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✚ EVAN BLACKWOOD

Caminaba por la acera con la cabeza en las nubes, mis pulmones luchando por la necesidad de aire, pero no podía evitarlo. Iba a ser padre.

Mis planes jamás incluyeron semejante cosa, mucho menos a esta edad. ¿Qué iba a hacer con un niño si apenas podía cuidarme yo solo? He estado solo desde el comienzo, y con una carga como esa sobre mis hombros, estoy simplemente arruinado.

Abro las puertas del hospital de un empujón y me dirijo a recepción en donde doy los datos de mi abuelo para alcanzar a Emilio que seguramente se encuentra ahí, necesito ayuda urgente, y es la única persona a la que voy a recurrir, a la que puedo recurrir.

Mientras recorro los pasillos del hospital mi mente viaja hacia esa noche en la que también estuve con Jake. Me detengo en seco y tomo mi teléfono del bolsillo para buscar su número entre mis contactos, desde hacía cinco meses que no he sabido de él; después de nuestra despedida, él se fue a la mañana siguiente y no volví a saber de él.

Escucho los tonos y finalmente me manda al buzón de voz, pero no me rindo porque se que necesito escuchar su voz.

—Hola... —murmuro con un nudo en la garganta —Se que prometí que no te llamaría, pero no puedo evitar pensar en ti ahora... —suspiro —Me metí en un problema y creo que no podré escapar de este nunca, me gustaría hablar contigo tan solo un par de minutos, así que, llámame cuando escuches esto. —y colgué.

Me sentía egoísta, jodido, pero sobre todo arrepentido por haber cometido aquel irremediable error; no podía simplemente involucrarme como si no fuera nada, mi prioridad en estos momentos era mi familia, y el simple hecho de pensar que en un par de meses tendré a un niño en brazos me provoca nauseas.

Continúe mi camino hasta que me encontré con todos ahí de pie frente a la puerta del abuelo, con lágrimas acumuladas, devastados.
Miré a Emilio quien derramo una lágrima al verme y negó levemente con la cabeza dándome a entender que había llegado tarde.

Una marea de emociones me golpearon haciéndome sentir tan culpable, no tuve la oportunidad de despedirme.

Miré a mi hermano y mi mundo literalmente se vino abajo, él me miró de la misma manera y se acerco a mi apresurado dándome un abrazo, uno que me dejo prácticamente mudo, con el corazón en la mano. Odiaba verlo llorar.

—No estaba preparado para perder a alguien mas. —mustio bajito mientras sollozaba —Prométeme que te quedarás. —suplicó entre un sollozo.

No podía ni recordar la última vez en la que lo había visto llorar de esa manera, pero la mas clara fue a nuestros diez años cuando estábamos yendo a visitar a nuestros padres al cementerio y él me abrazo de la misma manera, rogándome entre sollozos que no me fuera, que no lo dejara solo.
Me consideraba una mierda de persona, pero mi hermano no merecía tal sufrimiento, quizás existían nuestras diferencias, pero nunca le negaría algo como esto.

—Me quedaré. —le correspondí el abrazo de la misma manera —Te lo prometo.

[ *** ]

—Has estado muy callado todo este tiempo, ¿seguro que te encuentras bien? —cuestiona Emilio en el asiento a mi lado sacándome de mis pensamientos.

Después de haber estado horas en el hospital no quería irse, así que estuve acompañándolo todo este tiempo y ahora estamos sentados en mi auto, con un silencio sepulcral en el estacionamiento del hospital.

—Tengo que hablar contigo... es algo serio. —le digo con honestidad mientras volteo quedando frente a frente. Trago pesado porque siento que mis pulmones necesitan mas aire de lo usual, estoy demasiado nervioso.

Lovesick [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora