La persona Correcta en la realidad Equivocada// Alberto x reader// Fanfic

𝑼𝒏𝒂 𝑵𝒐𝒄𝒉𝒆 𝒅𝒆 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅 3/3

Tercera Parte...

                                                                                          — ʷᵉˡᶜᵒᵐᵉ ˢʷᵉᵉᵗⁱᵉ —

'*•.¸♡ ♡¸.•*''*•.¸♡ ♡¸.•*''*•.¸♡ ♡¸.•*'

*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧
ೃ༄*ੈ✩ೃ༄*ੈ✩ೃ༄*ੈ✩ೃ༄*ੈ✩ೃ༄*ੈ✩ೃ༄*ੈ✩
─◌✰್─◌✰್─◌✰್─◌✰್─◌✰್─◌✰್

࿔*:･.˚࿔*:･.˚࿔*:･.˚࿔*:･.˚࿔*:･.˚࿔*:･.˚
◞♡ ⃗◞♡ ⃗◞♡ ⃗◞♡ ⃗◞♡ ⃗◞♡ ⃗
°•⁀➷°•⁀➷°•⁀➷°•⁀➷°•⁀➷°•⁀➷
✩‧₊˚✩‧₊˚✩‧₊˚✩‧₊˚✩‧₊˚✩‧₊˚
˚♡⋆｡˚♡⋆｡˚♡⋆｡˚♡⋆｡˚♡⋆｡˚♡⋆｡ ˚*✩•°˚*✩•°˚*✩•°˚*✩•°˚*✩•°˚*✩•°
>>---▷♡>>---▷♡>>---▷♡>>---▷♡>>---▷♡ 

Alberto cerró sus ojos con fuerza, junto con su puño que aún sostenía el mango de la sombrilla.

Ninguno hablaba, tan solo esperaban... ¿algo?

Ese "algo" se hacía eterno, el chico no pudo contenerse más; se secó de inmediato la mancha en su frente y volvió a cubrirse con el paraguas:

—Lo que pasa, es que... —dijo él conteniendo la respiración.

—¿Qué debías confesarme? —Tu mirada se desvía a otro lugar mientras acomodas un mechón de tu cabello por detrás de la oreja.

—Bueno, no es nada solo [...] es que  «te quiero mucho» —Su tono de voz cambio a un tono de decepción y tristeza, al mismo tiempo que el moreno se aprovechaba de la corta distancia que había entre ambos y da un paso adelante.

Lo observas sin levantar mucho la mirada y comienzas a respirar más rápido de lo normal:

—¿Sí? Bueno, yo también te quiero, Alberto —Te atreves a levantar tu mirada para ver de frente al joven.

Ambos sienten la misma conexión de antes, pero era un sentimiento nuevo y los nervios te atrapan por completo.

—¿Acaso nunca te he dicho lo hermosa que eres? —expresó Alberto mientras te contempla con ojos atrayentes.

Tragas saliva y te mojas los labios:

—No, pero... gracias —Observas sus divinos ojos verdes y tuviste un fuerte impulso de besarlo, abres tu boca para decir algo, pero luego callas y bajas la mirada—. Tengo frío —Frotas tus brazos con las manos.

—Emm —interrumpe Alberto mirando a ambos lados—, mira allá, es un mirador con techo. Vayamos antes de mojarnos más.

Ambos se miraron de reojo y el moreno te toma por la espalda. Corren un poco más por el sendero de árboles, hasta llegar a una pequeña cabina construida con tablas de madera y con una vista a la calle fuera del hotel.

Al llegar, el chico deja la sombrilla en una esquina mientras se secaba unas gotas de agua de su ropa. Tú por otra parte seguías frotando tus brazos del frío que hacía; titiritabas mientras tu mandíbula temblaba sutilmente.

Alberto te observa y se detiene en seco. Comienza a desabrocharse los botones del saco y estiró las mangas de éste para finalmente quitárselo.

Observabas por la ventana del mirador y sientes una prenda cubrir tu espalda, tiemblas de la impresión y vuelves tu mirada hacia atrás.