— ¡Felix, tu amigo está aquí!
— ¡Ya voy, madre!
El pecoso corrió por el pasillo hasta llegar a la sala y encontrarse con Seungmin, su mejor amigo.
— ¿Necesitas algo, madre? —Pregunto antes de marcharse.
— Cuando vuelvas, pasa por el mercado y tráeme la verdura de aquella lista. —Señalo con la mirada la mesa.
— De acuerdo, madre. Nos vemos luego. —La señora hizo un simple sonido de afirmación.
Tomo la lista y salió con Seungmin tras él.
— Note a tu madre muy tranquila, ¿a qué se debe? —Seungmin hablo una vez alejados del hogar del pecoso.
— A mí padre y a mi nos pagaron bastante bien ayer, mi madre está feliz por el dinero recaudado.
— ¿Cómo están tu padre y tú? Me parece muy feo que a tu madre solo le interese el dinero y no ustedes.
— Tranquilo, Seung, él y yo estamos bien. Después de todo, así ha sido siempre.
— Aún así, la falta de responsabilidad afectiva de tu madre me causa mareo. —El de pelo platinado solo se limito a hacer una mueca.
Déjame contarte un poco sobre nuestro protagonista; Lee Felix, un platinado con tan solo dieciséis años, viviendo con su madre y padre por los centros de Arabia. Su vida no era algo de lo que se quejase, tenía techo, comida, educación, era la adoración de su padre, un mejor amigo y querido por todo el pueblo. Felix era muy solidario, desde los ocho años que tenía conciencia del mundo ayudaba a quien pudiera, ya que su padre siempre le decía; Mi pequeño, cuando observes a alguien que necesite apoyo, acércate a ayudar, nunca sabes cuándo lo necesitarás tú. Las enseñanzas de su padre siempre eran lecciones con amor y cariño, se sentía afortunado por tener un padre así, aunque no podía decir lo mismo de su madre, ella lo despreciaba, jamás le dió ese cariño maternal y se mantenía alejada de Felix, el corazoncito del rubio se negaba a aceptar la posibilidad de que su madre lo odiara, se cegaba con el pensar de que tal vez estuviste cansada por criarlo. De ahí en fuera, Felix era un rayo de sol, no había persona que no terminará encantada con la personalidad de él.
-—¿Que tareas tenemos hoy, Lix?
— Iremos a tejer con la señora Ling, haremos piezas de cerámica con tus vecinos, después limpiaremos algunas casas y finalmente ir al mercado.
— Será un día cansado eh.
— Todo sea por ayudar, mi querido Seung.
Seungmin y Felix se conocieron a los once años. El rubio estaba llorando por haber tirado accidentalmente las cubetas de agua que traía desde el pozo, fue una tarea que le dejo su madre y le costó trabajo al ser tan pequeño, Seungmin iba apenas de ida cuando lo encontró, se acercó a ayudarlo y lo consoló, le ayudo a rellenar sus cubetas y desde ahí su amistad comenzó. Eran un dúo inseparable. Salían la mayoría de veces, el padre de Felix invitaba a Seungmin y la familia de Seungmin a Felix, hacían sus tareas juntos y se dedicaban a ayudar gente, tal como se los enseñaron.
— Oye, Lix. ¿Has pensado en que haremos cuando crezcamos? —Los dos chicos estaban sentados en un tambo cada quien, tejiendo algunas bermudas.
— Probablemente sigamos aquí, sirviendo a nuestros padres, casandonos con unas bellas señoritas tal vez, simplemente viviendo.
— Pero eso suena aburrido, ¿no crees? Yo nos veía a caballo, recorriendo Arabia o algún otro lugar, conociendo al amor de nuestras vidas, no a una simple chica bonita, siendo el orgullo de nuestros padres.

ESTÁS LEYENDO
𝖧𝗂𝗃𝗈 𝖣𝖾 𝖫𝖺 𝖫𝗎𝗇𝖺 - 𝖧𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑
Fantasy❝ 𝘛𝘰𝘯𝘵𝘰 𝘦𝘭 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘦𝘯𝘵𝘪𝘦𝘯𝘥𝘢, 𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘭𝘦𝘺𝘦𝘯𝘥𝘢: 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯𝘢 𝘩𝘦𝘮𝘣𝘳𝘢 𝘨𝘪𝘵𝘢𝘯𝘢, 𝘤𝘰𝘯𝘫𝘶𝘳𝘰́ 𝘢 𝘭𝘢 𝘭𝘶𝘯𝘢 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘭 𝘢𝘮𝘢𝘯𝘦𝘤𝘦𝘳, 𝘭𝘭𝘰𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘱𝘦𝘥𝘪̀𝘢, 𝘢𝘭 𝘭𝘭𝘦𝘨𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘥𝘪...