CAPÍTULO XXII

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El secreto de Caitlin

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A mediados de agosto, Caitlin recibió una carta de Brennan, su primo. Aquellas cartas, de sus primos, habían sido frecuentes desde la navidad de 1757, y cada vez el contenido de las mismas era mejor y más rico en palabras de pureza y rectitud. Cosa que en verdad alegraba a Caitlin. Pero sabía, y se entristecía por ello, que ninguno de sus primos había creído en Jesucristo como su salvador, lo que significaba que si alguno moría, nunca le volvería a ver. Los quería a todos por montón, y ese cariño había crecido en gran manera durante cada año.

Esta carta en particular que Brennan mandó a Caitlin, es preciso mencionarla y saber lo que decía. Decía así:

"Universidad de Oxford, Oxford 16 de agosto de 1760

Querida Caitlin,

Hace unos días, en la clase de geografía, el profesor comenzó con una pregunta. Dijo que no tenía nada que ver con la clase, eso definitivamente, pero que creía que era una pregunta que todo joven debe hacerse. Nos preguntó: ¿Cuál es tu meta, la gran meta, de vuestras vidas? El profesor dijo que su meta era sencilla y probablemente la meta de muchos: casarse, tener hijos, formar una familia y criar a sus hijos en bien, para que éstos sigan el buen camino y que más tarde, a su debido tiempo, tenga hijos hechos hombres y mujeres, de los cuales se enorgullecerá. Tiene razón, muchos tienen esa meta, pero no todos la consiguen. Ya sabéis a qué me refiero con eso, así que no entraré en detalles. El Sr. Wallis, el profesor, ya no es tan joven. Nos contó que se casó, tuvo hijos y que recientemente se casó su hijo mayor. Apenas va a la mitad de la meta, según parece, pero dijo que conseguir aquello que ya tenía, le había costado mucho. Aun así, se sentía satisfecho, porque sus hijos iban por lo menos, y por el momento, en el buen camino.

Al final de la clase, nos hizo una nueva pregunta: ¿con qué sonáis, cuáles son las cosas con las siempre habéis soñado en hacer? Después nos contó que él siempre había deseado vivir tranquilamente en una cottage en medio del bosque escoses, desde que había sido niño, cuando su abuelo, un viejo Sir escocés, le contaba las grandes hazañas y los mitos de Escocia.

Todo esto me hizo pensar, pensar en cuál era mi propósito en la vida. No tengo mucho tiempo para dar detalles, porque en unos momentos saldremos con el profesor a dar una caminata, pero te daré un resumen. Me di cuenta de que en realidad no me interesa lo académico y ser abogado. Comencé a sentir que mi vida no tenía nada de interesante y que si no tomaba una decisión pronto, así seguiría por el resto de mis días. Si así fuese, quizá me convierta en un ermitaño cuando sea viejo y arrugado. Por ahora, tengo diecinueve años y quiero probar una mordida al mundo. Deseo ver otros lugares que nunca he visto, algo fuera de estas dos islas que forman el Reino Unido, quizá a la India, África o Australia. O quizá vaya a Rusia, siempre me intrigó aquellos parajes. Podría visitar la capital, San Petersburgo, y algunos otros lugares en Euro-Asia. Supongo que sabes qué es Euro-Asia, ¿no? Si no, te lo explicaré después. O quizá me haga a la mar.

El océano también me ha intrigado toda la vida. Es un lugar misterioso y sin fronteras, tanto salvaje como serio, bello y peligroso. Después de todo, el mar fue el que guió a Cristóbal Colón al Nuevo Mundo. Por cierto, ¿no crees que La Niña, La Pinta y La Santa María son nombres muy raros? Aunque supongo que si nosotros lo dijésemos en irlandés, para los españoles sería lo mismo de chistoso que el español para nosotros. Pero regresando al tema, quizá yo encuentre el Segundo Nuevo Mundo, o me convierta en un Robinson Crusoe y viva tanto magnificas como temerarias aventuras, que después escriba en un viejo libro, cuando ya sea anciano y viva en una casa como la del sueño del Sr. Wallis.

🎹 Un Piano de Quince Años | © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora