𝐸𝑁𝑇𝑅𝐸 𝐵𝑅𝑂𝑀𝐴 𝑌 𝐵𝑅𝑂𝑀𝐴

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Chocaba el lápiz contra su pupitre una, otra, y otra vez a la par que su pie derecho que subía y bajaba sin control.

Los gritos y risas de sus compañeros de clases inundaban el lugar, en cualquier momento por el pasillo podría pasar algún profesor o instructor, hasta incluso la directora y a los chiquillos del salón no le importaría realmente el regaño que se llevarían.

Por falta de un profesor se encontraban en hora libre, y obviamente no se pondrían a completar sus apuntes, o ir a pedir ayuda en la sala de profesores por alguna tarea que no hayan entendido.

Samuel, analizó desde su asiento al aula manteniendo su tic nervioso, con su espalda pegada a la pared, mientras sentía en su oreja la ventisca que entraba por la ventana que se encontraba detrás suyo.

Miró hacía donde estaba el grupo de los chistontos, nombrados así por los profesores, entre ellos se arrimaban la entre pierna al abrazar por detras a otro, o se daban nalgadas mientras reían y se empujaban, al igual que repartían golpes cuando alguno se ponía insoportable con la invasión personal que ya no veian como broma. En el grupo, uno de los presentes era su compañero de banco.

Samuel hacía eso con ellos, pero dejó de hacer ese tipos de bromas hace unas pocas semanas, pero eso no quitaba el hecho que le hicieran las bromas a él, igualmente trataba de evitarlas limitándose a reír, separarse y decir que no estaba de humor y luego simular hacer otra cosa.

Aún en su transe siguió analizando otro grupo, su mirada se dirigió hacía las chicas que estaban sentadas en el fondo de su misma fila. Ellas hablaban tranquilamente, seguramente compartiendo chismes; y solo había un chico allí, ni siquiera prestaba atención a lo que ellas hablaban, nada más estaba viendo algo en el móvil mientras era abrazado por su novia, luego había una chica que estaba sentada sobre el regazo de otra chica, la cual tenía sus manos sobre el muslo de ella para sostenerla y que no se resbalara, al lado se encontraba otra chica que acariciaba el cabello de su amiga que tenia apoyada su cabeza en su pierna.

Con esa imagen, Samuel dejó de analizar a ese grupo, sin querer pasar más tiempo su vista por las últimas chicas.

¡Su salón hiperventilaba homosexualidad sin que se dieran cuenta!

¿Por qué era tan normal que las chicas se tomen la mano o se traten tan cariñosamente siendo mejores amigas?

¿Por qué a los hombres le gustaba tanto jugar entre ellos con las cercanías, las bromas sexuales y los motes cariñosos?

Suspiró mirando hacía la fila que estaba al lado de la puerta, sólo les separaba la fila del medio. Inconscientemente su pierna comenzó a subir y bajar con más velocidad, nervioso llevó el lápiz a su boca para mordisquearlo.

Su mente estaba hecho un caos...y las cosas empeoraron cuando miro a Guillermo y lo vio sonreír en lo que hablaba con sus amigos.

No era muy cercano a él, pero por el simple hecho de que Samuel formara parte de los chistontos, siempre estaba manteniendo contacto con todas las personas del salón, o incluso hasta con casi todo el instituto.

En cumpleaños de amigos en común, ellos dos siempre se encontraban. Samuel se acercaba a su grupo de amigos para cumplir su gran objetivo de divertirse tonteando con los chicos, entre ellos incluido Guillermo.

Dicen que: El amigo que no jotea es mas propenso a ser joto.

Aparentemente esa era la situación de Guillermo. El castaño siempre pensó que si el pelinegro se comportaba "raro" era porque le incomodaba el tema de la homosexualidad y tenía algo parecido a una fobia o a lo mejor solo no le agradaba jugar así o tal vez solo tenia esa actitud porque no le soportaba a Samuel y le incomodaba su actitud, y que quizas fuera más probable que le diera un par de puñetazos en vez de corresponder al tonteo.

Historias cortas - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora