DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar. Sólo publico en Fanfiction y Wattpad, si encuentran mis historias en otros lugares y con otros personajes que no sean de Inuyasha entonces es PLAGIO.
Capítulo 20: "Ya no hay forma de pedir perdón"
- ¡Me las pagarás!! ¡Me las pagarás maldita!! ¡Tú ya estas muerta! ¿me oyes? ¡¡Muerta!!
Inuyasha arrugó el ceño y apretó más sus muñecas y con un ademán bastante brusco la volteó hacia él. Kikyo cerró la boca de inmediato, mirándolo asustada.
- ¡¡No te atrevas Kikyo!! – Gritó Inuyasha casi rojo de ira y respirando fuertemente. – No te atrevas a tocarla, porque o si no la que muere vas a ser tu, yo mismo me encargaré de ello. ¡Me escuchaste? ¿Me escuchaste??!!!
Kikyo lo miró intimidada y apenas pudo entreabrir los labios. Conocía el carácter de Inuyasha, pero jamás lo había visto hasta ese extremo de furia, una furia que hasta temió, por unos instantes, en demasía. Los pasos de alguien que se acercaban rápidamente hasta ellos lo hizo no decir más. Inuyasha volteó y vio al Primer Ministro que lo miró con seriedad. El joven abogado soltó de inmediato a Kikyo, tan inesperadamente que ella tambaleó, a punto de caer al suelo.
- Señor Inuyasha... ¿Tiene algún problema?
Inuyasha respiró profundamente sin decir una palabra. Kikyo se pasó la mano por la cara quitando todo rastro aún de alcohol sobre ella. Maldijo entre dientes la osadía de esa chiquilla, y también por haberle arruinado la noche que esperaba tener con el abogado, con ayuda de la "dopamina" mezclada en el trago.
- No te preocupes querido... yo no haré nada.- Dijo fingiendo tranquilidad, mientras le pasaba la mano rápidamente por la mejilla, antes de retirarse del lugar. Inuyasha permaneció inmóvil, apretando los puños de impotencia. ¡Maldición!! Conocía tanto a esa mujer, tanto... que sus palabras le daban escalofríos.
- Usted no debería tener esa clase de compañías.- Dijo de pronto el Ministro. Inuyasha lo miró sin responder en parte avergonzado de la situación.- Usted sabe lo que sucedió hace algunos años ¿Acaso cree que puede estar libre de alguna conspiración?
- No... no es... - Balbuceó apenas, mirando el suelo de vez en cuando.
- Pues aunque ella sea viuda... la reputación obtenida es de lo peor...
- Lo sé.- Respondió rápidamente.
- ¿Y entonces porque todavía se les ve juntos? Usted ya fue advertido joven, los Emperadores desean al igual que yo por supuesto, gente capacitada y con honor en el gabinete.
- No hace falta que lo diga, he comprendido mi error... sólo intento ahora recuperar lo más valioso para mí.
- ¿Lo dice por la señorita Higurashi?
Inuyasha asintió levemente.
- Discúlpeme.- Dijo el joven pasando por su lado y haciendo una pequeña inclinación con su cabeza. Salió al salón y recorrió con su vista ansiosa la figura de la muchacha dueña de su corazón. Caminó entre la gente, necesitaba ahora decirle que no se preocupara de las palabras de Kikyo, que él la protegería, que estaba a salvo... se detuvo en seco dentro de su loco caminar cuando la vio en una esquina del salón, tomando la copa que un joven le brindaba. Ella sonrió agradecida mientras el joven acompañante pasaba una mano por su espalda desnuda, como invitándola a ir a otro lado. Kagome bebió la bebida apenas, sus mejillas estaban algo enrojecidas y la mano descarada de ese hombre que acariciaba levemente su espalda hizo crispar los dedos a Inuyasha. Ahhhhh, ¡maldita sea!- pensó apretando los puños. Ella al fin cedió y caminó junto con él hasta el otro salón. Inuyasha caminó rápido hasta ellos atravesándose en su camino. Kagome pegó un brinco al verlo de pronto, su mirada dorada era tan seria ahora.
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Miedo a Perderte
FanfictionQué vale más... ¿el amor o la vida? (Continuación del fic "Juego de Dos") (AU) (InuxKag)