Capítulo VI

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“LO TUYO ES PURO TEATRO”🎭

CAPÍTULO VI: “Una representante, una Marcela desatada y el Día Mundial de los Agasajos”

AUTORÍA: Patricia Jiménez

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“El teatro es la poesía que sale del libro para hacerse humana”

(Federico García Lorca/poeta y dramaturgo español).

Ecomoda seguía aún revuelta por los cambios sufridos tras la llegada de Betty; y, sobre todo, desde la toma de la Presidencia por parte de Beatriz. Sandra no soportaba a su nueva compañera, la “Peliteñida”, y discutía con ella cada dos por tres.

Por otro lado, a Patricia se le habían bajado un poco los humos, porque ya no era la secretaria de Presidencia. Intentaba irle con el cuento siempre a Marcela de todo lo que hacían las chicas del cuarte; pero su amiga había dejado de hacerle caso. Quería centrarse un poco en reconstruir su propia vida. Por esa razón, decidió llamar a algunos de sus antiguos amigos de la Universidad; les invitó a cenar el fin de semana en su casa. Necesitaba volver a relacionarse con personas que no tuvieran nada que ver con Armando Mendoza y con Ecomoda.

P: ¿Puedo ir yo también? –preguntó, ansiosa, al saber que su amiga organizaba una cena– No conozco a tus amigos…

Ma: ¡Ni los conocerás! –le respondió tajantemente.

P: ¡Huy! ¿Por qué?

Ma: ¡Pues porque quiero que sigan siendo mis amigos! No estoy dispuesta a dejar que te presentes en mi apartamento a cazar un marido como si fueras una leona hambrienta…

P: ¡Pero bueno! –se ofendió– ¿Por quién me has tomado?

Ma: ¡Por Patricia Fernández! ¡Y ahora a trabajar!

No sabían por qué, pero estaba incluso ilusionada. Hacía mucho tiempo que no tenía la vida social que le gustaba tener cuando era más joven. Desde que empezó a salir con Armando, todo su mundo se centró en él. Y Ecomoda se convirtió en el escenario de todo su fracaso sentimental. No había vuelto a hablar con él desde que terminó con ella. En los días que siguieron a la ruptura, sintió muchas ganas de hablarle; e incluso lloraba porque una parte de ella le decía que no debía hacerlo. Pero la conversación con su exsuegra había hecho que en su mente se encendiera un “click” y quisiera empezar a mirar más por ella. Esa dependencia emocional y patológica de Armando era ya menos evidente. Se asombraba incluso de todo lo había avanzado en apenas 24 horas. Seguía sintiendo la misma rabia por Beatriz, pero no sentía ganas de hacerla daño ni de vengarse de ella. Sólo quería alejarse…

Betty no había pegado ojo en toda la noche. Cada minuto que pasaba estaba más débil y más cansada. Había llegado hasta Ecomoda en taxi. Aún no había llegado nadie; eran poco más de las siete de la mañana y sólo vio a Javier, que estaba a punto de irse para que Wilson tomase el relevo. Caminó por los corredores de Ecomoda como una sonámbula. No había desayunado nada, pero no tenía hambre. Ni tampoco había cenado la noche anterior. El solo pensar que Armando había conseguido el papel de Romeo, hacía que se sintiese peor. Unos surcos violáceos se marcaban bajo sus ojos. Se había maquillado, pero no podía ocultar su estado.

Cuando decidió levantarse, se miró al espejo y vio que sus labios estaban pálidos, al igual que toda su cara. Parecía que estaba muy enferma. A todo se aunaba el regreso de Miguel; un regreso inexplicable. Se sentó en el escritorio de Presidencia y enterró la cara entre sus manos. Se recostó durante un momento y se quedó dormida. Se despertó porque Nicolás comenzó a zarandearla suavemente.

Lo tuyo es puro teatro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora