Capítulo 16: Gastón

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- Lo siento - se disculpó Kalet al chocar con el hombre. Alzo la vista y se sintió algo intimidado al contemplarlo. Era tan alto como Adam, pero bastante más corpulento.

- ¡Mira por dónde vas, muchacho! - grito el tipo, molesto.

- Lo siento mucho.

El hombre refunfuñó y se marchó, dándole un ligero empujón a Kalet, casi sin prestarle atención.

Kalet tembló un poco ante aquello.

- ¡Qué hombre tan grosero! - se quejó Lumiere, molesto -. ¿Estás bien? - pregunto a Kalet.

- Sí... Pero estoy cansado ya. Busquemos la posada.

- Sí, mejor.


Dieron bastantes vueltas intentando encontrar la posada. Lumiere trataba de guiarlos, pero lo cierto es que apenas recordaba cómo llegar a ella.

- Lumiere, ¿seguro que es aquí? - le pregunto Kalet después de un rato.

- Estoy seguro de que era por esta zona. Aunque no sé... Hace demasiado que no vengo. Deje de ir a la posada años antes incluso de la maldición.

Kalet podía ser muy inocente con algunas cosas, pero no para lo referente a las relaciones físicas y clandestinas. Así que sabía perfectamente para qué iba Lumiere en su juventud a la posada. Probablemente, ese momento en que dejo de hacerlo, fue porque Din Don llego a la casa, y ya no tenía ojos para nadie más.

- Igual la han cerrado - comento Chip.

- Tal vez - contesto Kalet -. ¿Cómo se llamaba?

- "La Posada del Cielo", si mal no recuerdo - aclaro el candelabro.

"Eso suena a burdel" pensó Kalet, incómodo.

Siguieron andando hasta llegar casi a los límites del pueblo, y al fin encontraron un cartel donde ponía "La Posada del Cielo" y estaba escrito sobre el dibujo de una mariposa.

"Definitivamente, esto parece un burdel" pensó Kalet.

Alzo un poco a Lumiere fuera de la bolsa para que viera el cartel.

- ¿Es ahí? - le pregunto.

- ¡Sí! ¡Aleluya!

El establecimiento tenía un establo para los caballos. Estaba muy cerca de la salida del pueblo, al extremo contrario a la entrada del bosque por la que habían venido, o sea que tendrían que recorrerse todo el pueblo para poder volver.

Kalet entro en la posada algo nervioso. Siguió las instrucciones de Lumiere y pidió una habitación para una noche. Volvió a salir para tomar la alforja de Phillipe y dejarlo en el establo. Luego subió a la habitación y dejo sus cosas. Era un cuarto pequeño, con un baño, una cama, un mueble con cajones, y una mísera ventana. Pero estaba bien cuidado, bastante limpio. Aun así, cuando el muchacho se sentó en la cama y observo el lugar, comenzó a sentir que se ahogaba.

Kalet dejo la bandolera sobre la cama, permitiendo que Chip y Lumiere salieran.

- Al fin. Que agobio de bolsa - protesto Lumiere.

- Hasta nuestro cuarto de las escobas es más grande que esto - menciono Chip.

- No seas malo. No todo el mundo tiene nuestros privilegios.

Sonaba un poco estúpido llamarse "privilegiados" teniendo en cuenta su condición en aquel momento, pero era cierto que contaban con más dinero y privilegios que el pueblo entero.

De repente, el mayor se percató del estado de Kalet. Estaba sentado al borde de la cama, con las manos aferradas a las sábanas, la mirada perdida, y su respiración comenzaba a agitarse.

Kalet y la Bestia: La maldición [LRDN #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora