Lo tuyo es puro teatro

Capítulo VIII

“LO TUYO ES PURO TEATRO”🎭

CAPÍTULO VIII: “Un hombre-objeto, un Cyrano y la diosa del sexo”

AUTORÍA: Patricia Jiménez

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“Una mujer inteligente besa sin enamorarse. Escucha, pero no cree. Y abandona antes de ser abandonada”.

(Marilyn Monroe - actriz e icono pop estadounidense)

☆

La luz de la mañana comenzó a iluminar el rostro de Beatriz... Se removió aún medio dormida y se acomodó mejor sobre la almohada. Notó como alguien la abrazaba y abrió los ojos desorbitadamente. Se dio la media vuelta y vio a Armando, que dormía profundamente.

B: Maldita sea… –susurró.

Quería… Necesitaba salir de allí. Intentó retirar con sumo cuidado el brazo de Armando de su cuerpo, para que no se despertase. Pero fracasó en el intento; este abrió los ojos y la sonrió, con mirada aún somnolienta.

A: Buenos días, mi amor… –se incorporó– ¿Qué tal durmió mi Julieta?

B: Bien… –se tapaba con las sábanas hasta el cuello– El colchón es muy… cómodo. Y… ¿usted?

A: ¡Oh! Hacía mucho tiempo que no dormía tan bien...

La echó una mirada pícara y cargada de deseo. Acababa de despertar, pero ya tenía ganas de ella y de su cuerpo. Betty lo adivinó en sus ojos y enseguida lo evitó.

B: Tengo que ir al servicio… ¿Dónde está? –se envolvió con la sábana.

A: En esa puerta... –señaló a una puerta dentro de la misma habitación– Si quiere nos podemos duchar juntos… –hizo un ademán de levantarse.
Estaba completamente desnudo y excitado. Betty desvió la mirada; no pudo evitar fijarse en su enorme miembro, apuntándola.

B: ¡No! –comenzó a recoger su ropa con celeridad inusitada– Tengo que irme.

El reloj digital que había sobre la mesita de noche marcaba las 8: 45 de la mañana.

B: Maldita sea… –volvió a maldecir– ¡Voy a llegar tardísimo!

A: Ya está todo solucionado… –impidió entrase en el cuarto de baño– Hace un rato desperté y llamé a Aura María desde el salón y le dije que estábamos en una importante reunión con Color Inc. –acarició su mejilla; la acorraló hasta que chocó contra la pared– Usted estaba tan dormidita que no se dio cuenta…

B: Don Armando, me tengo que ir… A las doce, Nicolás y yo vamos a ir a un concesionario para comprar un coche…

A: Pero hasta las doce hay mucho tiempo… –comenzó a besarle el cuello– Tiempo que podemos aprovechar los dos.

B: Pero… –intentó negarse, pero no pudo.

Armando retiró suavemente la sábana de su cuerpo y Betty volvió a quedar desnuda ante él. Habían hecho el amor cinco veces, a pesar de que ella le había advertido que sólo dormirían, tras la primera vez... Cenaron tranquilamente una pizza que Armando había encargado a domicilio. Betty no tenía mucha hambre y apenas tocó las porciones que Armando la sirvió en un plato. No se atrevía ni a mirarle a la cara mientras comían; pero él no podía dejar de mirarla. Después, él la pidió que viesen un rato el televisor, abrazados y echados en el sofá. Esa era la clase de relación que Armando le hubiese gustado tener siempre con ella.

Poco después de sentarse en el sofá, él comenzó a besarle el cabello y ella no pudo resistirse. La llevó en volandas hasta la cama y la desnudó de nuevo, donde hicieron el amor una y otra vez hasta caer exhaustos.