Capítulo 5: Envenenando un Corazón

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.

Capítulo 5: Envenenando un corazón

Miró con detenimiento el mensaje escrito con lápiz tinta azul y su mente no logró pensar nada más. Poco a poco un sentimiento que hacía mucho no sentía fue invadiendo su ser hasta arrugar con su puño el pedazo de papel y sentir la sangre hervir en sus venas. Resopló apenas y cayó sentado en la silla giratoria. Unos segundos más tarde abrió nuevamente el puño y musitó apenas.

- No... esto es... que tonto soy...

Sonrió intentando calmarse. Claro que no podía estar pensando que Kagome, su Kagome, la chica dulce que era su pareja le estuviera jugando alguna clase de engaño. Subió con lentitud la vista mirando el cielo azul muy claro de media tarde. No, estaba sacando conjeturas apresuradas y equivocadas ¿Cómo pensar siquiera que ella pudiera engañarlo? Claro que no... pero... su corazón se oprimía más dentro de su pecho... volvió a mirar el pedazo de papel...

- Hojō... ¿Quién diablos es este tipo??- Murmuró tensando la mandíbula. No podía evitarlo... estaba enojado, demasiado... ¿enojado? No... estaba... celoso.

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Kagome quedó sentada en el mismo asiento mientras todos ya se iban, abandonando las frías aulas de la universidad. Estaba un poco mareada, así que abrió su cartera y sacó el pequeño frasco de medicina y vaciando dos pequeñas vitaminas sobre su palma que luego llevó a su boca. Se levantó unos minutos, más cansada que nunca y al salir de la facultad sintió el gélido aire de la noche chocar contra sus mejillas. Se abrazó a si misma intentando darse calor y caminó al estacionamiento donde seguramente el chofer ya la estaba esperando. Antes de cruzar aquel lugar se encontró con la figura de Hojō que la esperaba afirmado en uno de los autos del lugar.

- Kagome.

Ella lo miró extrañada. Hacía bastantes minutos todos ya se habían ido.

- ¿Qué haces aún a estas horas?- Preguntó extrañada. Arrugó el ceño al notar lo extraño que su rostro lucía. Algo andaba mal... lo sospechaba.- ¿pasó algo? - Preguntó al fin. Lo vio acercarse más hasta ella y sujetando fuertemente ambos brazos la besó tan sorpresivamente que Kagome abrió los ojos, asustada, mientras los cuadernos caían al suelo. Unos segundos en que él aprovechó de acorralarla hasta el automóvil en que él antes estaba y ella, cerrando los ojos enojada, lo apartó fuertemente de un empujón, no sin antes abofetearle la cara tan fuerte como pudo. El muchacho llevó una mano hasta la mejilla adolorida y la miró con ojos vidriosos.

- Lo siento, Kagome. - Murmuró sin dejar de mirarla. Ella estaba totalmente choqueada, nunca se lo había esperado de él.

- ¡Qué has hecho!. - Preguntó al fin, sin poder seguir hablando y dándose la media vuelta corrió hasta el automóvil que la esperaba y subió rápidamente. Hojō la miró todo el tiempo y luego sus ojos se enfocaron hasta los libros que yacían ahora sobre el suelo. Se agachó lentamente y los recogió, sin decir nada.

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Introdujo la llave en la cerradura y la penumbra del lugar la sorprendió. Aún no eran las 8 e Inuyasha por lo general ya estaba en casa. Cerró lentamente la puerta tras de si y caminó sintiendo el corazón oprimido, dando un profundo suspiro por el agravio recibido y entonces detuvo sus pasos en seco, al ver a Inuyasha a través de la penumbra, de espaldas a ella, mirando por los ventanales.

Miedo a PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora