Flotantes Pétalos Negros (Drarry) [Spanish Ver]

Prólogo

La primera vez que ocurrió, Draco no estaba exactamente seguro de lo que había pasado.

Se despertó una mañana de tercer año y un solo pétalo de flor negra estaba a su lado.

No había nada espantoso en ello. Nada siniestro.

Simplemente estaba... allí.

Mirando hacia atrás, el pétalo era bastante hermoso. Su mente lo sincronizó inmediatamente con el simbolismo que había leído en los libros: muerte, odio y tragedia. Así que estaba confundido por qué un solo pétalo terminaría en su cama. Y luego pensó que procedía de una orquídea murciélago, pero más tarde llegó a la conclusión de que era un pétalo de rosa. Lo que sólo sirvió para confundirlo aún más. Sabía que las rosas eran escasas incluso en las zonas donde deberían haber crecido espléndidamente. Las rosas negras puras eran aún más raras. Sólo se podían encontrar en las zonas remotas del Tíbet, e incluso entonces sería difícil encontrar una.

¿Quién desmontaría una flor tan rara para ponerla en su almohada?

Dejó el pétalo en su mesita de noche, prometiendo que investigaría su aspecto más tarde.

Lamentablemente, Draco no acabó aprendiendo nada nuevo sobre ella.

Primero fue a la biblioteca, pero apenas había libros sobre el viaje de las rosas negras. Incluso buscó lo difícil que sería hacer levitar un pétalo hasta su habitación, pero parecía bastante improbable que alguien en Hogwarts (excepto los profesores) lo lograra. Y cuando preguntó por ahí, todo el mundo se sorprendió de que pensara que alguien más era capaz de entrar en su habitación. Después de todo, siempre fue brillante lanzando encantos de protección y creando difíciles encantos de cierre para sus compartimentos. Así que dejó pasar el tema, decidiendo que el mago o bruja que lo había hecho levitar hasta su habitación era increíblemente hábil.

Selló el bonito objeto y lo colocó dentro de una carpeta vacía como recordatorio de la habilidad que había necesitado para llegar hasta allí.

Todo fue bien durante un tiempo después. Iba a las clases, se peleaba con Potter, comía con sus amigos, etc. Pero entonces, un mes después, apareció otro pétalo junto a su cama.

Esta vez, supo inmediatamente de qué tipo de flor procedía: Crisantemo.

Al mes siguiente apareció un pétalo de Trompeta Blanca.

Y el siguiente fue uno de Narciso.

Al siguiente había un pétalo de Lirio.

Aunque al principio le volvían loco, Draco acabó acostumbrándose a sus apariciones recurrentes. Selló los nuevos pétalos en fundas de plástico para colocarlos dentro de su escritorio, sacando la sensación de malestar de su pecho. Pasaron muchos meses, y muchos pétalos de flores aparecieron de la nada.

Pero entonces, algo cambió de repente.

En medio de la cena, mientras Draco buscaba el bote de zumo de naranja, sintió la inmensa necesidad de toser. Se excusó rápidamente, escondiéndose detrás de las puertas del Gran Salón para hacer sus necesidades. Pero, no terminó con una o dos toses. Se convirtió en un ataque, que no se detuvo hasta que dos pétalos salieron de su garganta.

Se sintió temporalmente aliviado.

Porque esa sensación de malestar volvió. El par de pétalos de Amaranthus lo persiguió hasta que su mente finalmente unió todos los signos.

La combinación de todos esos símbolos equivalía a un presagio de que estaba condenado a morir de un amor irremediable y no correspondido.

Ese pensamiento lo asustó para investigar en la biblioteca durante más tiempo. No quería morir por algo tan patético. Draco empezó a saltarse las comidas... a encogerse de hombros con sus amigos... a saltarse las clases para saber más sobre el presagio. Incluso entró en la Sección Restringida sin la aprobación escrita de un profesor, cosa que la bibliotecaria Irma Pince pasó por alto una vez que se dio cuenta de que sólo estaba preocupado por unas inofensivas flores.

Aunque el propio Draco no estaba convencido de que fueran inofensivas. Así que dedicó todo su tiempo a la investigación.

No fue hasta el cuarto año, cuando Pansy sollozó en sus brazos sobre esa enfermedad de la que había leído un cuento, que Draco supo exactamente lo que tenía.

La enfermedad "Hanahaki".

Se sabía que era una enfermedad japonesa muggle en la que uno empieza a toser pétalos de flores debido a sentimientos no correspondidos. Las flores se supuraban dentro de los órganos internos, generalmente en los pulmones. Esto dificultaba bastante la respiración de la persona enferma. Las flores crecían con el tiempo, y las únicas formas conocidas de deshacerse de ellas eran negociar con la persona de la que se estaba enamorado o morir tras un tiempo increíblemente largo de sufrimiento. Era irónico. Es decir, cómo una enfermedad tan desagradable como ésta podía parecer tan agradable estéticamente.

También se supone que es ficticia, pero aquí estaba.

Cuando se dio cuenta de eso, Draco le exigió que le diera toda la literatura que tenía sobre la enfermedad ficticia, confirmando por sí mismo que sí, tenía esa enfermedad ficticia de la que estaba condenado a morir solo.

Después de todo, era natural que lo hiciera. Draco Malfoy nunca había sentido nada por nadie.

Claro que amaba a sus padres y apreciaba a sus amigos, pero ninguno de ellos parecía el amor romántico que los escritores habían descrito en su literatura. Maldita sea, ni siquiera el matrimonio que tenían su madre y su padre se parecía al amor romántico que describían.

Ni siquiera tenía un ejemplo para él, salvo los que Pansy le daba a regañadientes.

Y eso era, de alguna manera, tranquilizador.

Sólo por saber su destino final, es decir. Independientemente de lo que pensara que iba a ser morir, se dio cuenta de que ésta era una forma más agradable de morir. De repente no le importaba, aunque a veces se asustaba de lo oscuros que eran sus propios pensamientos.

Al final de ese año, Draco se decidió a vivir lo mejor posible hasta que falleciera.

Sólo que no esperaba que empezara a empeorar.