Capítulo 24: Contrarreloj

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Adam, Lumiere, Din Don, Fifí y la Sra. Potts se encontraban inconscientes. Adam reposaba sobre su cama y el resto a su lado, en una manta en el suelo. Chip parecía estar a punto de desmayarse, el pequeño se sentía mareado, comenzaba a ver borroso y a escuchar en eco. Kalet y Cory eran los únicos que se encontraban bien.

- No te duermas, no te duermas - le suplico Cory a la tacita.

- ¿Qué hacemos? - pregunto Kalet, muy preocupado. Ambos estaban histéricos.

- ¡No lo sé!

- ¿Crees que tendrá algo que ver con la maldición?

- ¡La rosa! - Cory salió corriendo del cuarto.

- ¡Cory, espera! - Kalet lo siguió hasta la sala de la rosa, y al contemplarla, ambos quedaron desolados; solo quedaban cuatro pétalos -. No...

- Se acaba el tiempo.

- Habrá algo que podamos hacer.

- ¿El qué? Si hubiera algo ya lo habrían hecho.

Kalet se quedó en silencio, pensativo, durante un rato.

- Cory, solo tú puedes hacer magia... Tenemos que encontrar una solución.

Kalet sabía que estaba poniendo un gran peso sobre los hombros de Cory, y era injusto, pero estaba desesperado.

El kwoki asintió, firme.

- Hallaré la forma. Buscaré en los libros de Lumiere, tal vez encuentre algo.

- Gracias.

Cory miro una última vez la rosa antes de marcharse.

Ambos estaban muy asustados y se negaban a creer que no había una solución.

No iban a perderlos.

Ni pensarlo.


Mientras Cory rebuscaba en todos los libros de hechizos que pudo encontrar, Kalet permaneció junto a los demás. Comprobaba su respiración todo el tiempo, le daba miedo que de repente se les detuviera el pulso.

Fueron pasando los días y ambos empezaron a desesperarse. Apenas comieron ni durmieron en tres días. Lo más que pudieron hacer fue utilizar la magia de Cory para alimentar a Adam y que no muriese de hambre (al resto no les hacía falta).

El peso de aquellos días se sintió como tres meses.

Una noche, Kalet sostuvo la mano de Adam muy angustiado. Le temblaba el cuerpo de puro miedo. Antes de conocerlo, su vida era todo oscuridad y dolor, pero con él se llenó de luz y esperanza. No podía imaginarse un mundo feliz sin Adam a su lado, o tal vez sí podía, pero no quería hacerlo.

- No sé si podrás oírme, pero... - Kalet contuvo un sollozo -. ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Yo no me lo quito de la cabeza. Estaba aterrado, y realmente me intimidaste. Me quedé anonadado cuando me liberaste, no lograba comprender lo que estaba pasando. Era tan irreal para mí... Pero luego fuimos a la cocina aquella noche y me diste leche con chocolate. - Kalet rio al recordarlo -. Y recuerdo que, por primera vez en mi vida, sentí algo de paz... Por primera vez pensará que tal vez no me harían daño. Nunca imagine todo lo que harías por mí. - Los ojos de Kalet se llenaron de lágrimas. Había estado eludiendo el tema, negándose a creer que realmente Adam desaparecería de su vida, que todo lo que había hallado en aquel castillo sería efímero. Pero era un hecho, y en el fondo siempre lo había sabido. Ahora no sabía cómo asimilarlo -. Te quiero... - dijo por primera vez -. Te quiero. Por favor, resiste. Todavía nos queda tiempo...

Kalet y la Bestia: La maldición [LRDN #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora