𝑅𝐸𝐸𝑁𝐶𝑈𝐸𝑁𝑇𝑅𝑂

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-¡Guille, Samuel llega en veinte minutos!-Le escuché gritar fuera del granero a mí Mamá, resulta que después de seis años Samuel recién volvía al campo, ya que finalizó sus estudios.

Me apresuré en encontrar la montura y la rienda para ir en busca de Vicente, el caballo blanco que pertenecía a mi familia pero se los regalamos a él en sus cumpleaños número siete por insistencia mía.

Él a diferencia de mi, le gustaba la ciudad y decidió ir a hacer la secundaria allá, durantes estos años no nos ha podido visitar ni para fiestas de fin de año o en sus vacaciones porque él igualmente trabajaba allí para poder pagarse un club de fútbol.

Por suerte mantenía contacto con su madre a través de ese celular que todos en la ciudad llaman "ladrillo" por ser dudadero y casi inútil porque apenas se puede mandar mensajes, pero estaba agradecido con ese pequeño celular de su madre, gracias a ello los dos nos felicitabamos aunque sea por nuestros cumpleaños, creo que yo a veces era el más cariñoso y terminaba escribiendo un testamento, aunque obviamente después lo borraba para que su madre no lo lea.

Corriendo fuí hasta el gran establo que compartian nuestras familias para buscar a Vicente, estabá muy nervioso y feliz de volver a verlo. Y aunque papá algunas veces me ofreció a llevarme de visitas al lugar que se hospedaba Samuel mientras el llevaba algunos cargamento de alimentos a la ciudad, no acepte. Porque realmente ese lugar me daba un gran agobio, amaba el campo y su tranquilidad, no necesitaba salir de aquí.

Cariñosamente acaricié la cabeza de Vicente y este comenzó a hacer ruidos mientras restregaba su cabeza contra mi mano-Adivina quién viene hoy-Dije con una sonrisa pegando mi frente con la suya, él comenzó a remover su cola inquieto así que abri la pequeña puerta de su lugar y lo saque comenzando a colocarle la cabezada para poder arrastrarlo hacía afuera.

Fuera comencé a ponerle la doble montura y demás accesorios para que estuviera listo para un paseo-Espérame aquí, campeón-Deje palmaditas sobre su lomo y corriendo volví a casa para arreglarme frente al espejo, peinarme con las manos humenda y tirarme perfume y me cambie la camiseta por una camisa.

-Papá, ¿Me veo bien?-Le pregunté a él que estaba cocinando para los perros, dejó de cortar los restos de carne del otro día para girarme a ver.

-Cambia tu pantalón y las zapatillas, estuviste toda la mañana trabajando, Guille-Yo baje la mirada y él tenía razón, mi pantalón estaba sucio con tierra al igual que mi calzado.

-Gracias-Grite en el pasillo corriendo hacía mi habitación y me cambié apresuradamente.

-Si me desaparezco, vuelvo a la noche, tengo que ponerme al dia de su vida-Le avisé a papá bebiendo agua a su lado y él sonrió asintiendo. Papá era el único que sabía que Samuel me gustaba, se lo dije una vez mientras juntabamos huevos en la gallinera, tenía más confianza en él que en mamá.

-No abuses de él-Se burló con una sonrisa, frunciendo el ceño le golpee el hombro-Tampoco pienses tan mal de mi-Dije riendo y salí de la cocina antes de que me diga algo más, cuando estuve fuera de mi casa vi a la vieja camioneta de su papá acercarse a los lejos, metí mis manos en mi bolsillo ya que comenzaron a temblar.

Es cómo si en cámara lenta se comenzara a estacionar, sentía mi cuerpo caliente por los nervios, solo esperaba no sudar frío, nunca pensé en como sería este momento de reencuentro. Tragué saliva muy nervioso cuando la camioneta se detuvo, Samuel me veía con una sonrisa detras de aquel gran vidrio.

Cuándo comenzó a abrir la puerta sali corriendo hacía él y al estar a solo medio metro de distancia salté sobre él aferrandome a su cintura con mis piernas, él se tambaleó pero pudo sostenerme y mis brazos se cruzaron detras suyo para poder abrazarlo fuertemente.

Historias cortas - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora