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— ¡Estoy harta, Farid! Lo único que hace últimamente ese niño es salir al monte o estar con Seungmin. ¡Es un mocoso malagradecido!

— Te prohíbo volver a llamarlo así. Es un adolescente, Amira, merece disfrutar su juventud. Nunca te ha importado Felix, entonces no debería importarte lo que haga ahora.

— ¿Me estás jodiendo, cierto? Lo estás maleducando, ¿que dirá la gente? ¿dónde queda mi imagen?

— No me interesa la gente.

— ¡A mí sí!

— Entonces es problema tuyo, no mío, ni de mi hijo. —El mayor bebió de un solo trago su bebida y se levantó de la mesa.—; Me voy, tengo trabajo que hacer.

— Si no haces que ese mocoso se esfuerce o contigo, o conmigo. Le diré la verdad.

El pelinegro detuvo su andar, volteando a ver a su mujer con una mirada amenazante.

— ¿Que acabas de decir?

— Lo que escuchaste. —En este instante, Amira fue tomada de las muñecas con mucha fuerza, le dolía.

— Si tú dices una sola palabra, te largas de esta casa. ¿Tanto te importa la opinión de la gente? Quiero ver qué piensan ellos al saber que te volviste una persona callejera, ¿eso quieres?

La chica solo tenía una expresión de enojo.

» Felix jamás te ha hecho nada, él no merece tu desprecio, Amira. Te lo repito por si es que se te olvidó; Felix es mi hijo, y él tendrá privilegió ante todos, incluso de tí. —Sin más la soltó, yéndose del hogar y dejando a una enfurecida mujer.

Amira y Farid habían discutido desde muy temprano. Felix había salido de casa junto a Seungmin, simplemente le aviso a su madre que llegaría después, eso la molesto.

Para Amira, la plata que su marido ganaba ya no era suficiente, ella quería más, y más. Le enojaba que a Felix no le exigiera nada, él también vivía en ese techo, debía hacer algo más productivo y ganar dinero junto a su padre. Era lo que toda familia hacía. 

Pero para Farid no debía ser así. Su pequeño estaba viviendo la juventud, tenía que disfrutar antes de acercarse a la verdadera vida. Sabía perfectamente que Felix era inteligente, el tenía conocimiento de muchas cosas, no era un inútil como lo catalogaba Amira. Le agradaba que su hijo pasará tiempo con su amigo, que disfrutará del monte todos los días y regresara con una gran sonrisa, era un sentimiento de calidez ver a Felix felíz.

En otros lados, justamente el pecoso estaba con el agradable ángel. Hablando sobre su querido amigo.

— Niño desmayos, lo que me pides es imposible

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— Niño desmayos, lo que me pides es imposible.

— ¡Por favor!

— Si mi diosa se entera de ésto, tendré malas consecuencias.

𝖧𝗂𝗃𝗈 𝖣𝖾 𝖫𝖺 𝖫𝗎𝗇𝖺 - 𝖧𝗒𝗎𝗇𝗅𝗂𝗑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora