𝑉𝐼𝐴𝐽𝐸

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Mamá me dijo que no mire la ventana cuando estuviera en el bus porque me marearia, pero había tan lindos paisajes por el camino que me costaba despegar la mirada de la ventana.

Nos esperaba tres horas de viaje, porque ya pasaron dos horas de trayecto. Dentro de siete días recién estaríamos volviendo a casa.

El bus era de dos pisos y tenía aire acondicionado y una lámparita en cada asiento, así que cada uno podía apagar o prender a su gusto para estar cómodo en el viaje.

Estabamos a nada de terminar la secundaria y acordamos hacer un viaje de egresados para tomarnos un respiro de los estudios, nuestro instituto no era el único que hacía ese tipo de viajes, de hecho, en el hotel seguramente nos cruzariamos con chicos de otros instituto que van con el mismo fin que nosotros.

Yo estaba en el segundo piso en casi los últimos asientos juntos a Samuel, mi "mejor amigo".

Eran las nueve de la mañana y en segundo piso éramos poco, la mayoría o estaban dormidos o tenían los auriculares puestos, a diferencia del primer piso que eran muchos y se escuchaba por todo el bus el desastre que hacían, como gritaban y cantaban, o a veces simplemente se les escuchaba reír fuertemente al unisonido.

Samuel se removió en su asiento para guardar su celular en el bolsillo de su pantalón, curioso desvíe la mirada de la ventana para observarle.

Cuándo terminó de guardarlo levantó la mirada y sonrió cuando me pescó mirándole, sin despegar la mirada de mis ojos colocó su mano en mi rodilla, dio un pequeño apretón allí y luego la comenzo a deslizarla hasta llegar a mi ingle. Creo que solo mirándome ya me lo dijo todo, nervioso trague saliva y deslicé la cortina de la ventana reduciendo la iluminación del lugar y haciendo imposible visualizar el paisaje de afuera.

-Cada vez que gimas pierdes cinco euros-Susurró segundos antes de pasar su lengua por mi mandíbula, él había quitado el posa brazos que había entre el asiento de los dos y se sentó de manera que daba la espalda al pasillo y su cuerpo apuntaba a la ventana, de esa manera estaba más apagado a mí.

Su mano derecha paso de estar en mi ingle a quedar apoyada en mi espalda baja y con la izquierda comenzó a desabrochar mi pantalón mientras estaba concentrado en repartir besos en mi cuello y cerca de mi oreja, eso provocaba que mi cuerpo se calentase no solo por la atención que me daba, los nervios de ser descubierto hacía que mi corazón bombease sangre más rápido y me acalore con facilidad, sumándole como extra que hace semanas no nos tocábamos y las sensaciones las sentía como si fuera mi primera vez.

-Bésame-Susurre cuándo sentí sus dedos rozar con mi entrepierna-Espera-Solto una risita y con ambas manos bajó un poco mi bóxer y mi bermuda para poder retirar cómodamente mi pene que se encontraba semi erecto.

Me hizo caso cuando lo pudo rodear con su mano, suspiré ante el apretón que dio al bajar su mano sobre la extensión de mi miembro.

Un beso que fue a ritmo lento y estuvo intenso hizo que pronto me ponga completamente erecto, al separarnos mordió con suavidad mi labio inferior pero no lo soltó, lo mantuvo entre sus dientes mientras me miraba fijamente con su profunda mirada mientras los dos respirabamos por la nariz agitados por el beso.

Redujo la velocidad de su mano para concentrarse en el masajear el grande, sentía su mano húmeda en mi parte, así que supuse que ya logró que yo suelte liquido pre seminal.

Cerré los ojos y suspiré lo más bajo que pude cuándo senti corrientes en mi cuerpo ya que bajó de manera inesperada su mano hasta la base.

Aquella reacción hizo que él soltara mi labio, recosté mi cabeza contra el asiento y de manera automática había encorvado un poco mi espalda, y aunque no podía verlo porque tenia los ojos apretados con fuerza, apostaría a que estaba sonriendo.

Historias cortas - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora