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EVAN BLACKWOOD

—¡Evan, cálmate! —exclama Emilio mientras se interpone en mi camino y me toma por los hombros —Todo estará bien, solo... tranquilo.

—¿Tranquilo? —suelto una risa incrédula y señalo el largo pasillo del hospital en donde circulan doctores y enfermeras —Ella y mi bebé están en peligro por mi maldita culpa ¿No lo entiendes? Todo lo que toco prácticamente se pudre o muere. Debería desaparecer para siempre.

—¡No digas eso! —exclamó nuevamente —A mi me importas, estúpido. Y no soporto la idea de perderte, ¿me oyes? A pesar de lo que digan los demás o incluso tu, nunca voy a dejar de quererte, así que no se te ocurra volver a decir eso, porque no tienes una idea de cuanto me duele que pienses eso. Eres mi hermano gemelo, ¿de verdad no te importa ni un poco lo que yo sentiría al saber que nunca te volveré a ver? —se dio la vuelta —Quizás no te importe nadie, ni siquiera tu mismo, pero que sepas que siempre habrá una persona que estará dispuesta a dar todo por ti. —me miró de reojo —Y luego esta Jake, a quien también le importas mas de lo que crees...

Me quedé mudo, levanté la mano para alcanzarlo pero ya había comenzado a caminar al lado opuesto perdiéndose entre las personas que circulaban por el piso del hospital que se encontraba lleno.
Me volví a sentar en la sala de espera y me talle el rostro frustrado, estaba destruyendo mi alrededor con mi maldito egoísmo, intentaba hacer las cosas bien pero me salía todo lo contrario, no podía hacer algo sin que otra cosa saliera mal; supongo que le haría un favor a todos si me iba.

Fruncí el ceño y me quedé hundido en mis pensamientos un rato, después me levanté nuevamente y me dirigí a recepción en donde pregunté por Zach, ya que tenía que hablar con él si quería resolver al menos el segundo caso que no me dejaba cerrar los malditos ojos por las noches.
Me dirigí a su habitación y di un toque leve en la puerta para después adentrarme y observarlo ahí recostado en la camilla.

—Hola. —saludé y él abrió los ojos y fijo su vista en mi mientras dibujaba una apagada sonrisa —¿Cómo estas?

—Terrible, la comida que dan en este lugar es prácticamente mierda. —dramatizó mientras acomodaba la almohada detrás suyo y se sentaba para prestarme atención, le escuché gemir bajito —Esta cosa aún duele. —me miró —Pero, ¿Qué haces aquí?

—Vine a preguntarte sobre... Matthew. ¿Tu padres han descubierto algo?

—No lo sé, los desgraciados han venido a verme solamente una vez, estoy seguro que hubieran preferido que ese disparo me matara, después de todo es mas importante si el verdadero "hijo prodigio" esta bien. —se encogió de hombros y paso ambos brazos detrás de su cabeza —A mi también me importa y quiero encontrarlo, pero desde aquí no puedo hacer mucho.

—¿No has escuchado nada entonces? —cuestiono mientras tomo asiento en uno de los sillones pequeños de la habitación.

—Que este vivo es casi un hecho, pero no lo sé, ellos no saben que hacer para encontrarlo, ha pasado mas de un año pero no creen que haya podido irse de South Hill, él no conocía a nadie mas que a ti y a Emilio. Tiene que estar aquí.

—¿Por qué nadie lo habrá visto entonces? Este es un pueblo pequeño en donde prácticamente todos conocen a todos... —suspire y después fruncí el ceño —Este lugar es muy alto respecto a secuestros y muertes, —le miré —alguien puede tenerlo, no sería sorpresa.

—¿Para que lo querrían?

—Vamos Zach, todo mundo conoce a tu padre, y si saben que Matthew es su hijo vale mas maldito dinero que el que ganarás en toda tu vida. —me crucé de brazos y continúe mirando a la nada —He estado en ese negocio por mas de tres años, y créeme... una persona con un apellido gigante como el tuyo vale mas muerto que vivo.

Lovesick [#1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora