Preparativos y una confesión
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Caitlin tenía catorce años, pero no por mucho. Ya que su décimo quinto cumpleaños sería en dos días. Por mucho que la O'Reilly hubiese tenido que poner atención a sus hijas mayores y dejar a Caitlin al cuidado de Nanie, amaba a su hija. Y cumplir los quince años era un evento realmente importante para ella, por lo que pese a toda suplica de Caitlin por que no fuese así, la Sra. O'Reilly organizó una gran fiesta para el cumpleaños de Caitlin, como para cualquiera de sus hijas.
El Sr. O'Reilly, por otra parte, creía que los cumpleaños eran algo irrelevante, aunque fuesen de sus hijos. Por lo que únicamente pedía que no se le molestase con preguntas absurdas, como si servir paste de libra o de nuez, y que no se invitase mucha gente. Para la primera petición, realmente no se le necesitaba y la Sra. O'Reilly desconfiaba en que pudiese elegir el sabor perfecto de pastel. Y para la segunda, no había remedio (ya que no era en realidad una súplica, sino una orden) y solo fueron invitados los O'Reilly y la tía Aisling. De Rory, no se sabía nada, porque no contestaba cartas desde hacía tres meses, y según lo que contaba Mery, era porque estaba muy ocupado. Lo que daba lugar a pensar que no tendría tiempo para ir a una fiesta.
En cuanto a Caitlin, ella se había rendido y dejó que su madre hiciese lo que quisiese. Al fin y al cabo, podría recordar aquel evento, como un evento. Así como si fuese desastroso, o si fuese completamente aburrido. Mientras no ocurriese una calamidad, Caitlin estaba segura de que en un futuro, cuando fuese vieja y gruñona, podría reírse a rienda suelta cuando recordara el día de su cumpleaños décimo quinto. Ya se reía a carcajadas con solo imaginar lo que pudiera pasar, pero se limitaba a imaginar cosas chistosas y alegres, porque, ¿quién desea una calamidad para su cumpleaños? Definitivamente solo un loco que no sabe ni qué pudiera ser "en sus cabales".
De modo que ya se pudiera imaginar Caitlin, dos días antes de su cumpleaños, sentada en una silla frente a una mesa tratando de descifrar cual color de listones. Su madre le había insistido en que llevase la moda local: un peinado alto que llevase muchos listones. Así que Caitlin se vio obligada a escoger un color de cintas, con la condición de que no fuese un peinado demasiado alto. Quería conservar la modestia hasta el fin de sus días, y si negarse a la moda y los deseos era necesario para ello, lo haría.
Nadie más que ella, Nanie y Brianna se encontraban en la casa, mientras que los demás estaban en una fiesta en Sheshifield. Brianna se había quedado por dolor de cabeza, muy fuerte, y Caitlin aún no era presentada en sociedad. Pero ello no impedía que mientras la Sra. O'Reilly se ausentaba, no pudiese escoger ciertas cosas y tomar ciertas decisiones. Porque aunque la O'Reilly se había empeñado en hacer una fiesta, deseaba que su hija tomase prácticamente todas las decisiones en cuanto a la festividad, para que le resultase de su agrado.
Ella y Brianna se hallaban en la biblioteca, esperando, cada una por su lado, a que algo les cállese del cielo y las sacara del aburrimiento. Como se sabe, Caitlin se sentaba a la mesa, pero Brianna estaba reclinada en la ventana de la segunda plantita de la biblioteca (donde se hallaba la mesa de Caitlin). Estaban en completo ocio.
--Tráeme agua, ¿quieres?—ordenó Brianna, con su habitual tono quejumbroso y mandón, que sabía agrio.
--Creo que hace desde media hora no te duele la cabeza, y creo también que en vez de estar de ociosa podéis ir a buscar vuestra propia agua—replicó Caitlin, quien estaba enfada consigo misma y ello la hacía explotar en malas conductas.
--Pero yo soy mucho mayor que vos. Debéis obedecerme queráis o no, y por añadidura soy vuestra hermana—Brianna ya estaba más fría.
--Brianna, por favor. Ya no os duele la cabeza, y a mí me están dando unos retumbos en la cabeza que nunca había tenido. Por favor, ¿no podéis ir vos?—suplicó Caitlin, con una mirada que daba a entender que realmente se sentía mal.
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🎹 Un Piano de Quince Años | © [✔]
Tarihi KurguCaitlin es una niña irlandesa de doce años que solo desea un sola cosa: aprender a tocar el piano. Sin embargo, la antigua tradición de su familia se lo impide, y tendrá que luchar contra viento y marea por decidir entre una cosa o la otra: serle fi...