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Ahora sí, definitivamente comenzaba a extrañar a Seungmin. Era su segundo día en soledad, con la diferencia de que hoy era su día de descanso, estaba extremadamente aburrido. Se encontraba en su habitación, con la compañía no tan agradable de su madre en el hogar, su padre debía trabajar.

El pecoso dibujaba estrellas sobre el anochecer en aquel blanco lienzo, uno de sus tantos talentos era dibujar, y vaya que le salía bien. Más de una persona le decía que los vendiera, serían una magnífica decoración por la cual pagarían bien, pero para Felix no era un siempre cuadro, el grisáceo daba todo de si mismo y lograba plasmar sus sentimientos en ese pequeño cuadro blanco. Es por eso que para Felix eran valiosos, ningún precio podría comprar sus emociones.

Cómo la de este momento, Felix no paraba de pensar lo que sintió anoche. Esa corta conexión que tuvo con el cielo y sus acompañantes, la luna y las estrellas, no logro dormir casi nada con tal de no olvidar el brillo que desprendía el alumbrado cielo. Se sentía extraño, una pequeña presión en el pecho, justo como paso el día del festival. No quería pensar que se estaba volviendo loco, o capaz tenía una enfermedad letal, o simplemente lo está consumiendo la adolescencia, alguna de ellas puede ser correcta.

Simplemente lo dejo pasar, no quería entrar en demencia por culpa de cuentos para niños. Tenía mejores cosas que hacer, cómo ir a caminar, ocupar tiempo para él cosa que no hacía hace mucho. 

El pecoso estaba empapado por todas partes, sus hebras grisáceas brillaban más debido a la humedad, los peces que pasaban nadando hacían que tuviera cosquillas en sus pies, y ni hablar de lo fresco que se sentía

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El pecoso estaba empapado por todas partes, sus hebras grisáceas brillaban más debido a la humedad, los peces que pasaban nadando hacían que tuviera cosquillas en sus pies, y ni hablar de lo fresco que se sentía.

Felix salió a caminar como se lo propuso, no sabe por cuánto tiempo, tal vez mucho porque se encontró con un lago enorme el cual se conectaba con un río. A él no le faltó nada para despejarse de su ropa y lanzarce a nadar, se sentía tan bien estar en el agua y ver a los peces nadar gracias a lo cristalino que se observaba.

Hubo un pecesito en específico que se quedó atorado en una roca, intentaba e intentaba pero no lograba salir. Felix se acercó al pez y con sumo cuidado de no lastimar una aleta, desatoro al pecesito y lo dejo nuevamente en el agua; pero el pez no se iba. Aquel animalito se quedó luchando contra la corriente, por el simple hecho de estar junto a Felix. El pecoso vió muy rara la situación, no esperaba que un pez fuese tan inteligente como para entender que lo habían ayudado, él hizo una pequeña ola con sus manos, intentado que el pez siguiera nadando, pero se resistió. Seguido a eso, el animalito azulado creo varias burbujas a su alrededor, Felix se sorprendió por lo que el pez podía hacer, más sin embargo no se asustó, al contrario, estaba riendo por la ternura del pez mientras explotaba las burbujas, cuando el pecoso dejo de reír, el pez se sintió satisfecho y siguió su camino, dejándose llevar por la corriente mientras dejaba más burbujas por doquier. El menor no encontraba explicación a lo que acababa de suceder, pero tampoco quería hayarla, se sintió felíz de que un simple animalito logrará hacerlo sentir mejor.

𝖧𝗂𝗃𝗈 𝖣𝖾 𝖫𝖺 𝖫𝗎𝗇𝖺 - 𝖧𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora