Abrázame como si nadie nos viera

Prólogo

Habían pasado cuatro años desde el inicio de la relación entre el famoso modelo Sergio De La Rosa y su novio Carlos. Todo empezó en un bar donde Carlos trabajaba de camarero para poder pagar un apartamento y conseguir salir de casa de sus padres. Ellos tampoco tenían demasiado dinero, por lo que no eran capaces de ayudarle. El local se abrió por primera vez justo en el barrio de Sergio, motivo por el cual frecuentaba bastante por allí. Su enamoramiento fue rápido, un flechazo inesperado que provocó el comienzo de aquella historia. Como cualquier otro romance, vivían en una nube de amor y felicidad pura. Pero no dudarían mucho esos instantes; Carlos le ocultaba de sus amigos, familiares, del mundo en general. Quería tener privacidad para que nadie se metiera en medio, aunque en la intimidad tampoco era demasiado cariñoso. Fue el primer amor de Sergio y le quería tanto que pasaba todo por alto.

Este tuvo que irse durante un mes a desfilar por varias ciudades de Francia, así que su propia casa estaría solo ocupada por el camarero, ya vivían juntos. Al surgir un imprevisto, volvió a Madrid antes de tiempo. No avisó a su novio para darle una sorpresa. Cuando llegó a su hogar, entró en la habitación después de dejar la chaqueta en una silla del salón y se quedó paralizado ante la imagen que se postraba delante de sus ojos. Carlos estaba en la cama desnudo junto a otro chico, retozando entre sus sábanas. Sintió que el mundo se le caía encima, el pecho le dolía tanto como si le hubiesen atravesado con una espada. No sirvieron de nada las súplicas, ni las excusas. Sergio salió de allí con el corazón roto y un sufrimiento que nunca imaginó que podía existir. A partir de ese momento algo en él cambió. Se juró a sí mismo que jamás volvería a enamorarse.

Raúl llegó a casa de la mano de su "amigo". Solo su madre sabía que era homosexual y de adolescente compartía con ella sus enamoramientos por los chicos famosos. La habitación estaba llena de fotos de uno en especial, un modelo al que empezó a seguir cuando tenía 16 años. Todavía con sus 24, era gran admirador de aquel chico de ojos marrones y sonrisa encantadora.

Su padre no conocía su sexualidad. Aunque sabía que a él le parecía bien que a cada persona le gustara quien quisiera, tenía apuro por salir a la luz y agrietar la buena relación que mantenían. Entró en la casa aún agarrado a su amigo para dejar unas cosas antes de ir a la biblioteca donde estudiarían. Pensó que no había nadie, pero los dos se encontraban allí. Al verles de la mano, una furia se adueñó de él provocando gritos y un enfado impropio de su persona. Su esposa intentaba calmarle, nunca imaginó que podría reaccionar así.

Después de una hora de fuertes discusiones, golpes y varios objetos rotos, aquel hombre echó de casa a su hijo mientras la pobre mujer lloraba desconsolada. Raúl fue a vivir con su mejor amiga mientras encontraba un apartamento. Se conocían desde la infancia, darían la vida por el otro. Tardó poco en regresar, cuando la enfermedad de su madre avanzó con gran velocidad. Pasó mucho tiempo cuidando de ella, compaginándolo con los estudios. Desde aquel instante, algo dentro del chico empezó a romperse, aunque intentó seguir siendo el mismo.