𝐏𝐞𝐬𝐚𝐝𝐢𝐥𝐥𝐚𝐬

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~𝒟𝒾́𝒶𝓈 𝒹𝑒𝓈𝓅𝓊𝑒́𝓈

Al asomarme por mi ventana pude apreciar la nota clavada por una flecha en mi balcón...Finalmente había llegado, la nota con la que se da a la señal de que la guerra si iba a ocurrir. Salí corriendo de mi habitación en dirección a donde se encontraba la corte de honor, no en la sala del trono, si no en la sala donde ellos vivían. Al llegar abrí la puerta rápidamente llamando la atención de todos ellos.

-Finalmente...Ha iniciado-dijiste sacando la nota-.

Los monjes no dijeron nada y se pusieron manos a la obra, unos fueron a preparar el comunicado para el pueblo, mientras otros llamaban al gran barco, mientras otros llamaban a los comandantes...¿Que significaba la nota?...Es la señal que se da para iniciar la guerra, tenemos un cierto tiempo para prepararnos, pues tardan unos días en llegar el ejército enemigo ya que los templos están a una distancia muy separada.
Me dirigí a ver a mis soldados en el campo de entrenamiento, para ver cómo estaban y si todo estaba bajo control con los soldados de la organización Hellsing.
Durante el camino comenzaba a sentirme pesada, como si trajera una piedra sobre mis hombros o algo me jalara hacia atrás impidiendo que avanzara, sin decir que también me costaba ver bien...Tal vez era la presión que sentía por todo esto...Aveces quisiera no ser tan sensible en algunas cosas y pensar tanto las cosas, soy tan idéntica a mi madre, con razón mi padre se enamoró de ella...
Estaba sobre el balcón viendo el patio enorme viendo entrenar a los soldados, viendo detalladamente cada detalle de ellos...Todo estaba bien hasta que me empecé a sentir mal,afortunadamente no era algo grave o bueno eso pensaba yo, pero la cabeza no paraba de darme vueltas,así decidí acudir al médico sabio del templo a que me recetara algo.
Al llegar con el, amablemente me pidió sentarme en el suelo para examinarme.

-Medico: bien su majestad...¿Cual es su malestar?

-Mi cabeza no para de dar vueltas, mareos y mareos siento, hace rato también sentía los hombros y espalda pesados y mi vista comenzaba a hacerse borrosa...

-Medico: ya veo...No se preocupe, debe estar nerviosa por la guerra, es normal, así que le recetaré estas hierbas medicinales. Tendrá que hervirlas, hacerlas té y remojar una toalla con ese té,después se lo colocará en su frente y lo dejará reposar por una hora.

-Bueno, menos mal que es solo eso, me preocupaba que fuera por que no he bebido sangre o algo así.

-Medico: usted tiene bien controlado eso, su alimentación esta bien y es correctamente balanceada, así que no se preocupe, usted estará mejor lo más antes posible.
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Los ultimas horas han sido igual, mucho movimiento por el templo, la gente del pueblo finalmente comenzó a subir al barco que los llevaría a nuestra isla para su protección, en unos momentos el pueblo se sentirá como un pueblo fantasma, nada de personas, ni animales...Tal vez solo murciélagos saldrán por la noche a pasear, será lo único que se escuchará.
No me había tocado ver a Seras entrenar, vaya que era ágil y es muy atenta a la hora de atacar, aun que también un poquitito distraída o tal vez le da miedo lastimar a alguien en el entrenamiento.
Al que no he visto bien luchar es a Alucard y es más, no lo he visto en todo el día, no me sorprende tanto, pero aveces me lo topaba, si me extraña un poco que no ha aparecido en estos días y solo lo veía en mi habitación cuando acababa el día, aun que aveces estaba y aveces no...Como cuando se desaparecía en la organización, así esta ahora, pero en fin el es así, me gusta darle su espacio así como el me da mi espacio, aparte suelo estar ocupada casi todo el día, confío en el, por eso no estoy atrás de el todo el tiempo...
No estoy asumiendo que ha de estar con otra chica, tal vez entrena en otro lugar...
Mis amigas ya me hubieran dicho que no confiara tanto en alguien que fue mujeriego en su pasado, ¿las personas pueden cambiar, verdad?...
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La noche finalmente calló, me dirigí a mi habitación para poder relajar el cuerpo después de un largo día de entrenamiento y dar vueltas por todo el templo revisando que todo estuviera bien.
Al entrar me di cuenta que...Si efectivamente, no estaba...De nuevo...
Cerré la puerta de mi habitación y comencé a vestirme para ponerme más cómoda, los cocineros ya me hirvieron las hojas, solo faltaba remojar la toalla, pero eso yo lo quise hacer. Metí una toalla pequeña y la dejé absorber, después de un ratito la exprimí. Me recosté boca arriba y coloque la toalla húmeda, deje que el calor tocara mi piel, era tan agradable esa sensación que me relaje rápidamente sin darme cuenta que poco a poco mis ojos se comenzaron a cerrar...










𝐌𝐚𝐫𝐢𝐩𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐞𝐬𝐭𝐨́𝐦𝐚𝐠𝐨 [𝐴𝑙𝑢𝑐𝑎𝑟𝑑 𝑥 𝑅𝑒𝑎𝑑𝑒𝑟]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora