—¡Camilo! —gritó una niña no más de seis años de edad, corriendo con un ramo de rosas en dirección al chico de sus sueños.—¡Cecilia! —complació a la niña, se transformó en ella para continuar el saludo con un abrazo. Tomándola en brazos volvió a su forma original—. ¿Cómo está mi fan número uno?
—¡Entusiasmada de verte actuar! Ya quiero ver a mi mami en el escenario.
Efectivamente, la madre de Cecilia había sido la elegida para tomar su apariencia y así interpretar a la madre de Frida en la obra. La emoción de la niña era descomunal pues pocas veces había visto a Camilo sobre el escenario.
—Y... te traje esto —la pequeña extendió el ramo de rosas, inclinándo su cabeza a un lado haciendo notar su sonrojo.
—Muchas gracias, mi niña —Camilo le sonrió complacido y con todas las intenciones de causar ese estallido de emociones en cada persona que lo admirara.
Cecilia quedó totalmente congelada, aunque con la cara ardiendo, por su apodo hasta estar de vuelta al suelo. Rápidamente su atención fue dirigida a cierto roedor que se asomaba por la cabeza del contrario.
—¡Tienes un ratón en la cabeza! —dijo apuntando con el dedo.
—Oh, sí —Camilo tomó a la rata con una mano para presentarla con mejor comodidad—. Es una rata, su nombre es Betty.
—¿Betty? Pero si es muy bonita —cuestionó ganándose una mirada analítica del mayor.
—Como sea, ¿Te la puedo encargar en caso de que Antonio se distraiga charlando con Juancho? Ya sabes como son.
—¡Por supuesto!
Toda esa inocente charla era observada por un hombre de quien creían aterrador y maldecidor de todo futuro inevitable. A Bruno se resultaba tierno ver a su sobrino congeniar tan fluidamente entre los niños, pensaba que hablar con los niños era fácil cuando ellos no te tenían miedo, y realmente estaba en lo cierto.
Vio a Camilo caminar de regreso luego de despedirse de Cecilia con un choque de manos.
—¿Listo? —preguntó su sobrino cuando se dio cuenta de que estaban en frente del otro.
—Sí, aunque la peluca me da comezón —dijo Bruno en un intento fallido por calmar esa molestia, pues llevaba una peluca que lo hacía ver como un anciano me escaso cabello.
—Bueno mírate al espejo, no estas lejos de verte así en un futuro. Estas más cerca que lejos de los 85.
—Ja, ja, ja, gracioso —respondió su tío con sarcasmo al mismo tiempo que daba media vuelta para dirigirse a su puesto.
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El cuarto de Camilo fue remodelado de modo que la entrada fuese lo más ambientado al gran teatro que se encontraba dentro, por lo que todo mueve o rastro de habitación fue trasladada en algún rincón de Casita.
Ahí dentro, la poca luminosidad invitaba al silencio a cada persona entrante, acomodándose todos en las butacas. La familia Madrigal tenía el privilegio de sentarse en primera fila con espacio exclusivo para ellos. La abuela Alma no podía estar más encantada de ver a su familia armando algo para el pueblo, y al igual que sus hijas, estaba feliz de ver una obra hecha por su hijo y par de nietos.
De pronto toda luz fue apagada dando inicio a la presentación. En medio del escenario un leko iluminó al famoso Camilo Madrigal.
—Buenas noches, mi querida gente de Encanto -dijo el muchacho tan energético y elegante—. Am... antes de empezar, ¿Alguien perdió una canasta de arepas hechas por mi tía Julieta? Porque encontramos la canasta.
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Condenados [Bruno x Camilo]
FanfictionCamilo sufre ligeros episodios de depresión. Mirabel creyó que motivarlo a continuar con uno de sus hobbies favoritos lo ayudaría, y que con Bruno acompañándolos harían un trabajo espectacular. Pero tanto Bruno como Camilo confiesan sentirse condena...