Flotantes Pétalos Negros (Drarry) [Spanish Ver]

Siete Días de Silencio

Algunas cosas es mejor hacerlas que decirlas.

Por eso a Draco le gustaba guardar silencio. Le gustaba escuchar a sus amigos hablar sin él, sentirse testigo de su amistad desde el más allá. Volvía a reanimarse cuando Harry le daba un codazo o cuando todos se volvían hacia él expectantes. Decía algo que tenía que ver con los dos temas anteriores o respondía a su pregunta no formulada sin pensar, y luego observaba cómo volvían a hablar. Después de que aquella extraña discusión entre él y Harry lo dejara sintiéndose un poco más enfermo por dentro, Draco descubrió que era cuando más paz tenía mientras los veía comunicarse desde lejos.

Sin embargo, la primera vez que se calló, Draco no se dio cuenta en absoluto. Estaban sentados en las habitaciones de Draco– la tácita nueva sala de reuniones de ellos después de aquella pelea en la Sala de Requerimientos– cuando Pansy y Hermione estaban a punto de terminar de organizar la fiesta de San Valentín y Draco se quedó en blanco. Se encontró recostado en su silla y sonrió. Inesperadamente, Harry le preguntó si le pasaba algo.

"No has estado hablando", informó Harry cuando Draco se limitó a hacerle una pregunta en respuesta. "¿Estás cansado?"

Aunque sabía que era un poco débil, Draco sonrió. "Sólo un poco. No está mal".

"Nos daremos prisa", aseguró Hermione.

Draco dirigió su sonrisa hacia ella y fingió que todo iba a estar bien.

Pero, Draco sabía que estaba empeorando.

Algo en esa discusión con Harry hizo que Draco sintiera que estaba siendo rechazado y aceptado por el Gryffindor al mismo tiempo. Esos dos sentimientos contrapuestos le desgarraron el alma, abriendo un camino claro para que las flores crecieran a una velocidad más acelerada. Así que ahora, Draco no despertaba a las flores. Se despertaba por ellas.

Y no podía decírselo a ninguno de sus amigos porque se les metería en la cabeza que Harry sentía lo mismo o algo así, y luego, cuando se revelara la verdad, Draco tendría que presenciar la expresión frustrada y furiosa de Harry momentos antes de morir. Harry iba a culparse a sí mismo y a revolcarse en los pozos de su desesperación si eso ocurría.

Draco no era estúpido.

Además, Draco sabía desde hacía tiempo que se estaba muriendo.

Sólo que... al principio había sido lento. Un pétalo o dos aparecían para recordarle su peligro mortal. Luego, con el paso del tiempo, más y más pétalos llegaron a su vida hasta que finalmente florecieron en flores enteras que dolieron a Draco más de lo que le gustaría admitir. Y como el lugar de Harry en su vida parecía cada vez más permanente, Draco recibió una bofetada en la cara con sus sentimientos y puso en marcha la maldita maldición.

Así que tal vez por eso Draco se contentaba con mirar y escuchar a sus amigos hablar.

Parecían tan felices, que Draco sentía que estarían realmente bien después de su muerte. Siempre que no estaba escuchando, a Draco le gustaba conjurar una serie de interminables imágenes de sus futuros: Ron y Hermione con sus hijos pequeños en una encantadora casa de campo, Pansy y Theo escapando a las playas francesas, Blaise (y tal vez Cassius, Draco aún no estaba muy seguro) deslumbrando a todo el mundo con su línea de ropa, Vince y Greg asombrando a todo el mundo con su interesante elección de estudio– a pesar de sus defectos, serían brillantes Rompedores de Maldiciones– y Harry estaría con ese misterioso tipo del que estaba enamorado. El último pensamiento a menudo le dolía lo suficiente como para provocarle otro ataque de tos, pero Draco sabía que ese tipo de futuro de Harry era inevitable.

Harry era el héroe de esta historia; siempre consigue su interés amoroso y su final feliz.

Y Draco sólo esperaba vivir lo suficiente para verlo comenzar.