Capítulo 9: Los ojos de la bestia

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Lumiere se encontraba en un pasillo, viendo como Din Don regañaba a Chip y Fifí por algo que habían hecho.

—Hay cosas que nunca cambian —comentó la Sra. Potts, sorprendiéndolo por la espalda.

Lumiere se rio.

—Sí. Din Don regañando a todo el mundo.

—No me refería a él. —Lumiere miró a la Sra. Potts, y al comprender de qué hablaba, apartó la mirada, avergonzado—. Aun con tus ojos de oro, puedo ver cuánto te importa.

—Sé lo que sentimos el uno por el otro, pero también sé que los amores como el nuestro nunca salen bien.

—Siempre hay algo que puede salir mal, como siempre hay algo que podría salir bien. Lo que importa no son los problemas en la historia, sino cómo decidimos continuarla. Él te quiere y tú lo sabes. Los pétalos han comenzado a caer... no te vayas de este mundo sin haberle dicho lo que sientes.

Tras aquello, la Sra. Potts se marchó, dejando al candelabro pensativo. Sabía que tenía razón, por eso no entendía por qué le costaba tanto ser honesto sobre sus sentimientos, con Din Don y consigo mismo.

Kalet se encontraba junto al río, charlando con Cory, mientras Adam estaba con los caballos por alrededor.

—Entonces eres un... ¿Kuki? —le preguntó Kalet a su amigo.

—¡No! Soy un kwoki, somos criaturas mágicas. Podemos hacer magia igual que los hechiceros y algunas otras cosas. Pero —Cory agacho la cabeza— no sé hasta qué punto.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, antes, tengo entendido, que existían más cómo yo. Tal vez aún los haya, solo que no sé dónde.

Cory parecía triste, y a Kalet no le costó entender por qué.

—No tienes familia, ¿verdad?

—Si la tuve, no la recuerdo, he estado solo desde muy pequeño.

—Yo también.

Se produjo un triste silencio por unos segundos hasta que Cory volvió a hablar, más animado:

—Tenemos mucho en común. Hasta al amo.

Ambos observaron a Adam, que se encontraba con Lila y Twais a la orilla del río.

—¿A qué te refieres?

—Yo también fui un regalo de Verett. Quería que el amo me comiera, —Kalet abrió mucho los ojos de la impresión—, pero me perdonó la vida y me dejó libre. Yo tampoco tenía a donde ir, y lo vi tan mal... Así que decidí quedarme para darle las gracias.

—¿Quién es Verett? —preguntó Kalet, repentinamente. Era una pregunta que había rondado por su cabeza desde que Adam lo liberó. ¿Qué tipo de relación había entre ellos?—. ¿De qué se conocen?

—Verett es el tipo de persona que no te conviene tener como enemigo ni como amigo. Eso es lo que siempre me contestan. Llevo años aquí y yo tampoco sé nada más que lo que he visto. —Cory volvió a fijar su vista en Adam—. Pero tengo mis teorías...

—¿Y cuáles son? —se atrevió a preguntar Kalet, algo temeroso.

Cory miró a Kalet un tanto apenado.

—No quiero traerte malos recuerdos.

Aquellas palabras hicieron que a Kalet se le encogiese el corazón.

—¡Chicos! —los llamó Adam—. Se hace tarde, y parece que va a haber tormenta, volvamos ya.

Kalet no volvió a preguntar y tampoco volvieron a tocar el tema, una parte de él quería saber más, pero la otra temía justo eso.

Kalet y la Bestia: La maldición [LRDN #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora