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Felix intentaba ver a algún ángel mientras compraba las cosas de siempre con la compañía de Seungmin. Pero para el gris era imposible, sabiendo el hecho de que los ángeles pueden ocultar sus alas, todos parecían nada más que gente normal.

- ¿Siempre has tenido este poder? Si todos tenemos un ángel, ¿tu no has visto el mío en nuestro tiempo de amistad?

- ¿Esto se considera poder? Porque es un poder muy inservible para mí gusto. Y no, jamás eh visto a un ángel, hasta que ese rubio apareció.

- ¿Creés que pueda conocerlo? Tengo muchas preguntas, tantas dudas.

- Son invisibles, Seung. Aunque quisiera presentarte, no creo que pueda, tal vez deba preguntar eso.

- Sería increíble, yo quiero conocer a mi ángel. ¿Cómo piensas que será?

- Estaría icónico que fuera igual a tí.

- Si antes era fantástico tenerte de amigo, ahora es lo que le sigue, debo de presumir que mi mejor amigo es todopoderoso.

- No creo que sea buena idea, Seung. Es mejor mantenerlo secreto, solo tú lo sabes, no vayas a contar absolutamente nada.

- Soy como una hache, mudo. -El castaño hizo un gesto de coser su boca y tirar la "aguja". Felix solamente rió.

Sus mañana había sido un poco, tanto, diferente. Seungmin paso por Felix muy temprano, diciendo que tenían tanto trabajo que hacer; cosa que no era mentira, estaban atrasados con sus tareas. Pero en realidad querían aprovechar la mañana,
específicamente en el don de Felix. Tanto el castaño como el peligris estaban muy curiosos por este nuevo dote, tal vez podían sacarle buen provecho, sin embargo al pecoso se le hizo inútil manejar ésto. Felix no lograba ver personas aladas o algo fuera de lo normal, quizás solo podía ver a ese chico rubio.

Prefirió dejarlo de lado, y aprovechó a estar con Seungmin. Disfrutar a su amigo y recuperar el corto tiempo perdido. Mientras se divertía con el castaño, ambos hacían sus tareas correspondientes, porque claro, eran unos rebeldes responsables.

- ¡No, Lix! Y hubieras visto, ese pájaro picoteo a mi padre varias veces, mi mamá, abuelo y yo éramos un mar de risas. -Seungmin contaba sus anécdotas de su viaje, él y Felix reían con cada palabra.

- Me imagino como terminó tu papá.

- Está lleno de marcas, Lix. Mi mamá le echa burla a cada rato.

- Me encanta el humor de tu madre, si viviera contigo creo que también sería un mar se risas.

- Ya hace falta que vengas, ella te ama, para mi mamá eres un hijo también.

La sonrisa de Felix permaneció, pero se torno a una triste y nostálgica. A veces se le hacía difícil creer que otras personas lo amarán más que su propia madre, así como la Señora Ling o la mamá de Seungmin. El pecoso sabía perfectamente que en ellas buscaba esa figura femenina y materna faltante en su vida.

- Lix... perdóname, no lo quería decir de esa manera. -El castaño se dió cuenta del cambio corporal de su amigo, rápidamente tomó las pequeñas manos de Felix entre las suyas.

- Tranquilo, Seungmin, está bien. Solo pensaba en que... tal vez mi mamá podría intentar ser igual.

- Tu mamá te quiere, Lix. De una manera bastante extraña de expresar, a mi parecer, pero lo hace. Todas las mamás quieren a sus hijos.

- La mía me lo hace dudar mucho. Sé que suena exagerado, digo, tengo a mi papá que me adora, tú mamá y la señora Ling siempre han estado para darme ese cariño que falta. Pero, ninguno logra cubrir ese agujero que tengo.

𝖧𝗂𝗃𝗈 𝖣𝖾 𝖫𝖺 𝖫𝗎𝗇𝖺 - 𝖧𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora