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-¿Desconfias de mi?

Su dolida voz iba acompañada de aquella mirada indignada, Samuel estaba concentrado en sus rollos mentales como para prestarle atención a su reacción.

-No lo hago, pero se me hace muy raro ¡siento que no te interesos! Si no te sientes cómodo conmigo, me gustaría que me lo digas antes de que siga perdiendo mi tiempo contigo.

Su respuesta no fue la mejor para calmar aquella la situación del momento, Guillermo se relamió los labios reteniendo lagrimas a costo de tensar la mandíbula con fuerza, no queria gritar.

-¿Me consideras una perdida de tiempo?

No tuvo la oportunidad de retomar su palabra, ya que Guillermo siguió hablando.

-No estoy entendiendo tu concepto de amor, ¿quieres que sea un abusivo, de esos novios que te revisan el celular, de los que te buscan discusión por todo y no te dejan salir ni con tus amigos o padres?¿quieres eso acaso?

El silencio inundó el lugar, el castaño no sabía que responder.

-Samuel, ya hemos hablado de esto antes, no puedo creer que siempre saques el mismo tema.

-Es que de verdad siento que no te intereso, que no te importaría perderme.

-¿Acaso no te demuestro todos los días cuanto me importas? ¿Todo lo que hago es insignificante para ti?

Guillermo suspiró en lo que Samuel mantenía su mirada en el suelo intentando ordenar su mente.

-¿Tan importante son los celos para ti, Samuel? Yo te amo y confío en ti, no sé porque tengo que actuar con extrema posesividad para que confies en que me interesas.

El nombrado levantó la mirada, aunque eso no cambiaba el silencio de su parte.

-Háblame. Si no nos comunicamos, cómo piensas que solucionaremos esto.

Estaba cansandose de que no le dijera nada.

El contacto visual entre los dos duro tan poco, Guillermo ya no soportó la situación, no pensaba pasar más tiempo allí por ese reclamo, ya fue suficiente la media hora.

-Si así queda todo esto, suerte en encontrar a alguien que te ame como tu quieres que te amen, y no como yo lo hago.

El pelinegro se limpió sus lágrimas al darse la vuelta, se fue mordiendo su labio para así no dejar cae más lágrimas.

-Ves, ¡no te importa perderme!

El pelinegro no se dio la vuelta al escucharlo, no hizo más que irse pretendiendo que no lo escuchó. Lo ama, pero ya no lo entiende, y él no aporta para buscar juntos una solución.

❦︎

Sus dias grises pasaban rápidamente, cuando menos se daba cuenta ya terminaban todas las semanas con las que se cruzaba.

No tenía más conciencia sobre el tiempo ni control sobre su vida, se encontraba en modo automático, hace aproximadamente cuatro meses que no sabía nada de Guillermo, ninguno de los dos se habían mandado ningún mensaje.

Samuel era consciente del desastre que era su vida en ese momento, es como si no podía ser piloto de su vida si no llevaba a su acompañante, se había descarrilado.

Toda su frustración y el desastre mental que tenia consigo se reflejaba en su departamento, le faltaba orden y limpieza, pero entre el trabajo y sus bajadas de ánimos, no había algo a que lo inspirara a mantener todo aquello en buenas condiciones, el lío en su cabeza ocupaba mucho tiempo.

Historias cortas - WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora