𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒂𝒏𝒔𝒂𝒓 𝒖𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐

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El festejo del 31 de Diciembre fue fantástico. Jamás habías vivido un fin de año como ese. La verdad es que en Italia celebran todo un poco diferente, pero eso solo lo hacía mejor. Pasaron las semanas y ya estabas a gusto, te adaptaste al lugar y algunas caras se te hacían conocidas al pasar por alguna tienda o callejón.

La vida no te pudo haber recompensado mejor.

Una mañana, Massimo volvió a solicitar tu apoyo para que lo ayudaras en la pesca y claro, tuviste que madrugar un poco más de lo usual, pero vale la pena.

—Has mejorado mucho con las redes desde la primera vez —dijo Massimo orgulloso— estoy plenamente seguro que algún día podrás encargarte con la pesca tu sola.

Grazie molte Signore —contestas sentándote a una esquina de la lancha—, todo lo he aprendido gracias a usted.

Te sentías feliz por haber logrado tener una relación estable con Massimo, ya no era tan callado contigo ni era indiferente, aunque de vez en cuando sí que no perdía la esencia de «hombre de pocas palabras»

Recién terminaban con su labor de hoy, y el sol empezaba a tener más fuerza. Les había ido muy bien hoy, el hombre se quedó acomodando entregas y cajas en su negocio, y tú decides subir a la cocina por algo para tomar.

Al llegar te encuentras con Alberto cocinando algo, tiene la radio encendida mientras tarareaba «Tintarella di Luna» de Mina. ¿Quién diría que su pasatiempo es cocinar? Al notarlo tan concentrado en lo que está haciendo, caminas silenciosa y al estar la radio encendida él no se da cuenta de ningún ruido. Se forma una sonrisa en tu rostro y al estar detrás de Alberto, te asomas sigilosamente por encima de su hombro para asustarlo:

—¡Te atrape!

El chico grita de la impresión, y del susto, casi te golpea con la cuchara de madera que tenía en la mano.

—¡Ay ______, que susto! No la oí llegar —dice entre risas volviendo a la normalidad.

—Perdón por entrometerme, pero ¿qué cocinas? —Te pones de puntillas tratando de ver que estaba ocultando Alberto.

—¡Nada!...nada...solo, un postre para más tarde, es todo.

—¿Crees que puedo ayudarte?

—Ehh —El chico lo piensa un momento— Bueno, pero con la condición de que no te comas ningún ingrediente ¿va bene?

—De acuerdo —Te acercas un poco más a él para ver que estaba haciendo—. ¿Y qué clase de postre es?

—Una crostata. Es una tarta hecha con pasta frolla como base. La preparo con mantequilla, harina, huevos y azúcar como ingredientes básicos, y se suele rellenar sobre todo con mermelada, pero puede rellenarse con diferentes ingredientes —dice el chico alardeando sobre su don como cocinero.

—De veras, y todo eso ¿lo aprendiste tu sólo?

—Digamos que mi papà Massimo me enseñó, pero básicamente lo cocino yo solo. ¿Sí te gusta este postre verdad? —dice con un leve tono de inseguridad.

—Siendo honesta, nunca he probado una crostata, pero se ve deliciosa. Quiero comer una —Ríes ansiosa.

—Te aseguro mi querida amiga, que esta crostata será la primera de muchas —bromeó Alberto— sobre todo si está hecha por mí.

*Espera... ¡te llamo querida amiga! Era una buena señal*

Te pones super feliz ante aquel alago y te susurras:

La persona Correcta en la realidad Equivocada// Alberto x reader// Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora