CAPÍTULO I ✔

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La visita no esperada

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-¡Hay de mí! ¡Si tan solo alguien se acordara de mí! Quizá no quererme, pero sí recordarme. Si tan solo Rory estuviera aquí-suspiró lastimeramente Caitlin, quien estaba sentada en la ventana francesa del recibidor.

La habían mandado a aquel lugar porque decían que por ser pequeña tenía que dormirse temprano y que estorbaba. Pero en realidad no estorbaba, porque siempre se sentaba en un rincón a escuchar la charla de los demás. Seguido había alguien diciéndole "los niños son para ser vistos y no escuchados" y luego añadían "vete a dormir que ya es hora de dormir y ya sabes que cuando no duermes bien estás todo el día siguiente de mal humor, y eso no sienta bien a nadie y mucho menos a ti." Quien le decía esto a Caitlin era su hermana mayor, con quien siempre reñía. Claro está que Brianna, la hermana de Caitlin, siempre la mandaba a dormir con tal de que no la molestara, lo cual significaba que probablemente no la quería.

En fin, Caitlin estaba en el recibidor, sus padres y sus ocho hermanas estaban en la biblioteca. Solo faltaba Rory. Rory era el mayor de todos los diez hijos del señor y señora O'Reilly y el único varón, por lo que era muy apreciado por su padre.

Mientras Caitlin suspiraba, algo la sobre saltó... la puerta había sido tocada y cuando Nanie abrió la puerta, la conversación que provenía de la Biblioteca, cesó. Poco le importaba a Caitlin quién era, pues era seguro que no la buscaban a ella y no la dejarían saber cuál era el asunto al que vino aquella persona.

Pero cuando escuchó gritos de júbilo, alegría, pasos rápidos y después una voz que reconocería en billones y billones de voces singulares, Caitlin, loca de contento corrió a la Biblioteca, se detuvo en el umbral y vio una alta persona delgada, sonriente y de cabellos más rojos que las llamas. Aquel invitado no se podía distinguir, pues estaba rodeado de cuyas muchachas y señora, eran sus hermanas y madre.

Cuando por fin pudo hablar el invitado, dijo viendo a su alrededor:

-¿Dónde está Caitlin?

-Está dormida y no quisiera despertarla-contestó rápidamente Brianna antes que Erin dijera "está en el recibidor".

Erin sabía que cuando mandaban a Caitlin a dormir antes de hora, se iba al recibidor a meditar hasta que llegase la hora de dormir. Pero antes de que otra cosa sucediera, Caitlin se defendió indignada desde su posición diciendo:

-Yo no estoy dormida, solo estaba en el recibidor.

-Eso es lo que iba a decir yo, pero Brianna me interrumpió-se excusó Erin mirando a Brianna fijamente.

-Pero, ¿por qué no viniste a recibirme cuando llegué? ¿Es acaso que ya no me quieres?-preguntó Rory.

-No vine porque creí que eras otra persona. ¿Cómo te atreves a decir que no te quiero? Si yo te quise, quiero y querré con toda el alma-dijo Caitlin compensando a sollozar.

-¿Pero por qué lloras, niña?-rezongó la fuerte voz de Brianna.

-Déjala, Brianna. Es que está contenta de verme, ¿verdad mi Amapola?-preguntó Rory tomando a Caitlin en brazos y sentándose en el sofá de la Biblioteca.

-Sí, es que estoy muy contenta de verte-dijo Caitlin secándose las lágrimas con el delantal.

-Pero no llores, Amapola. ¿Quieres ver lo que te traje?-preguntó Rory sacando de su bolsillo un paquete envuelto en papel café y entregándolo a Caitlin-Anda tómalo, es tuyo-

Caitlin lo tomó y lo abrió sin tratar de adivinar lo que era. Era una cajita negra. Caitlin la abrió y vio en su interior un collar, con un dije de una nota de música negra, tenía un listón redondo negro del cual colgaba el dije y el broche que serraba un extremo del listón con el otro era de oro blanco.

🎹 Un Piano de Quince Años | © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora