su madre volviera a mirarlo como antes. 

Pero se dio cuenta que quizás eso no volvería a pasar. 

No era fácil convivir con ella en la misma casa por más que su padre intentara ayudar. 

Y fue aquel día donde su madre lo vió besando a su novio donde todo pareció finalmente explotar. 

— Entonces vete a tu casa, ya me escuchaste, y lo agradezco, pero como dijiste, casi estamos llegando, puedo ir con Mei, ella también me escuchará y me consolará

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— Entonces vete a tu casa, ya me escuchaste, y lo agradezco, pero como dijiste, casi estamos llegando, puedo ir con Mei, ella también me escuchará y me consolará. — Suspiró. — De verdad agradezco que vinieras por mi, y escucharas todo esto, pero no estoy preparado para continuar si tú no hablas tampoco. — Detuvo su andar, esperando que Jeno hablara, sin embargo, el mayor sólo miraba sus pies, sin pronunciar palabra. — Gracias, Jeno-ssi, puedes irte a casa ahora. — Se despidió después de largos segundos de silencio. 

— Me gusta alguien. — Dijo de pronto, deteniendo los pasos que Jaemin había retomado.

— Y eso tiene que ver conmigo porque... — Dejó incompleta la oración, sin entender.

— Porque eres tú. 

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