Clara fue de compras porque necesitaba bikinis nuevos. Era de las que hacía la maleta en el último momento, por lo cual tenía que encontrar al menos un par de ellos en ese día. Al pasar al lado de la Calle Montera, la figura de una persona conocida se alzó ante ella. Se detuvo delante, observándola sin un atisbo de sentimiento en la cara. La chica volvió a perderse en la infinidad de esos ojos azules que tanto misterio escondían.
—Nos estamos viendo mucho últimamente— dijo Rafael.
— ¿Acaso te molesta?— contestó con tono serio.
—Para nada. Me agrada verte.
La gente caminaba a toda prisa. El ritmo de la ciudad era frenético, a pesar del calor y de que la mayoría estarían de vacaciones, allí el mundo iba a mil por hora. Ellos se encontraban parados en mitad de la acera, cortando el paso a los viandantes que se quejaban porque estuvieran en medio.
— ¿Vas a algún sitio en especial o...?
—No. Acabo de examinar un plan de negocios y ya me iba— su voz era neutral. Tenía los ojos clavados en los de ella, consiguiendo que se estremeciera por la dureza de su mirada.
—Yo voy a comprar unos bikinis, que no tengo.
—Te acompaño.
Clara asintió con la cabeza y caminaron juntos hasta la siguiente tienda. Moría de curiosidad por saber de qué negocio se trataba, pero preguntar no serviría de nada. Después de entrar en un nuevo comercio, elegir un par de ellos y ponérselos, la chica salió del probador a petición de Rafael para recibir su opinión.
—Es demasiado... No sé cómo decirlo— se miraba por todas partes, buscando algo que le hiciese devolverlo a la percha. Era una chica bastante indecisa en cuanto a ropa se trataba. Al ser tan alta y delgada, no conseguía verse bien del todo.
—Sexy, esa es la palabra— el chico la echó un rápido vistazo— Si lo sé, me traigo las gafas de sol porque tu pálida piel me está dejando ciego. Échate mucha crema, Casper.
Clara le lanzó una mirada fulminante, haciendo que él se riera. Era extraño escuchar su risa, aunque en alguna fiesta ya había estado así. Sin embargo, llamaba la atención porque no pegaba nada con su personalidad.
—Que te jodan— espetó y le enseñó el dedo corazón.
—Pero te queda bien. Chica, compra ese que vas a Las Maldivas. Saca tu lado bad bitch y haz que tu novio se caiga de culo.
La rubia volvió a mirarse. Entró en el probador, saliendo de él a los cinco minutos con el bikini en la mano para pagarlo.
Se dirigieron hasta la hamburguesería más cercana a petición del chico. Mientras esperaban a ser atendidos, un par de chavales que no superaban los 20 años, intentaron colarse. Al darse cuenta, Clara empezó una discusión con ellos consiguiendo que se disculparan y les invitaran a comer por las molestias. Pidieron un par de menús y se sentaron al lado de la ventana, contemplando pasar a la poca gente que quedaba en la zona con ese horrible calor. Rafael comía su hamburguesa mientras ella daba un sorbo a su refresco. De pronto, se escuchó el sonido de una explosión. La gente comenzó a volverse loca al ver la cantidad de humo que se arremolinaba en la calle. Pocos minutos después, varios coches de policía aparcaron en mitad de la acera, con los agentes corriendo calle abajo.
— ¿Qué habrá pasado?— preguntó la chica, asustada.
Ambos se habían escondido debajo de la mesa, esperando que todo se calmara un poco. Rafael alzó los hombros y puso media sonrisa malévola. Al ver que Clara salía de debajo de la mesa para dirigirse a la puerta y cotillear, le agarró por la cintura para detenerla.
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Abrázame como si nadie nos viera
RomanceRaúl es fotógrafo, tiene un pasado difícil que aún le atormenta. Sergio es un famoso modelo al que rompieron el corazón y se niega a volver a enamorarse. Ambos comienzan a trabajar juntos y no se soportan. La química que tienen es innegable, todos...